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Homenaje a la figura del dramaturgo Enrique Jardiel Poncela: entrevista con Sergi Belbel
por Paz Mediavilla
Nuestra revista, Babab, no quiere dejar de sumarse al homenaje que se ha ofrecido a lo largo del año 2001 al dramaturgo español Enrique Jardiel Poncela.
Nació Jardiel el 15 de octubre del año 1901, y
durante este 2001 se han realizado diferentes actividades para
conmemorarlo: puestas en escena de algunas de sus obras,
conferencias, publicaciones, exposiciones, proyecciones de las
películas que se han realizado en base a algunas de sus comedias,
etc.
Jardiel y su personal sentido del humor no siempre fue
comprendido y no estoy segura de que ahora lo haya sido. El teatro
fue su medio de vida y no fue una vida "regalada", como suele
suceder con quienes eligen la pluma para poder comer. Valga como
ejemplo unas frases suyas en el prólogo a su comedia Un marido de
ida y vuelta:
"CIRCUNSTANCIAS EN QUE SE IMAGINÓ, SE ESCRIBIÓ Y SE
ESTRENÓ UN MARIDO DE IDA Y VUELTA (año 1939)
- ¿Escribes? - Sí.
..................................................
- ¿Lo llevas ya muy adelantado? - Mucho...
..................................................
- ¿Qué? ¿Avanzas?
- ¡Uf!
..................................................
- ¿Vas a acabar pronto el primer acto?
- En seguida.
..................................................
- ¿Cómo va ese primer acto?
- Colosal.
..................................................
- Que tenemos que estrenar en San
Sebastián.
- ¡Ya, ya!.
..................................................
- Mira que quiero llevarme el primer
acto.
- ¡No faltaba más!
Y el primer acto de la obra, ni empezado,
claro.
Y la obra, ni pensada siquiera.
Era una situación muy mona".
Sirva este diálogo con el productor como ejemplo de su manera de
ser y de vivir. Pero, de repente, surgía "la idea" y a partir de ahí
comenzaba la elaboración imparable de cualquiera de sus comedias.
Siempre fue polémico, por moderno. Se le ha tachado de ideólogo y, a
la vez, de superficial. Inclasificable Jardiel. Siempre fresco.
Innovador. Sus descripciones de la escena son lecciones de
escenografía intemporal que, seguidas al pie de la letra, consiguen
unos espacios escénicos absolutamente actuales (tanto ahora como
hace casi cien años) y perfectos para su teatro.
Cuatro directores se han puesto este año en Madrid al frente de
cuatro de sus obras: Mara Recatero, de Eloísa está debajo de un
almendro; Sergi Belbel, Madre, el drama padre; Alonso
Millán, Usted tiene ojos de mujer fatal y Gerardo Malla,
Una noche de primavera sin sueño, la primera obra que estrenó
Jardiel.
La Eloísa está debajo de un almendro de Mara Recatero, se
estrena en el teatro Español y con un estupendo reparto: Ana María
Vidal, Ramiro Oliveros, Antonio Medina, Paloma Paso Jardiel, etc.
Las tres escenografías que utiliza para la función están realizadas
por Carlos Abad con todo lujo de detalles, el vestuario es
fantástico. Con todos estos buenos preliminares extraña un poco que
el resultado de la función sea un tanto aburrido, raye en el
histrionismo y resulte pesada. Para no faltar a la verdad tiene sus
aciertos interpretativos y el profundo aroma jardielesco que invade
el teatro es valorable. No consigue la directora conseguir un
resultado redondo con todos estos elementos a su alcance.



