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Palabras para el comienzo de un milenio*
por Rafael Fauquié
Presentación de Luis Miguel Madrid
Si el azar les ha acercado a este texto, deberán tener en cuenta que es sólo una muestra
de una obra mayor que habla precisamente de las circunstancias y relaciones personales
o sociales entre las palabras que se escriben y las que se leen, y también de las
casualidades que nos traen y nos llevan a esas lecturas. Por ello, estas palabras
que por cualquier casualidad han viajado hasta sus ojos, tarde o temprano le llevarán a
El azar de la lectura, que su autor, Rafael Fauquié, ha organizado con un
prólogo, veinte capítulos y un apéndice con dos reseñas de lectura placentera.
Tratan de tolerancia, de moral, de justificaciones, de asombros, de poesía o de
viajes, con referencias exactas y valiosas aportaciones a la sabiduría encontrada
en otros autores emblemáticos. En todos ellos la protagonista es la palabra, ese
juguete que utiliza la mente para diferenciarse o parecerse a otros seres y que
nos sirve, entre otras cosas, para pensar.
El capítulo de presentación, Palabras para el comienzo de un milenio, tiene como referencia
las Seis propuestas para el próximo milenio de Italo Calvino y como en ellas, Fauquié
refleja en ciertas voces algunos de los argumentos centrales de nuestra sociedad, relacionándolos,
como de otras maneras hará en el resto de los artículos, con el arte de vivir.
La trayectoria literaria y experiencia profesional en los campos de las Ciencias Sociales, Lengua y
Literatura han justificado el éxito e interés suscitado con la edición (prácticamente agotada) de
El azar de la lectura, (Caracas, Galac, 2001).
Babab se honra en participar en la difusión de la obra de Fauquié para lo que pretendemos seguir
publicando sus ensayos en los próximos números y el texto completo de El azar de las lecturas en
la Biblioteca Babab.
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PALABRAS PARA EL COMIENZO DE UN MILENIO
En alguna parte de su obra, dice Italo Calvino:
"Desde que la ciencia desconfía de las explicaciones generales y de las soluciones que no sean
sectoriales y especializadas, el gran desafío de la literatura es poder entretejer los diversos
saberes y los diversos códigos en una visión plural, facetada del mundo".
Quizá demostrar esto
fue lo que se propuso al escribir su último libro Seis propuestas para el próximo milenio.
Texto original tanto por su hechura como por su historia. Calvino lo escribió como guía de
lo que iban a ser sus conferencias en las "Charles Eliot Norton Poetry Lectures", en la
Universidad de Harvard. Murió una semana antes de su viaje a esta universidad, y con las
conferencias ya listas para ser dictadas. A pesar de su título, componen el libro cinco
conferencias -la sexta se perdió y nunca pudo ser encontrada- todas relacionadas con un
mismo tema: imágenes que debería rescatar el porvenir de entre la memoria de la humanidad.
Calvino relaciona esas imágenes con una serie de palabras: "levedad", "rapidez", "exactitud",
"visibilidad", "multiplicidad"... Todas voces de épocas, todos nombres de espacios y tiempos
humanizados.
Después de leer Seis... quise parafrasear ese esfuerzo ilustrando sobre algunos vocablos
ciertos signos centrales de nuestro tiempo. Los reduje a cinco. Hubieran podido ser más. Hubieran
podido ser otros. Mi elección, sin duda arbitraria, no tuvo otro propósito que escuchar ésta, mi
época.
EXCENTRICIDAD
Ausencia o carencia de centro; desvanecimiento o desbordamiento de los límites, marginalidad de cuanto escapa a la norma. En nuestros días muchas cosas parecieran propender a la excentricidad: valores, rostros, comportamientos, actitudes, referencias... La excentricidad nos arrastra hacia nuevas percepciones, otras formas de distinguir y valorar. Ella impone la irreverencia, la iconoclastia, la desconfianza. Convierte en referencia lo diferente, lo extraño, lo errático. Postula la realidad como insuficiente. La excentricidad prolifera en superficies y rutas de nuestro presente señaladas por cierta mitificación de lo fugaz y lo transeúnte. Lo eventual, lo casual, lo extraño se hacen, así, respuestas, paradigmas.
