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Simple Minds. Viaggio in Italia.
por César R. Castillo
"Wire them up, Fire them up
The life and times, the art and talk..."
(J. KERR: "King Is White & In The Crowd")
El bienio 2001/2002 ha representado una inequívoca suerte de
"aggiornamento", y verdadera resucitación, para una de las bandas más paradigmáticas, en
cuanto a contenido y sentido, del "pop-rock" anglosajón de una bien definida época, los
años 80 (del siglo pasado, debe entenderse...): SIMPLE MINDS, la controvertida -a no decir
"maldita"-, formación escocesa. El adjetivo se aplica a artistas de "espectro MUY distinto"-
banda emblemática que alcanzó todos los olimpos posibles durante tal década, teniendo además
el atrevimiento de sobrevivirla de largo -mal que peor... Un acontecimiento, de tintes veraniegos
pero realidad insólita (o casi) nos los trae a estas páginas: "Boca a boca", o "thread de
Internet-a-thread de Internet", el en principio último concierto de la inicialmente prevista gira de los de
Glasgow fue adquiriendo cartas de "Congreso Catequésico" para los incondicionales de la banda liderada
por Jim Kerr. ¿La razón? El ínclito (y carismático) cantante ha residido allí de forma fija durante los
últimos años, llegando a apoyarse sin vacilaciones en músicos autóctonos, por más que afines, para la
grabación del último CD de la histórica marca, CRY. El evento, como relatamos, fue creciendo
de forma proporcionada o no, según los gustos, hasta verterse en una fórmula de "Concierto/Congreso" de
muy eventual parangón. Simple Minds habían sido incluidos en el programa "TaorminArte 2002", esto era
así, pero el periplo prestigioso se hacía -y se hizo- extensivo al "Festival di Musica Contemporánea
2002" -celebrado en Fano, Marca-: Un anual encuentro, escanciado por el cantautor catanio Franco
Battiato, viejo amigo (desde los "dorados" ochenta) de Kerr, que este mismo año había logrado
congregar a las figuras magnéticas de Lou Reed / Laurie Anderson y Nick Cave (culminando el programa
"Il Violino e la Selce"). El escueto recorrido italiano de los Minds, incluyendo un paso por Roma y
rematado en Liguria con su recital en el portuario marco de Imperia Banchino/Porto Mauizio
quedaba así sellado, y el combo británico recibía en plena cara una vaharada de refrescante aliento,
después de toda una década de ánimos (más o menos) decadentes.
LA CELEBRACIÓN DE UN RETORNO. TAORMINA, 26 DE JULIO DE 2002
La expectación, no puede dejarse de admitir, era formidable: Como decíamos, a través de Internet
seguidores ingleses, italianos, franceses, centroeuropeos, etc. Se habían agregado a una convocatoria
que incluso tenía una vestimenta propia: El "Claddagh" irlandés, anagrama gaélico de la amistad y
protagonista de tantos de los "art-works" de la discografía del grupo, empezando por aquella elegantísima
portada de Live (In the City of Light), sobre el fondo blanco de unas camisetas blancas que tal vez se
elevaran con un regusto nostálgico -los últimos ochenta, el clímax del "furor-U2", etc...- pero que
obtuvieron su recompensa no sólo con un "happy-day" para video-cámaras y similares, sino con una
opípara cena a cargo del maestro de ceremonias para los más contumaces (y emblanquecidos) "fans" (según cuentan... ).
Antes nos hemos referido a la monumental condición del escenario elegido, y ello no podía ser más patente en las horas (y minutos) previos de inmediato al concierto. Taormina es una villa muy antigua, supuestamente fundada por Andrómaco en el 358 a.C.; recibió el bautizo de "Perla del mar Jonio" e, incrustada en el interior de un mixto paraíso natural de mar y montaña, sufrió la destrucción (pero inmediata reconstrucción) por parte de los árabes.
Todo se había conjurado para que "espontáneamente", esta fuera la gran cita reivindicativa para
un grupo que, es cierto, llegó lejísimos (demasiado, para buena parte de la crítica) a finales de
los ochenta, pero que ha sabido resistirse a su liquidación. Los momentos bajos no han faltado.
