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La desmitificación del comunismo a través de un personaje ficticio autobiográfico
por Dr. Liliana Soto-Fernández
John Jay College of Criminal Justice
La autobiografía de Federico Sánchez[1] (Premio Planeta 1977), de Jorge Semprún recuenta la expulsión de Federico Sánchez, del Partido Comunista de España[2]. El tiempo cronólogico de la obra es sólo de unos breves minutos, o sea que ocurre entre el momento en que Dolores Ibárruri, la Pasionaria, pide la palabra en la reunión plenaria del Comité Ejecutivo del PCE y el momento en que pronuncia las palabras que expulsan a Federico Sánchez del partido y lo condenan "...al infierno de las tinieblas exteriores." (ADFS, p. 16) La fuga mental es la que nos lleva a la reconstrucción de toda su vida en el partido desde el momento de su entrada hasta su expulsión.
Jorge Semprún explica lo que significa la expulsión cuando dice:
Fuera de la Iglesia no hay salvación, fuera del partido tampoco. Peor aún, fuera del partido no hay ni salvación ni existencia. Fuera del partido se deja de existir. Se convierte uno en un no-ser. Se hace uno transparente, ectoplásmico, nebuloso. (ADFS, p. 241)
El aislamiento a que la expulsión lo somete lo fuerza a convertirse en su propio interlocutor ya que necesita validar su existencia ante sí mismo y ante el partido que lo ha borrado de su memoria. El diálogo se desarrolla mediante la bifurcación del ser en "yo"/Jorge Semprún/presente y "tú"/Federico Sánchez/pasado que se enfrentan y dialogan para dar realidad a la nada en que se encuentran sometidos.
El yo pasado ahora convertido en tú permite al autor el distanciamiento necesario para poder enfrentar su pasado militante. Así lo expresa al enfrentarse con un legajo de papeles que contienen su poesía política de los años cuarenta: "En el espejo de la poesía política que escribía en mis lejanos años de juventud, se retrata la figura de un personaje del que ya puedo hablar con serenidad." (ADFS, p. 25) El distanciamiento le permite enfrentar las verdades que se había ocultado a sí mismo. Ejemplo de esto es cuando dice a Federico Sánchez "...entérate ya de una puñetera vez; nunca has sido un militante como Dios manda." (ADFS, p.12). El enfrentamiento con el pasado lo obliga a admitir ciertas verdades que desmitifican al partido ante sus ojos y que cambian la palabra partido de mayúscula a minúscula. Una de ellas es la memoria selectiva de los miembros del partido. Apoya su nuevo punto de vista citando el ejemplo de la memoria selectiva de Simón Sánchez Montero y de Francisco Romero Marín al hablar de la labor clandestina en una entrevista en Cuadernos para el diálogo en la que convenientemente olvidan a Enrique Líster. Lo logran dejando fuera los sucesos en que éste participó porque ya no es miembro del partido (ADFS, p. 241). Es por esto que Semprún/Sánchez necesita que la historia conste en su totalidad para evitar pasar a la inexistencia junto con los otros borrados ex-miembros del partido. Por consiguiente, se esfuerza documentar todos los hechos con fechas y detalles (ADFS, p. 244).
Semprún juega con el tratamiento de los hechos, fluctuando entre novela y autobiografía. Esto funciona muy bien ya que Federico Sánchez se debate entre la existencia y la inexistencia. Lo vemos también cuando Federico Sánchez observa que la Pasionaria tiene su intervención por escrito y añade que si hubiera sido una novela en ese momento se hubiera recordado el primer encuentro de Sánchez con Pasionaria (ADFS, p. 9) y dice cómo se habría presentado. Esto le permite introducir datos autobiográficos adicionales que completan la vida de Federico Sánchez y que lo basan historicamente, trabando su vida con la de los miembros del partido.
El tratamiento novelesco le permite rescatar a Federico Sánchez de la inexistencia ya que lo puede re-crear ante nuestos ojos. El lector, por ende, se enfrenta con la gestación desordenada de Federico Sánchez desde el momento en que germina en el personaje de Santiago hasta el momento en que cobra vida propia en Federico Sánchez.
Semrpún juega con la lengua del partido en su narración de los hechos y en la reconstrucción de su ser. La recreación se hace a la inversa partiendo de la irrealidad hasta llegar a la realidad. El juego semántico le ofrece la posibilidad de cuestionar la realidad del partido. Si Federico Sánchez no existe, el partido tampoco existe porque los dos quedan vinculados y atados a una misma realidad o irrealidad.
