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Trinidad Sevillano, Un ángel en danza

por Dionisio Rodríguez (entrevista) y Manuel Barón y Dionisio Rodríguez (elaboración)

La reaparición de Trinidad Sevillano en el espectáculo de danza "FRONTERA. El jardín de los gritos" de Ramón Oller en el Teatro de Madrid, tras su exitoso paso por el Festival de Granada 99 entre otros espacios, junto a la compañía METROS, Belén Maya, la cantaora Mayte Martín, etc... suponen un aliciente para que un grupo de amigos entre los que se encontraban Robert Freeman, Gabino Diego, el productor José Luis Rupérez y un servidor, nos sintiéramos muy dispuestos a disfrutar, como así fue, de una tarde de danza. Al término del espectáculo, acudimos a los camerinos para felicitar a los artistas por su magnífico trabajo. Unos días después nos vimos para cenar y charlar en un salón del restaurante "El Lagar", en la madrileña calle de Ferraz, donde además de disfrutar de su cocina asturiana, recibimos las atenciones de su dueño y personal, pues es casa donde son especialmente bien agasajados los artistas, que suelen frecuentar sus mesas.

De testigos Manuel Barón, coordinador de la sección, y Gabino Diego que se incorporó más tarde.

BABAB (DIONISIO RODRÍGUEZ) - Nos hablabas el otro día de tu pueblo ¿cómo se llama?

TRINIDAD SEVILLANO - Débanos. No sé con certeza si es con B o con V. En algunos sitios aparece con B, y en otros con V. Es Déb/vanos mixto...

BB - ¿Sabes algo de su origen?

TS - Pues la verdad es que no. Quizá muchos devaneos...

BB - ...entonces es con V.. (risas)

TS - En realidad nací en Soria, porque mi madre me tuvo bastante tarde, Si no, hubiera nacido en su cama de Dévanos.

BB - ¿Tienes buenos recuerdos de tu pueblo?

TS - ¡Maravillosos! Iba allí en vacaciones y para mí significaba el campo, las cabras... un recreo fantástico.

BB - Pero entonces normalmente vivías en la ciudad. ¿Hasta que edad estuviste veraneando en Soria?

TS - Hasta los 11 o 12 años, creo recordar.

La Academia era muy divertida. Comenzabas a dar satitos, luego la barra que era más serio y, al terminar, las palmeras de chocolate de bar de enfrente

BB - ¿Qué era para ti la Danza entonces? ¿Pensabas en ello, bailabas...?

TS - Yo creo que era algo que hacía sin más. No pensaba en ello. Disfrutaba mientras bailaba, pero no pensaba en el futuro. A veces me sorprende gente que me dice: "Te veíamos aquí y nos bailabas y nos cantabas...", y yo no me acuerdo de estas cosas.

BB - ¿Hay algún antecedente artístico en tu familia?

TS - No. Es gente de pueblo, trabajadores...



BB - Eres la menor de cinco hermanos. ¿Qué tal es tu relación con ellos?

TS - Muy buena. Me llevo muy bien con todos.

BB - El traslado de tu familia a Zaragoza se produce por motivos principalmente económicos...

TS - La única certeza que tengo es que mi hermano se había marchado a trabajar allí, y después nos fuimos los demás, tal vez por estar todos juntos. En realidad nunca he sabido muy bien por qué. Yo era muy pequeña entonces y nunca lo pregunté.

BB - ¿Cómo se produce tu relación con la Danza?

TS - Es mi hermana mayor la que decide llevarme a una academia de Danza, y ahí empieza todo. Conozco a la familia Ávila, que es la que me va a influenciar muchísimo... para los restos (risas).

BB - ¿Por qué te llevaron a la academia? ¿Quizá porque vieron en ti cierta inclinación por la Danza?

TS - Es muy probable. Me pasaba el día bailando, imitando a gente, vistiéndome de cosas raras... Debía ser bastante especial...

BB - ...y lo sigues siendo (risas)...

TS - Estoy segura que a mi hermana le hubiera encantado hacer algo así si hubiese tenido la oportunidad, pero al menos tuvo la idea de llevarme a la academia.

BB - En la academia no solo aprenderías a bailar, sino a mantener una disciplina, cuando aún eras una niña y seguramente lo que te apetecía era jugar. ¿Qué recuerdas de esa época?

TS - En realidad resultaba muy divertido. Llegaba allí y comenzada a dar saltitos; luego venía la barra, que era mucho más serio, también estaba el bar de enfrente, adonde iba con mis amigas a comprar las palmeras de chocolate... Resultaba todo muy entrañable.