El marco histórico-natural estaba servido además por unas precisas declaraciones del propio Jim
Kerr en el que invocaba reminiscencias del momento, si no más álgido, tal vez más taumatúrgico para
los conaisseurs -la gira correspondiente al álbum New Gold Dream (198!/82/83/84) (1982)- cuando,
según sus propias palabras, se prometió a sí mismo repetir, en algún momento de una carrera que se
presentaba algo más que prometedora, en el escenario sugestivo del Anfiteatro Grecorromano, joya
histórico-cultural con el férvido volcán Etna (uno de los pocos activos en Europa) al fondo. El
omnipresente "dandismo" pseudointelectual frecuentado por Simple Minds a lo largo de casi tres
décadas se conjugaría en verdad bien con ese genuino decorado donde aún resuenan para los turistas
filólogos los versos de Sófocles o Eurípides.
Rondaban las nueve y media de la noche, cuando el antiquísimo coliseo mudaba de luces y la introducción musical se acallaba, para delirio del respetable, a favor de la vertiginosa línea de bajo (el del recién incorporado, y jovencísimo, Eddie Duffy) de una gema del Eurodance pangermánico y ochentero: Sí, era New Gold Dream (1981-84), clásico por derecho propio que, sin embargo, jamás fue single... Con las lejanas costas calabresas a nuestras espaldas y la magnificente pero invisible presidencia del Etna, "EL Concierto" había comenzado. La energía con que el líder y "front-man" Jim Kerr salió al proscenio confirmaba las expectativas: No se trataba de una cita cualquiera. Se echó de menos, no obstante, el segundo tema de la "set-list" a lo largo de la primera parte "primaveral" de esta gira -que en España les había traído a Valencia, Vigo y Madrid-, un I Travel lujuriante y evocativo -¡cuántos años sin escucharlo en vivo!-, así como algún otro tema de las épocas iniciales (en concreto, Up on the Catwalk y Glittering Prize). Pero, comparativamente, no iba a haber motivo para la queja, aquella cálida noche siciliana: veinte "sets" en total, en medio de una fase del tour en la que unos Minds tal vez demasiado inseguros se han descolgado a menudo con dieciocho o diecinueve. No era esta exactamente una gira "de grandes éxitos": Sin embargo, los clásicos tuvieron prioridad, continuando de hecho el recital con otro tema ausente del repertorio por muchos años, la gozosa Speed Your Love to Me. Un melodioso Big Sleep, para lucimiento del nuevo pianista, Andy Gillespie, y la "entrada en materia" con el segundo single del más reciente álbum, una pieza de buen funky blanco titulada One Step Closer. La alternancia entre tiempos parecía garantizada: Tres "sets" consecutivos para el virtuosismo a la guitarra del "cerebro musical" de Simple Minds, Charlie Burchill (la gloriosa Love Song; la concesión a la etapa más comercial y estandarizada, See the Lights; y, al fin, un Ghostdancing algo desmayado, sin las "citas", como el Gloria de Van Morrison que el espídico Kerr gusta a menudo de intercalar...) Era el meridiano del recital, marcado por el más conocido tema de los escoceses, un Don't You (Forget About Me) que nunca parece cansar a los incondicionales, así como también ocurre con el sempiternamente coreado Alive & Kicking. Antes de los "encores", la melancólica Someone Somewhere in Summertime y el "eurosoul" de She's A River, aunque tampoco podían faltar a la cita el último éxito, Cry, y el himno de Sparkle In The Rain, la subyugante Waterfront. La mejor noticia para los seguidores del quinteto (basta con "oír" su "voz" en los foros cibernéticos oficiales es el formidable estado moral de Jim Kerr: No sólo su poder de seducción masiva sigue intacto, sino que parece haber superado por el momento cierta fase de indolencia o hartazgo que cabe situar en el tiempo hacia la gira de "Good News From The Next World". Para los primeros bises, las Mentes Simples se reservaban, sucesivamente, la más agradable sorpresa de la gira: El instrumental Theme For Great Cities, con un Mel Gaynor pletórico, como siempre; seguido de un Promised You A Miracle demostrativo de cómo los modulados registros vocales de Jim Kerr han evolucionado desde 1982. En medio, dos nuevas muestras bailables de su último trabajo, la Spaceface del cantautor Sean Kelly y la sensacional e íntima New Sunshine Morning. El fin de fiesta lo pusieron la entrañable Belfast Child -soflama política basada en el tradicional She Moves Through The Fair e incluida en Street Fighting Years - y otro gran éxito de los ochenta, Sanctify Yourself.