Semprún lanza su ataque señalando que: "...el marxismo es, ante todo, en su raíz y en su método, un ateísmo," pero que los miembros del partido han cambiado el dogma y "...para ser comunista hay que ser creyente..." (ADFS, p. 142). Semprún astutamente eleva al partido a nivel de creencia para asi cuestionar su realidad e idología.
El culto a la Pasionaria es uno de los puntos de ataque ya que el partido lo había utilizado para atraer y guiar a los jóvenes militantes. Pasionaria se presentaba como símbolo de mujer revolucionaria y de madre heroica. Como madre simbolizaba la madre del partido y la salvación de la juventud, algo así como su Vírgen María. El hijo de ésta, Rubén Ruiz, había sido transformado en el Cristo del partido que había venido a salvar al mundo del fascismo. Semprún/Sánchez utiliza la ideología expuesta por el partido para presentarse como hijo ideológico de la Pasionaria y por consiguiente, otro Cristo del partido. Su misión era la de redimir al partido y salvarlo de las estupideces que cometían.
Semprún/Sánchez se vale de la imagen creada por Santiago Carrillo al presentarse como una especie de Patrono Santiago, héroe salvador del partido y de España, que expulsa a Franco mediante la Huelga General e invierte los papeles y lo convierte en una especie de Judas Iscariote que traiciona al partido con sus tonterías y que trata de negar la existencia del verdadero salvador, el verdadero Cristo del partido: Semprún/Federico Sánchez.
Forzado por expulsión a las tinieblas, Semprún se ve forzado a re-crear a Federico Sánchez y nos lleva a conocer el proceso de gestación de Federico Sánchez, primero como ente de ficción y luego como personaje de carne y hueso. El primer asomo de Federico Sáncez ocurre en una pieza de tres actos que escribe en 1947 y que se titula Soledad y donde lleva el nombre de Santiago:
...Santiago, era en cierto modo la primera encarnación imagianaria de Federico Sánchez. Era un ente de ficción que preparaba mi acceso a la realidad —también cargada de rasgos ficcionales, sin duda— de Federico Sánchez. (ADFS, pp. 100-101)
Soledad es una obra inédita de Semprún escrita en francés que trata el tema de la huelga de los trabajadores de Bilbao de 1947. Soledad es la hija en la novela y se cree que representa a Pasionaria debido a la coincidencia de fechas y el culto que el joven Semprún rendía a la figura ésta. Semprún no lo niega pero no lo confirma tampoco. Sin embargo, se esfuerza en notar que el nombre de Santiago no tenía nada que ver con Santiago Carrillo. A pesar de las protestas de Semprún sobre el nombre de Santiago, la obra trata temáticamente el tema de la huelga general, unas de las pasiones de Santiago Carrillo. Esto nos deja pensar que Carrillo haya sido su inspiración aunque no lo admita.
Federico Sánchez acquiere presencia pública como personaje real el 9 de febrero de 1956 con la reproducción por toda la prensa del Movimiento de un artículo suyo titulado "Sin dogmatismos preconcebidos." (ADFS, p. 36) Éste había aparecido en Mundo obrero y tenía que ver con el papel de los comunistas en la universidad. Desaparece o deja de existir como personaje con la expulsión del partido. El proceso se re-crea en La guerre est finie (1965), un guión cinematográfico, donde Diego Mora, un ente de ficción, lleva a Federico Sánchez, real operativamente, a la realidad de carne y hueso de Jorge Semprún. La guerre est finie temáticamente iguala a Soledad centrándose en la huelga general. La diferencia está en que Soledad celebra el triunfo de la huelga y La guerre est finie la critica. Es el ciclo completo de ilusión a desilusión, nacimiento y muerte. Los títulos de estas dos obras son altamente significativos en el proceso creativo del autor. Soledad porque indica su pasión e inspiración, la mujer revolucionaria dirigente del partido, la madre y la experiencia que lo dispara a nacer como personaje, su soledad e aislamiento. Soledad/Pasionaria/Dolores Ibárruri lo lleva a ilusionarse, a creer en el comunismo. La guerre est finie porque es el final de la ilusión, el final del proceso, la pérdida de fé y la reincorporación de Semprún con una parte pasada de su existencia. Las dos obras permiten a Semprún la re-creación del círculo de vida de Federico Sánchez como personaje literario, un ensayo de la vida que llevará a cabo Jorge Semprún, alias Federico Sánchez, como militante en el PCC y que se recoge en Autobiografía de Federico Sánchez.