BB - ¿Recuerdas a alguien de esa época especialmente?

TS - Recuerdo a Antonio Castillo, a Ivana, A Marta ¿Chafelé? Quizá no son gente de primera fila, pero han estado en el Ballet Nacional de España. Otros que están en el Conservatorio de Danza de Madrid, como Ana Baselga, Marta Ruiz...

En el Ballet Nacional tenía mucha responsabilidad pero no era consciente de ello porque tenía mucha facilidad para lo que hacía

BB - Se crea por entonces la Compañía Clásica, que va a dirigir Víctor Ullate, y que se dedica a reunir a los pocos bailarines que había entonces por España, la mayoría de ellos formados en Escuelas privadas o semiprivadas. Tras la marcha de Víctor Ullate, es María de Ávila la que es nombrada Directora del Ballet Nacional de España. Se trae de Zaragoza a todos estos compañeros tuyos que nos has dicho antes, y te coloca a ti, con 16 añitos, de primera bailarina...

TS - No de primera bailarina, pero sí de solista. Actué de artista invitada junto a Juan Carlos Gil. Recuerdo que otros bailarines invitados eran Fernando Bujones, Cynthia Gregory. Para mí aquello era espectacular.



BB - Estás ya en el Ballet Nacional. Primeras giras, responsabilidad... ¿Qué nos quieres contar de aquella época?

TS - Pues lo recuerdo como una etapa muy divertida. Lo pasaba muy bien. Tenía mucha responsabilidad, pero no era consciente de ello porque en realidad tenía mucha facilidad para hacer lo que hacía. Con el paso de los años uno es más consciente de lo que hace, pero en ese momento no.

BB - Te instalas en Madrid y dejas de vivir con tu familia, al menos permanentemente.

TS - Al principio vivía con María de Ávila, pero ella tenía muy poco tiempo y era como vivir sola. Su trabajo en el Ballet le ocupaba casi todo el tiempo. Empecé a sentirme sola. Cuando terminaban los ensayos tenía un vacío bastante grande. Habría estado bien hacer otra cosa, como ponerme a estudiar, ya que tuve que abandonar mis estudios muy pronto.

Como a la mayoría de los jóvenes, entonces no me gustaban; luego los he echado de menos. Era demasiado jovencita como para saber dónde meterme en ciertas cosas... en realidad son decisiones que alguien debe tomar por ti cuando tienes 15 años.

BB - Tu etapa en el Ballet Nacional, ¿la consideras como una plataforma para otras cosas?

TS - Ya os he contado que fue una experiencia fantástica, en todos los sentidos. Pero enseguida quise más.

Mi salida de España no fue por ambición. Tenía necesidad de más repertorio, más variedad

BB - Te sentías más ambiciosa en esa época.

TS - No creo que fuera ambición, pero tuve la necesidad de más cosas: más repertorio, más variedad. En la compañía hacíamos un repertorio muy bueno, pero para mi hacer eso durante todo un año era repetir. Me ahogaba, necesitaba hacer otras cosas.

BB - Y lo consigues. Enseguida empiezas a moverte en solitario, como Trinidad Sevillano. ¿Qué significó para ti estar donde no habían estado las bailarinas españolas?

TS - No hacía demasiado caso a lo que me decían. Simplemente estaba haciendo algo que quería hacer, sin más. También resultó un gran sacrificio, porque significaba dejar mi país, a mis amigos, pero me compensaba todo lo que me podía aportar. Mi necesidad de hacer otras cosas era más grande que todo esto. Realmente no era consciente de que lo podía significar para mí o para el Ballet en España lo que hacía en ese momento. Era demasiado joven para ser consciente de nada.

En Londres, al principio, no me enteraba de nada. Lo primero que aprendí fue italiano

BB - ¿Cómo se produce el salto a Londres? ¿Lo haces directamente o hay una etapa intermedia?

TS - La razón por la cual salté de repente a Londres fue porque fui a hacer una Gala a Chicago y allí estaba el Director del London National Ballet y fue él quien me invitó a formar parte de su compañía. Para mí fue una oportunidad increíble.

De cualquier manera me hubiera ido, pero surgió así. Empecé a tener muchísimo éxito en Londres, más del que yo era capaz de asimilar. Me doy cuenta ahora, cuando recuerdo la cantidad de cartas que recibía del público, de los fans que tenía...

BB - ¿Con qué edad te marchas a Londres?