Lo excéntrico impregna formas y disposiciones. Acepta la inconclusión y lo inacabado como
imaginería de lo interminable. Excéntrica es cierta retórica del absurdo que hoy nos rodea por
doquier; sintaxis de la ambigüedad y el retruécano, de la apariencia y el soslayo, de la
hiperbolización y la contradicción. El absurdo de lo excéntrico nos ha familiarizado con
el asombro. Ha rutinizado la sorpresa y el desconcierto. De la mano de lo absurdo nos
hemos acostumbrado a recorrer, cotidianamente, todas las escalas de la extrañeza.
DEVASTACIÓN
La devastación, emblema de lo calcinado, lo seco, lo muerto, lo arrasado, nos dice que las cosas podrían no volver a ser como alguna vez fueron. La devastación es una conclusión frente a la proliferación de ciertas tecnologías carentes de objetivos. Es el corolario de un creciente rechazo a cierta mentalidad que por mucho tiempo ha tenido el hombre: la de despreocupado ocupante del espacio en que habita.
Aridez, desertificación, vacío son sinónimos de la devastación. El renacer de las cosas, imagen siempre asociada al ciclo vital de nuestro planeta, desaparece en un imaginario que alude a muerte y, sobre todo, a imposibilidad de renacimiento. En el pasado, la devastación era imagen asociada a localizadas superficies. Ahora, la devastación se emparenta a la convicción de globalidad que nos envuelve. Los espacios arrasados crecen y amenazan con contaminar o debilitar a todos los otros espacios. La devastación, aquí, es un peligro para cualquier otro lugar: cercano o lejano. La devastación es multiplicante y atrozmente invasora. Proclama una retórica que impone el desánimo, el temor, la claudicación. Impone una verbalización de futuros desvanecidos; un despojo del después en el ahora.
VIOLENCIA
"La humanidad está condenada a oscilar entre el oportunismo y la desesperación", escribe Cioran
en su libro La caída en el tiempo. Oportunismo y desesperación: dos nombres posibles de la violencia.
Como la percibimos hoy: abrumadora, irracional, festiva, la violencia se convierte en expresión proliferante que todo lo engulle y contamina. Violencia de imágenes, códigos y comportamientos dentro de un mundo tergiversado por muy erráticos protagonismos; meridiano de una pesadilla sin definición. La violencia se adhiere a todas las representaciones: música, cine, plástica, lenguajes, costumbres, valores. La violencia es convulsión y agonía de espasmos, signo disolvente de incoherencias, fragmentación y desarticulación de espacios y referencias, ruptura de superficies y sinsentido de lugares. Las estadísticas han convertido a la violencia en una numeración del desasosiego.
Un avizorador de la violencia de nuestro siglo XX fue Kafka. Pero en los laberintos kafkianos la violencia la ejercían los otros sobre un siempre desprotegido yo. Los actuales íconos de la violencia predican un mensaje diferente: individuos voluntariamente colocados al margen de espacios colectivos, convirtiendo su diferencia en agresión y su agresión en esencial signo identificador; violencia, sobre todo, autodestructiva.
VIRTUALIDAD
Mitología de la representación y de la veracidad de la representación; complejidad de la realidad reducida a sus falsas reiteraciones. Por la virtualidad podemos recorrer todos los espacios imaginables sin movernos de un sitio convertido en atalaya. Virtualidad de la copia capaz de reproducir cualquier original hasta el infinito. Copias que hacen indiferenciable la verdad del artificio. Confusión en un mundo donde crecientemente proliferan las apariencias. Grandes centros de atracciones reproducen espacios referenciales en inmensas copias de cartón piedra y plástico. Oscuras salas de cine acondicionadas con sofisticados aparatos recrean adecuadamente los "efectos especiales" más veraces. Alimentos sintéticos poseen el mismo sabor que un imitado original; sucedáneos que remedan sabores. En suma: costumbre a la copia, rutinización del artificio.
Virtualidad como ilusión de cercanía física: cosas, lugares y acontecimientos percibidos como imágenes próximas. El hombre cree vivir cuando lo que hace es sólo observar. Cercanía de un entorno en apariencia cada vez más al alcance de la mano. En última instancia, ¿qué está al alcance de la mano? La proximidad aparente replantea el sentido de las acciones y los acontecimientos. Los seres humanos sentimos que nos multiplicamos en una ubicuidad ficticia.