24 AÑOS DE ¿ESPURIA O GLORIOSA? HISTORIA: APUNTE DE CRONOLOGÍA
1958: Nace Charles Burchill (futuro guitarra, teclista y compositor) en los Gorbals, la zona obrera de Glasgow.
8 de Julio de 1959: Nace James Kerr (posterior cantante, letrista y líder de Simple Minds) en la misma barriada glaswegiana. De origen muy humilde, sus primeras vocaciones se orientan hacia el teatro, con el que experimentará en el Citizen Theatre a través de la Escuela Católica de Holyrood.
1973: Burchill y Kerr conocen a Brian McGee (batería fundacional), extravagante conocedor
de la escena "glam", que les inicia en los sonidos de David Bowie, los primeros Genesis,
Roxy Music y los (más olvidados) Wizard, liderados por Roy Wood.
1976: Tras abandonar los estudios Kerr, el trío funda la banda "punk" Johnny & The Self Abusers.
Las influencias de Sex Pistols, de los Buzzcocks de Pete Shelley y
del Lou Reed de la época cobran mayor importancia. Al año, se incorpora
John Milarky como segundo vocalista, después de Kerr.
1977: Bajo la égida de John Cale, Television
o Jonathan Richman, van surgiendo las primeras composiciones:
Pablo Picasso, Dead Vandals... Ofrecen regulares conciertos en el claustrofóbico
Mars Bar Club de su ciudad natal. El repertorio se compone, sobre todo, de versiones de los Pistols.
En noviembre sale a la venta el primer single, Saints & Sinners.
1978: Con motivo de un concierto, teloneando a Steel Pulse en la sala Satellite City, el grupo adopta
definitivamente el nombre de SIMPLE MINDS, tomado de una línea de la letra del Jean Genie de David
Bowie. Tony Donald (bajo) y el teclista galés Mike McNeill se incorporan,
aunque el primero es rápidamente sustituido por Derek Forbes, procedente de The Subs.
Primeras demos grabadas: Did You Ever, Cocteau Twins... En agosto telonean a Generation X
(banda de Billy Idol) en Edimburgo. De la mano del manager Bruce Findlay
firman por las compañías parentales Zoom y Arista, y atraen la atención del prestigioso
tabloide "New Musical Express".
1979: Simple Minds graban su primer elepé, LIFE IN A DAY, en los Farmyard Studios de
Amersham y con el productor -antiguo ingeniero de sonido de Phil Spector en
el Let It Be, y futuro encargado de dirigir a The Happy Mondays en sus discos más exitosos-
John Leckie. El álbum sintetiza con acierto algo de todas las influencias antes mencionadas, con
una estética claramente "new wave" e hitos "punkorros" como Someone, la
lúgubre All of You, Wasteland o el tema que da nombre al disco. Pero las dos
grandes canciones tal vez sean la bella Chelsea Girl, de reverberancias warholianas, y la
más gótica de las características "suites" del combo: Pleasantly Disturbed. Gira promocional
con los Magazine de Howard Devoto, quienes en lo sucesivo serán citados como "parientes" generacionales
de los Minds, además de los Orange Juice (Andrew Partridge), los XTC (Gavin Friday), o
los también escoceses The Rezillos y The Skids (Richard Jobson). Las "Mentes Simples"
coinciden en los estudios de grabación con su "padre espiritual", David Bowie, y hacen
coros en el Play It Safe de Iggy Pop. Grabación para el prestigioso programa de John Peel.