TS - No había cumplido aún los 17. Apenas recién llegada, hice unos espectáculos en Copenhague: "Giselle", entre otros, también "El Quijote" de Minkus; con unas críticas increíbles. Todo esto lo monté en unas semanas. Fue la estrategia del Director del LNB para que me dieran un visado y poder trabajar en Londres. Entonces no estábamos en la Unión Europea, yo era menor de edad, no podía formar parte de la compañía..., la única manera era ser una estrella.



No me hubiera importado entrar como cuerpo de baile porque lo que yo quería era aprender.

BB - ¿Cuál es el motor de todo esto? ¿Salir de España, la pasión por la Danza, algo personal...?

TS - Sí, algo personal: la pasión por la Danza.

Llegan los platos y todos consideramos prioritario reforzar nuestro ánimo con un poco de picoteo variado Trinidad nos cuenta su dificultad inicial con el idioma, y como aprendió antes el italiano por mor de la convivencia con un grupo de bailarines de ese país.

BB - ¿Y cómo se tomaron los solistas y bailarines de la compañía el que una chiquilla española fuera la estrella?

TS - Pues realmente no lo supe, ya que no me enteraba de nada, aunque siempre sentí el respeto profesional por parte de todos.

BB - ¿Qué significó para ti estar en una compañía sería, con tradición, donde se hace repertorio, con medios...?

TS - Para mí fue un sueño. Era precisamente lo que echaba de menos en España, hacer repertorio. Allí lo normal es tener repertorio: "Copelia", "Giselle", "Lago de los Cisnes", "Petruska", "Cascanueces" ... en fin, lo que se hace en una compañía de danza.

BB - ¿Qué tal tu vida en Londres? ¿Algún amor inglés?

TS - No, para nada. Eran todos mediterráneos, franceses o italianos. Ah, no, también hubo un sueco (risas).

BB - ¿Cómo era la relación con los tuyos desde la City?

TS - Para mi padre todavía coger un teléfono son cosas mayores. No creo que sepa ni como marcar (risas). Yo tampoco les llamaba mucho...

BB - Te nombrarían hija predilecta del pueblo...

TS - No, de allí solo he recibido el cariño de la gente.

BB - ¿No lo sabían, ni en el Ayuntamiento ni nadie?

TS - Bueno, lo que sí me hicieron fue Soriana del Año, en el 83 o por ahí.

BB - ¿No tienes una calle en tu pueblo?

TS - No.

BB - Quede hecha la propuesta de Babab a favor de dos cosas: primero que se pongan de acuerdo si es con B o con V el nombre del pueblo, y segundo que le pongan un pedazo de calle a esta chica, que además tiene un nombre precioso: Trinidad Sevillano.

Tenía curiosidad por ir a EE.UU. Boston era una ciudad tranquila donde podía vivir en paz y ser feliz

BB - El siguiente paso después del LNB...

TS - El LNB era una Compañía que viajaba muchísimo. Aparte de las giras que hacíamos en el extranjero teníamos dos temporadas en Inglaterra, de Primavera y de Otoño y empezó a cansarme él tener que viajar tanto, especialmente por Inglaterra, por aquí sería mucho más divertido. Pero allí...

Tenía curiosidad por ir a Estados Unidos, y me fui a Boston, que era una ciudad tranquila, con una compañía que no hacía giras, y era un lugar donde podía vivir en paz y... ser muy feliz... (risas).

BB - ¿Y cómo se produjo tu traslado? ¿Te llaman de allí, decides tu ir...?

TS - Pues envié mi curriculum, uno a Boston y otro a San Francisco. De San Francisco no tuve respuesta, y de Boston, una invitación

BB - Era un momento de expansión del Boston Ballet ¿no es cierto?

TS - Efectivamente, con Bruce Marks de Director. En aquel momento yo tenía 20 años.

BB - ¿Cómo te sentó el cambio a la "vida americana"?

TS - Pues muy bien, porque significaba un inicio y esto a mí siempre me ha encantado. Al cabo de un tiempo empiezo a echar de menos el movimiento que había en Londres. Londres era una capital con mucha vida, y Boston de alguna manera era estar muy lejos, muy desconectada, y esto comenzó a afectarme.

BB - ¿Te afecta hasta el punto de volver a Europa?

TS - Cierto. Vuelvo a Europa, bailo con en Royal Ballet, que es una compañía que siempre había admirado desde pequeñita. Entonces dirigía el Ballet Anthony Dowell.

BB - Otra vez en Londres...

TS - Sí. Pero sintiéndome de nuevo muy a gusto. Era otra compañía, quizá más importante... Pero empiezo a echar de menos a mi familia. Es un momento personal muy difícil...