Santiago Carrillo resurrecciona a Federico Sánchez en 1974 cuando ya nadie se acordaba de él para vincularlo con Semprún y "desprestigiarlos jesuísticamente a ambos" (ADFS, p. 265). Semprún decide que si Carrillo lo resucita, tendrá que enfentrarlo y dice: "Tendrá que confontrar su desmemoria con la memoria de Federico Sánchez."(ADFS, p. 265)
Semprún arremete contra el partido que lo rechaza y aniquila con claridad y fuerza de palabras secundadas de datos verificables. El lector se siente intruso aunque fascinado ante el debate que saca a relucir los secretos más íntimos de ambos. No es a nosotros a quien se dirige sino al partido, con o sin mayúscula. Ése es su verdadero interlocutor y es a él a quien busca y necesita para ganar existencia. Federico Sánchez en su papel de interlocutor es por consiguiete doblemente funcional ya que le sirve a Semprún/Sánchez para validar su existencia ante sí mismo, al igual que ante Carrillo/ el partido.
El desarrollo de la historia de Federico Sánchez es irregular, sin seguir una secuencia lógica. Esto funciona muy bien porque lo que discute es ilógico: la inexistencia. Semprún alude a la ilogicidad de la escritura diciendo que no escribe "como Dios manda" (ADFS, p. 183) con principio, medio y final en seguimiento, como en la historia del Génesis. No lo hace porque no es Dios y los modelos bíblicos le aburren (ADFS, p. 183). Él opta comenzar su historia desde el final, el momento de la expulsión, y llega al principio mediante la fuga mental.
Semprún se vale de las mismas tácticas del partido para atacarlo y comprobar su propia realidad. A través de las contradicciones escrutiniza al partido y comprueba sus fallos. Gana realidad mediante la irrealidad de la creación literaria combinando astutamente ficción y autobiografía al utilizar la obra literaria para gestar la vida de un hombre de carne y hueso. La combinación de estos dos géneros literarios, novela y autobiografía, funciona perfectamente para darnos una visión de 360 grados de un sistema fallido e irreal en su lógica y metodología. La novela le permite ensayar soluciones posibles en cuanto a la presentación del material y le permite conectar hechos adicionales que no hubieran tenido cabida dentro de una autobiografía lineal. La novela también le permite el ensayo de autobiografías alternas que luego desarrollará en el plano documental. La autobiografía, por su parte, le permite centrar la atención en el personaje real de Federico Sánchez que el partido ha desplazado de la realidad y que ahora se convierte en centro de atención aunque sólo sea narcísisticamente:
Y puesto que Federico Sánchez es el protagonista de ese relato, dejémosle hablar a sus anchas. Si eso se asemeja al narcisismo, diré para justificarme que ese narcisismo es el de la obra, el de la empresa misma: está inscrito de antemano en la estructura del texto. (ADFS, p. 270)
Federico Sánchez narra su génesis a la inversa no para llevar a creer sino para que aprendan a descreer las supuestas verdades del partido. Todo tiene otra parte y la obra funciona mediante las dualidades: Semprún/Sánchez, realidad/irrealidad, existencia/inexistencia, héroe/traidor, ilusión/ desilusión con el partido, etcétera. La estructura circular sirve al narcisismo del género autobiografico ya que la obra comienza y termina centrada en el mismo punto de interés: Federico Sánchez y su expulsión del partido. Sólo esto interesa porque define su existencia o inexistencia.
La gama completa de la experiencia de Semprún con el PCE se explora a través del recuerdo de Josef Frank, secretario adjunto del PC de Checoslovaquia. La injusticia cometida con Frank paraleliza a la cometida con Semprún. Curiosamente, Semprún/Sánchez fue parcialmente responsable de la injusticia cometida con Frank por el silencio que guardó cuando lo condenaron a muerte y lo ajusticiaron en la horca después de confesar que trabajó para la Gestapo en el campo de concentración de Buchenwald. Semprún examina su conciencia y admite que no proclamó la inocencia de Frank por miedo a que lo expulsaran del partido (ADFS, pp. 128-9). Su silencio ante esta injusticia lo persigue y al recordarlo jura:
Nunca jamás, cualquiera que fuese la circunstancia, cualquiera el precio a pagar, volvería a sacrificar la verdad en aras de la pragmática Razón de Estado o de Partido. (ADFS, p. 140)
La ironía de su silencio corta como una navaja ante el hecho de su expulsión. Semprún/Sánchez pasa por diferentes periódos en el partido:
1941-1953. Ilusión. Entra en el partido a los 18 años. El partido representaba "...un instrumento de la lucha revolucionaria, uno entre otros, cuestionable en algunos de sus aspectos, siempre modificable." (ADFS, p. 129) y define su papel dentro del partido como el de un "intelectual revolucionario." Escribe poesía en la que recoge su idealización del Partido, en letra mayúscula.