1980: La quintaesencialmente "after-punk" Changeling es el primer single de su segundo álbum,
REAL TO REAL CACOPHONY, una rara mixtura de samplings electrónico-experimentales con orientación
"post-punk", en un confeso acto de provocación dirigido a Virgin, la multinacional de
Richard Branson que ya les distribuye. En todo caso, pequeñas joyas como
Naked Eye, Carnival (Shelter in a Suitcase), Factory (con ecos muy cercanos al estilo
de Brian Eno) o, en especial, Premonition, donde los requiebros del bajo de Forbes sobresalen
por sí mismos, van dando forma al repertorio de la formación. Primeros conciertos continentales,
ocasionalmente teloneando a Gary Numan. Graban EMPIRES & DANCE, elepé de
consolidación, en los Rockfield Studios y otra vez bajo la batuta de Leckie. Específicamente orientado
al baile (I Travel, This Fear of Gods, Celebrate), el disco termina de definir el muscular
y sinuoso "sonido Simple Minds", con injertos oscuros de mesmerizante elegancia
como Today I Died Again, o, sobre todo, 30 Frames A Second. Recorren Europa
como "supporters" de Peter Gabriel. Este presenta, precisamente en esa gira,
su nuevo tema Biko, que, mucho después (en 1989) será versionado por los Minds.
1981: Liberados de Arista pero sostenidos con entusiasmo por Branson en Virgin Records,
Simple Minds entran en una auténtica etapa áurea en términos artísticos, mientras la fuerte
presencia de Kerr en escena adopta sus formas definitivas. Ello se plasma en el doble álbum,
de inicio presentado de forma escindida, SONS & FASCINATION / SISTER FEELINGS CALL, cima del
"post-punk" electrónico donde cada corte tiene hechuras de single. De la vitalista Wonderful
In Young Life a la poderosa 20th Century Promised a Land, pasando por la hipnótica League
of Nations o los ejemplos de sutil vigor que constituyen In Trance As Mission y el single
Sweat In Bullet, la producción del exguitarrista de Gong, Steve Hillage -que
en los años 90 liderará, junto a Mick McNeill, el notable proyecto "System 7"-, deja fluir un
techno-rock de tintes épicos que prefigura las siguientes etapas del quinteto, que pronto perderá a
McGee, víctima de un derrumbamiento nervioso. Kenny Hyslop, de The Zones, ocupará
su puesto con carácter interino. El primer gran himno, Love Song, se aúpa al primer puesto
del "hit-parade" australiano, mientras que la también políticamente mordaz The American obtiene
suficiente éxito como para confirmar la situación privilegiada. El "set" completo alcanza el puesto
47 en las listas británicas. Gira inglesa, supliendo a The Cure en el Futurama Festival de Stafford.
Mini-gira mundial.
1982: Los Minds no pierden el tiempo y ya en abril publican Promised You a Miracle, el
sincopado single de adelanto de su próximo larga duración, con el que debutan en "Top of the Pops".
Antes, en febrero, Arista pone en los escaparates CELEBRATION, que compila temas de los tres primeros
elepés y añade una novedad, Kaleidoscope, cercano a la psicodelia. Otro batería, Mike
Ogletree, pasa fugazmente por el quinteto hasta que éste encuentra al definitivo, el hiperdotado
Mel Gaynor, procedente de Linx. Festivales de Bath y Edimburgo, y salida del álbum
NEW GOLD DREAM (81-82-83-84), un impresionante paso de la mano del productor Peter Walsh:
Los nuevos y sucesivos singles, Glittering Prize y Someone Somewhere In Summertime, si bien el
punto álgido de la obra debe buscarse en la suerte de misteriosa "suite" que componen
Hunter & the Hunted y King Is White & In the Crowd. El elepé resulta el primero de
los glaswegianos en situarse en las listas norteamericanas, en el puesto 69.