Eloísa está debajo de un almendro de Mara Recatero
Gerardo Malla monta Una primavera sin sueño, estrenada en
Madrid, por primera vez en 1927. Clara alusión al Sueño de una
noche de verano de
Shakespeare. Es la primera obra teatral estrenada de Jardiel y la
última que se ha montado este año. Dice de él Malla: "Hay otras
gentes de su momento que no me gustan y no los dirijo, pero Jardiel
me parece un tipo inteligente en una época en que el teatro no lo
es. Tiene la suficiente ironía como para dar la vuelta a esa
sociedad conservadora a la que por otra parte pertenecía. Su teatro
tenía audacia y sentido relativo de la vida, cierto pesimismo o
cinismo sobre la sociedad y eso siempre ha sido señal de
inteligencia y de sabiduría". El Centro Cultural de la
Villa es el espacio elegido y al frente del reparto, el veterano y
gran actor, Pedro Osinaga, que ha tenido que cambiar algo el
registro que últimamente le caracteriza por la interpretación de
personajes anglosajones.
El Teatro Real Cinema acogió el montaje de Usted tiene ojos de
mujer fatal, producido por los hermanos Cornejo y dirigido por
Juan José Alonso Millán. Lo primero que nos envuelve al entrar en la
sala es la impronta de Antonio Mingote que hizo el diseño del
escenario. La función consta de dos escenas, ambas conseguidas a
partir de telones tradicionales (con dibujos de Mingote) y un
mobiliario realista de la época. También muy patente el tono
personalísimo de Alonso Millán en la dirección de actores. Entre
ellos Miguel Caiceo y Marisol Ayuso que consiguen que el público se
ría a placer. También encomiable el trabajo de Pilar Velázquez y
Juan Meseguer, que se mueven en esa cuerda floja del
realismo-absurdo de Jardiel como si de su propia casa se
tratara.



Pase de mano de Usted tiene ojos de mujer fatal, realizado por Mingote
Así como en Una primavera sin sueño Jardiel parafraseaba
la comedia juvenil de Shakespeare, en Usted tiene ojos de mujer
fatal, nuestro autor recrea el mito de don Juan. Dice Alonso
Millán de Jardiel: "Yo soy admirador de Jardiel. Sin ánimo de
exagerar puedo decir que ha sido, es y será mi norte y guía;
reconozco en él al genio que revolucionó la comedia en España. De
hecho, mi pasión por el teatro nació cuando siendo un crío leía sus
obras con un amigo".
Y, como colofón a estos grandes trabajos, el en mi opinión mejor
de los cuatro: Madre, el drama padre. Producción del Centro
Dramático Nacional y dirigido por el joven director Sergi
Belbel.



Madre, el drama padre
En esta ocasión y, por encontrarse en obras el Teatro María
Guerrero, sede habitual del Centro Dramático Nacional, se
trasladaron todos al Teatro La Latina. En aquel espacio y con una
escenografía realizada al pie de la letra de lo dictado por Jardiel,
por Max Glaenzel y Estel Cristiá, nos encontramos en un escenario
espectacular que invita a entrar y perderse en el mundo de Jardiel.
La música hecha "ad hoc" para el espectáculo encaja perfectamente
con la escenografía y el sentido de la obra. Complemento
indispensable al texto. Un gran trabajo de Albert Guinovart.
La lista de actores, con Blanca Portillo a la cabeza, sería muy
larga para citarla en esta ocasión porque cabe destacar el trabajo
de todos y cada uno de ellos. Y todos estos logros nos llevan
inevitablemente al personaje que los ha conjugado y seleccionado
perfectamente, el director: Sergi Belbel.
Con él entablamos una conversación acerca de Jardiel y de sí
mismo:
BABAB: ¿Cuál es el "secreto de su
éxito"? (Quiero decir: tiene 38 años, termina la carrera en 1985 e
inmediatamente empieza a publicar, monta casi todo lo que
escribe normalmente con profesionales reconocidos-, trabaja con las
instituciones públicas: CDN, CDC, consigue proyección internacional,
reconocimiento, premios, etc)
SERGI BELBEL: primero tengo que decir
que ignoro exactamente lo que significa la palabra "éxito".