GLOBALIZACIÓN (y solidaridad necesaria)
Un espacio planetario superpoblado e hipercomunicado, convierte a la solidaridad en necesaria forma de convivencia. La globalización nos impone la cercanía. Esto que sucede aquí, en este rincón del planeta, puede afectar al planeta todo. Devastar la selva amazónica para que Brasil desarrolle un proyecto de industrializacón, podría significar la alteración climática en toda la Tierra. Unas bombas atómicas lanzadas como grotesco ensayo militar por un país que aspira aún a ser percibido como poderoso, resultan amenazantes para todas las naciones del mundo. Hemos llegado a un tiempo en el que los hombres nos observamos con suspicacia porque los errores de unos los podemos terminar por pagar todos. Nuestro mundo globalizado no deja de aludir a una supervivencia que sólo satisfaremos a partir de una genuina solidaridad humana.
GLOBALIZACIÓN (en inglés)
El filósofo Gianni Vattimo comenta que
"la pluralidad de las visiones del mundo no es la convivencia
pacífica de múltiples estilos, artísticos o de vida, de un musée imaginaire, sino que da lugar a
conflictos, reivindicaciones de validez, afirmaciones de pertenencia".
Globalización, pues, como tensión, equilibrio precario, frágil concordia o necesaria concordia.
Algo que podría comenzar por apoyarse en un idioma universal de uso práctico en el que crecientemente
comunicarnos los hombres. Suerte de nuevo esperanto, el inglés norteamericano, nos acerca a todos
los seres humanos en cualquier parte del planeta alrededor de sencillos y similares códigos. El
inglés norteamericano se convierte en lengua universal por excelencia; voz de un mundo cada vez más
homogéneo repleto de aeropuertos, hoteles, centros vacacionales y homogéneas ciudades. Los más
disímiles espacios del planeta disponen, infaltablemente, de un rótulo en inglés que cualquiera
es capaz de entender. Otro mecanismo de la popularidad de la lengua de los Estados Unidos: el cine.
En las películas norteamericanas, proyectadas a lo largo y ancho del mundo, todos escuchamos hablar
en inglés, mientras leemos los subtítulos traductores. El público planetario se acostumbra a distinguir,
en la fuerte vocalización nasal del acento norteamericano, la voz de la historia de la humanidad: todos
los protagonistas del pasado hablando en inglés. Los emperadores romanos hablaron en inglés. Gengis
Khan y Cleopatra hablaban en inglés. Moisés habló en inglés. Hasta Dios habla inglés y entregó las
tablas de la ley a un Moisés que, en inglés, agradeció este gesto. El inglés norteamericano es la
voz en que nuestros días parecieran identificar todos los protagonismos del itinerario humano: de
su pasado y su presente; y, sin duda, también los del futuro: interminables películas se encargan
de narrar las peripecias de habitantes de futuras galaxias en las que, a lo largo y ancho de sus
más recónditas superficies, se hablará en inglés.
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RAFAEL FAUQUIÉ nació en Caracas, en 1954. Licenciado en Letras por la Universidad Católica
Andrés Bello (1977). Postgrado en Sociología de la Literatura en la Escuela de Altos Estudios en
Ciencias Sociales de Paris (1979). Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Central de
Venezuela (1984).
Entre 1979 y 1985, Director de los seminarios de literatura venezolana en la Universidad
Católica Andrés Bello. Desde 1980, profesor del Departamento de Lengua y Literatura de la
Universidad Simón Bolívar, institución de la que es Profesor Titular y en donde ejerció
entre 1989 y 1993 el cargo de Director de Extensión Universitaria.
Ha publicado los siguientes libros: Espacio disperso, Caracas, Academia Nacional de la Historia,
col. El Libro Menor, 1983; Rómulo Gallegos: la realidad, la ficción, el símbolo, Caracas, Academia
Nacional de la Historia, col. Estudios, Monografías, Ensayos, 1985; De la sombra el verso (poesía),
Caracas, Epsilon Libros, 1985; El silencio, el ruido, la memoria, Caracas, ed. Alfadil, col.
Trópicos, 1991 (Premio CONAC de Ensayo, "Mariano Picón Salas", 1992); La voz en el espejo, Caracas,
ed. Alfadil, col. Trópicos, 1993; La mirada, la palabra, Caracas, Academia Nacional de la
Historia, col. El libro Menor, 1994; Espiral de tiempo, Caracas, Fundarte-Equinoccio, 1996;
Arrogante último esplendor, Caracas, Equinoccio, 1998, Puentes y voces, Caracas, ed.
Sentido, 1999; El azar de las lecturas, Caracas, ed. Galac, 2001.
Notas:
*.A propósito del libro de Italo Calvino: Seis propuestas para
el próximo milenio, Madrid, Siruela, 1990.
Texto, Copyright © 2003 Rafael Fauquié.
Todos los derechos reservados.
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