1953 - 1962. Ascenso en el Partido. La muerte de Stalin lo lleva a convertirse en dirigente político clandestino. Su ascenso, según admite, fue cuestión de suerte y no de mérito. La clandestinidad lo llevó a poner a un lado sus dudas. Desde 1956 el partido rehusó la autocrítica publica y echó a un lado los valores estalinistas; el partido queda como símbolo de todo.
1962 en adelante. Periódo de cambio a partir del retiro de la clandestinidad. Santiago Carrillo retira a Sánchez de la clandestinidad aduciendo razones de seguridad. Todo comienza a cambiar al enfrentar la injusticia del retiro de su trabajo. El retiro se debió no a razones de seguridad sino a diferencias de opinión en cuanto a la política agraria del partido. El choque directo con el Espíritu-de-Partido comienza al ver que su sustituto, José Sandoval, se destacaba a la vista por su aspecto de forastero. La clandestinidad peligraba por la irresponsabilidad de Carrillo, que se dejaba regir por sus gustos y disgustos. Semprún se vale del discurso de Fidel Castro en el Primer Congreso del Partido Comunista en Cuba para atacar el centralismo democrático del partido. Dice que Fidel idolatra abiertamente al partido y lo convierte en la razón de la revolución (ADFS, pp. 164-5). El PCE hace lo mismo, pero a escondidas. Dice que Fidel al definir al partido a quien define es a sí mismo: "... el partido es su ego y su superego. El partido lo resume todo y en Él el partido se consume, o sea , es consumido y consumado."(ADFS, p. 166) Señala que Santiago Carrillo es el equivalente europeo de Fidel Castro e indica que la única diferencia es que Carrillo se expresa con la elegancia del siglo XX mientras que Fidel habla aún con "la lengua de la burguesía colonial española"(ADFS, p. 167). Sin embargo, los dos dicen lo mismo: "El partido lo resume todo." (ADFS, p. 171) y a través del partido a quién rinden culto es a sí mismos.
1965. Expulsión y enfrentamiento con la realidad: el partido se ha convertido en propósito, en finalidad de acción y éste no puede ser el fin sino el medio para llevar a cabo el cambio o sea "..., un instrumento coyuntural, siempre modificable...del movimiento revolucionario." (ADFS, p. 171). Semprún indica que:
La idolatría del partido va en contra de los ideales de la revolución soviética que pedía el poder para los soviets y no para el partido.
Lenin viola sus propios principios al instalar a los viejos bolcheviques en puestos de alta responsabilidad con el triunfo de la revolución.
La nueva visión leninista es la razón porque "...la revolución rusa pierde su vocación y su significación universal, y se convierte en una mera peripecia de acumulación del capital social en una sociedad atrasada."(ADFS, p. 174) y al igual que en el capitalismo el poder se convierte en la fuerza que lo controla. El capitalismo es controlado por la plusvalía privada y el comunismo por la plusvalía estatal. Establece ésta como la razón de la rivalidad de los dos sistemas.
El partido es irresponsable y no mira por la seguridad de sus integrantes que se ven forzados a proveerse sus propios papeles como le pasó a él en su primer viaje clandestino a España en 1953. Otros fallos son el no proveer residencias seguras a los militantes que desempeñan trabajos sensitivos.
Ataca al partido por las purgas estalinistas en que caen Josef Frank, Laszlo Rajk, Rudof Slansky, Geminer y otros del partido checoslovaco.
Acusa a Gregorio López Raimundo de haber estado involucrado en el asesinato de León Trosky(ADFS, p. 196).
Ataca a Carrillo por expulsarlo a él y a Claudín por diferencias ideológicas para luego apropiarse de esas mismas ideas y presentarse como eurocomunista.
El fallo de la huelga nacional es el subjetivismo del partido y de Santiago Carrillo en particular.
Es curioso notar que despues de su expulsion del partido en 1965, Semprún retoma los valores con los que entró al partido en 1941, es decir, que el partido es sólo un instrumento coyuntural al servicio de la revolución. Los años intermedios reflejan la influencia del Espíritu_ de_ Partido y no son representativos de los valores auténticos de Semprún. Evidenciamos entonces la desmitificación total del partido.
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Obras citadas:
- Semprún, Jorge. Autobiografía de Federico Sánchez. Octava edición. Barcelona: Planeta, 1978.
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Obras consultadas:
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Notas:
1. Jorge Semprún, Autobiografía de Federico Sánchez, octava edición (Barcelona, Planeta 1978). En adelante citada como ADFS.
2. En adelante citado por las siglas PCE.
Texto, Copyright © 2005 Liliana Soto-Fernández.
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