Evidentemente no tengo absolutamente ningún motivo de queja en lo
que se refiere a mi "trayectoria" profesional. Las cosas me van
bien, estreno mis obras aquí y en el extranjero, no paro de dirigir
en óptimas condiciones... Pero para mí el éxito auténtico no reside
ahí, en no parar de trabajar, sino en realizar algo que me llene y
me satisfaga al cien por cien y llene y satisfaga al cien por cien a
los que ejecutan ese "algo" y a los que lo miran y escuchan. Y no
creo haberlo conseguido todavía. Creo que me siento afortunado. He
tenido mucha suerte en mi trabajo y siempre he encontrado gente que
me ha ayudado muchísimo, que me ha apoyado y ha creído en mí. Creo
que también he sabido aprovechar cada una de las oportunidades que
he ido teniendo y eso es también importante. Muchas veces fracasamos
en algo porque no sabemos valorar lo que tenemos más cerca y estamos
demasiado obsesionados con nosotros mismos. En teatro, si hay alguna
"clave secreta" para el éxito, creo que hay que buscarla en
simplicidad, en la transparencia, en la sana ambición (es decir, lo
contrario de la envidia) y en la generosidad. Es absolutamente
fundamental tener las ideas claras pero sin dejar de escuchar a los
demás y admitiendo la duda cuando ésta surge (y surge
constantemente, claro). El trabajo en equipo es fundamental. Si noto
que un actor no está satisfecho de mí o de su propio trabajo, he
fracasado. No se debe perseguir pues un éxito personal o, al menos,
no creo que sea eso lo que yo busco. Hay que intentar conseguir el
éxito a través de los demás, en la satisfacción y el placer que
puedes llegar a provocar en los demás. El día que pueda llegar a
"dar placer" (en todos los aspectos, claro, no sólo en el sentido de
"complacer" sino sobre todo en el de "llenar") a todo el mundo,
diré: sí, ya sé lo que es el éxito de verdad. Y entonces, dejaré de
hacer teatro. La insatisfacción es, seguramente, el mejor motor para
la creación.



Sergi Belbel
B: ¿Cómo surge la dirección de Madre (el drama padre), de Jardiel Poncela
para el Centro Dramático Nacional?
SB: Hace bastantes años que quería montar alguna obra de
Jardiel y no lo conseguía por la magnitud de sus obras. Todas tienen
entre 15 y 30 personajes y eso en teatro es carísimo. Además, en
Barcelona es difícil montar a este autor. Los teatros públicos
catalanes programan básicamente autores clásicos y contemporáneos
extranjeros y Jardiel está en la "zona" difícil. Recibí una llamada
de Juan Carlos Pérez de la Fuente proponiéndome la dirección de
Madre.... Él ya conocía mi admiración por Jardiel. Dije que
sí enseguida, aunque tengo que reconocer que me cuesta mucho
trabajar fuera de Barcelona por motivos personales, familiares, y no
siempre estoy dispuesto a estar dos meses fuera de aquí. Pero en
esta ocasión no pude decir que no. Me entusiasmaba demasiado Jardiel
para perder una ocasión como ésta. Y no me arrepiento. Le estoy muy
agradecido a Juan Carlos y a todo el equipo del CDN. Me lo he pasado
en grande trabajando en Madre..., sobre todo con los 20
actores.
B: Después de leer sus declaraciones
sobre Jardiel (nunca se compromete a situarle), por favor, defínase
y localícele literariamente (Vanguardia, teatro del absurdo, un
"elemento especial" sin más, difícil de clasificar, etc...).
SB: No me puedo "definir", lo siento.