AUGE Y CAÍDA DE UN POLÉMICO DISONAURIO
Comenzaba el segundo lustro de los discutidos años 80 y el movimiento New Romantic, muy singularizado y matizado por múltiples influencias, había encumbrado a Simple Minds como uno de los más claros aspirantes al cetro del rock británico, en dura pugna con los irlandeses U2. En febrero de 1985, después de confirmar el éxito intercontinental con los temas enérgicos del producido por Steve Lillywhite Sparkle In The Rain (1984) -en especial, Waterfront y Up on the Catwalk-, los escoceses dan la campanada con Don't You (Forget About Me), un tema paradójicamente ajeno, a excepción de ciertos arreglos en la letra a cargo de Kerr. Compuesto y producido por Keith Forsey y Stephen Chiff, el emblemático "hit" -destinado a la B.S.O. del film de John Hughes Breakfast Club y rechazado de entrada por Brian Ferry- alcanza, por excepcional ocasión en la historia de los de Glasgow, el número 1 de las listas norteamericanas. A partir de ahí los acontecimientos se precipitan, hasta una mastodóntica gira mundial con motivo del multivendedor ONCE UPON A TIME (1985) -que incluía Alive & Kicking, All The Things She Said, Sanctify Yourself o Come a Long Way, entre otras, y venía avalado por la producción de Jimmy Iovine y Bob Clearmountain- y que precedió (error garrafal) a casi tres años de silencio discográfico. El esperado -ampuloso y politizado- STREET FIGHTING YEARS (1989) supuso un batacazo en América, además de una decepción para muchos de sus más antiguos fans, ya exasperados por el fiasco de LIVE IN THE CITY OF LIGHT (1987), un directo donde el productor Bruce Lampcov no acertó a reflejar toda la grandeza de los escoceses en vivo. Habiendo desertado en ese plazo los fundamentales Forbes -suplido por John Gibling y más tarde por el ex Pretender Malcolm Foster- y McNeill, el desnortamiento prosiguió con REAL LIFE (1991), GOOD NEWS FROM THE NEXT WORLD (1995) y NEAPOLIS (1998), irregulares y cada vez peor distribuidos y promocionados. Entre los dos últimos álbumes, los Minds abandonan Virgin, y tras publicar con el sello Chrysalis Neapolis, crean su propio escudo, con el que graban un aún inédito pero muy esperanzador OUR SECRETS ARE THE SAME, donde giran hacia sonidos más "glam", desde los briosos estereotipos Jewelled To The Stars o Space hasta las más melódicas Death By Chocolate, Happy Is the Man o Neon Cowboys. De ganar MindMood el litigio con Virgin/Chrysalis, podremos ver pronto publicado este trabajo. En 2001 Simple Minds cumplen veinticinco años de existencia y lo celebran con un prodigioso CD de versiones (David Bowie, Patti Smith,
Echo & The Bunnymen, The Doors, The Velvet Underground...), NEON LIGHTS, para la discográfica
Eagle. Repentinamente revitalizados, este mismo año se pone en venta CRY, larga duración grabado en
Taormina con buenos temas como Sugar, Sleeping Girl o el que da título, su primer éxito
notorio en muchos (quizá demasiados) años.
Un reciclaje imprescindible y acordes de optimismo
Simple Minds ha culminado (el 17 de agosto, inaugurando la Aste Nagusia bilbaína y tras una fase
final de gira que le ha llevado por toda la Riviera francesa, incluyendo Montecarlo, además de puntuales
recitales en Bélgica) un año muy activo, y con un balance apreciable. Lo que resulta evidente es que Kerr,
Burchill y compañía se hayan en una coyuntura muy especial, genuinos dinosaurios redivivos cuyos
históricos juegos con la extinción obligan a poner en duda la posibilidad de ésta misma. La
especulación con el estilo que vaya a desplegar el virtual dúo escocés en su próxima entrega,
anunciada para el 2003 -junto a una eventual prolongación de su gira mundial, por el momento concluida-
interactua con la no menos eventual salida del mencionado "disco blanco", ya conocido para la mayoría de
los incondicionales, pero que, de ser publicado, y teniendo la acogida que tuviese, fácilmente podría sesgar
la nueva orientación de "nostalgia techno" marcada por Cry hacia el "soul-glam" practicado por los
glaswegianos a lo largo de los noventa. Sólo cabe insistir en que se trata éste de un momento de
incógnitas. Esto sí, esperanzadoras...
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Texto, Copyright © 2002 César R. Castillo.
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