Creo que el teatro de Jardiel sólo puede tener un adjetivo que le
haga justicia. Es "teatral". Su teatro es un teatro "teatral" y
punto. Todas las demás etiquetas que queramos ponerle (absurdo,
surrealista, grotesco, bufonesco, vanguardista, etc) no serán más
que eso: etiquetas. A los analistas y a los filólogos les encanta
poner etiquetas (Babab: Sí, es verdad. Je, je. *nota de la autora.)
porque forma parte de su trabajo. Mi trabajo como director es montar
una obra creyendo ciegamente en ella. No tengo por qué definir ni
situar nada. He montado a Jardiel con el mismo rigor y el mismo
entusiasmo con el que montaría un Molière o un Shakespeare. Y si
alguien se lleva las manos a la cabeza porque sigo eso, qué le vamos
a hacer, ha sido así. Creo que los actores con los que he trabajado
pueden dar fe de ello.


B: Ha seguido fielmente el texto de
Jardiel: ¿le ha resultado difícil?
SB: Lo de no cortar el texto fue una
decisión personal. Si la gente no hubiera acudido a ver la obra
porque era larga, quizá hubiera cortado. Pero la gente salía
diciendo: es larga pero me lo he pasado bien. ¿Por qué tenemos que
los espectáculos teatrales a la medida de las series de televisión o
de las películas, con sus 90 minutitos de rigor? ¿Y encima en un
teatro público? Jardiel escribió una obra larga y nosotros ofrecimos
un espectáculo largo. Y ya está. Si hay escenas que quiero cortar o
cambiar, sencillamente no monto la obra. Si me dan ganas de hacer
algo diferente de lo que el texto dice, para mí es mala señal.
Prefiero escribir yo una obra nueva.
B: Criterios para la selección de actores. Lo hace usted
personalmente o hay alguien encargado de ello. Excelentes. ¿Cómo se
consigue la identificación que tienen los actores con sus
personajes?. Cuénteme un poco cómo fue el proceso de creación de
Madre..., ya que el texto se
respeta al máximo, cómo se consigue que sea tan actual y que nos
haga reír así.
SB: Los actores y actrices de Madre... fueron elegidos absolutamente
todos por mí. Fue una selección lenta y muy meditada. No es ninguna
tontería decir que el 90 por ciento del éxito de un montaje está en
una acertada elección de los actores y las actrices. Los criterios
para la selección...pues, la verdad, son muy personales. A veces
buscas una presencia, otras veces una "voz". Y muchas veces una
personalidad. Una vez que están todos elegidos, llega lo más
difícil: hacer que todos crean en lo que hacen. Inspirar confianza y
espíritu de trabajo colectivo y disfrutar, disfrutar mucho, porque
somos unos privilegiados por hacer el trabajo que hacemos. Lo de
conseguir hacer reír a veces es un misterio, pero en el caso de
Jardiel creo que pasa por "sentir" la comedia sin "mostrarla", sin
reducirla a algo burdo. Muchas veces nos meábamos de risa en los
ensayos cuanto más seriamente interpretábamos las escenas.
B: Cree usted que Jardiel se adelantó a
su tiempo con esta función y por eso no fue comprendida en su
momento, aunque se representó mucho, no así ahora con su montaje que
puede decirse que ha sido un éxito rotundo. Mis más sinceras
felicitaciones.
SB: Creo que Jardiel se adelantó en
general a todo, pero a quien se adelantó realmente fue a sus
críticos y a las gentes de teatro. Lamentablemente ni la crítica ni,
sobre todo, las condiciones de producción de la época le dejaron ir
"a sus anchas". Por eso se vio obligado muchas veces a dar giros
extraños a sus obras para que cuadraran en una lógica teatral más,
por llamarlo de algún modo, decimonónica. Pero a pesar de esas
"caídas" o salidas de tono, conserva todo su ingenio en los diálogos
y los caracteres de los personajes, que rompen cualquier tipo de
lógica y son profundamente revolucionarios. Creo que no acompañó
nada a Jardiel vivir en la España en que vivió, aunque tuviera que
situarse dentro del régimen y lo defendiera. Creo que en realidad
era un iconoclasta y un ácrata. Aunque para sobrevivir (para
estrenar, vaya) tuviera que adaptar su ingenio a los gustos del
momento.
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