Llega un momento en el que tenemos que crecer. Había dedicado demasiado tiempo a la Danza y no a mí

BB - De eso queríamos que hablaras un poco...

TS - ...tuve un desengaño amoroso, que me afectó muchísimo. Tenía una relación de la cual dependía mucho y que resultaba destructiva para mí, y tenía que acabar. Ya os digo que me afectó hasta el punto de tener una depresión, y esto fue lo que me hizo decidir volver a España... En fin, llega un momento en el que tenemos que crecer, unos lo hacen de una manera, otros de otra... Yo había estado demasiado tiempo dedicada a la Danza, y no a mí.

BB - A raíz de todo esto, decides volver a Madrid...

TS - Si, vuelvo a Madrid y trabajo con José Antonio Ruiz. Él crea para mi dos "solos", y con esto empiezo a reincorporarme al panorama de la Danza en nuestro país.

BB - ¿Es por entonces cuando aparece en tu vida un señor inglés...?

TS - (Risas) Sí, en el Teatro de la Zarzuela. Aparece un señor con una cámara, y dice que quiere hacerme unas fotos...

BB - ...y resultó que era verdad lo de las fotos...

TS - (Risas) ...y era verdad...

BB - Hablamos de Robert Freeman. ¿Qué significó para ti tu encuentro con él?

TS - Pues encontrar sobre todo, a un amigo.

BB - Y significó que te fueras al campo, a Guillena (Sevilla).

TS - Antes, él vivía en Madrid, pero decidió irse al campo y yo me paso buenas temporada allí. Es muy saludable. Deberíamos practicar todos un poco de naturaleza... un tiempo para lo rural.

Cuando volví, no tenía donde meterme a trabajar

BB - Nos gustaría hablar de algo que creemos muy doloroso para la Danza en España. Te vas a Londres dejando la Compañía Clásica, y vuelves y ya no existe.

TS - Para mí el gran drama es que no había lugar para mí en España, al menos al nivel en el que yo había estado.

BB - Te concedieron el Premio Nacional de Danza.

TS - Sí. Hice dos "Giselle" y me dieron el premio. Pero luego se acabó. Ahora voy a empezar a trabajar con Víctor Ullate otra vez, tengo ganas de retomar el clásico.

BB - ¿Qué es lo que vas a hacer exactamente con Víctor Ullate?

TS - Un ballet de un joven coreógrafo que se llama José Cruz, y alguna cosa más que todavía está por concretar, además de una "Giselle". Esto me hace ilusión, porque creo que puedo aportar mucho a los bailarines, tanto como de intérprete como de repetidora, porque esto lo he trabajado con gente que pertenece a la tradición más exigente y que lo han mamado.

En el momento de realizar esta crónica para la Redacción de BABAB se está representando por la Compañía de la Comunidad de Madrid en el Teatro Albéniz de la Capital.

Cuando se ha intentado hacer una Compañía Clásica, no ha funcionado

BB - Hablábamos un poco de la situación de la Danza en España a tu regreso. Se habían llegado a unas cotas con el ballet clásico nacional, y cuando aún no estaba el proyecto fraguado se reconvierte en un ballet de autor. También se inaugura el Teatro Real y no hay compañía. ¿Qué te parece todo esto?

TS - Pues me parece que es una pena. Por un lado me gusta el trabajo que hace Nacho (Nacho Duato), es muy profesional y con mucho nivel. Pero la Danza no se limita a un autor o a un estilo. El caso es que cuando se ha intentado hacer una compañía clásica no ha funcionado.

BB - ¿Qué es lo que no ha funcionado? ¿Los bailarines, los responsables, la Administración...?

TS - Yo no lo se porque no estaba aquí, lo cierto es que cuando volví no tenía donde meterme.

BB - Al margen de esto, ¿cómo ves la situación en otros estratos?

TS - Creo que se está evolucionando. El trabajo de Nacho es limitado, pero es un buen trabajo. Víctor Ullate también está haciendo un buen trabajo con la compañía de la Comunidad de Madrid. No es fácil crear una compañía, tener 20 bailarines y pagarles todos los meses, y "alimentarles" también en el sentido artístico.

BB - Estuvimos el otro día viéndote en el espectáculo que haces con Ramón Oller. Un espectáculo que nos gustó a todos en su conjunto. Háblanos de ello y de la compañía. Nos decías que hay muy buen ambiente, y que no es normal que haya "buen rollo" en una compañía de ballet...

TS - (Risas) Es raro desde luego, pero es bonito. Nadie quiere trabajar con malos rollos. Lo cierto es que he encontrado una gente estupenda y admiro mucho lo que hacen. Ramón es muy creativo... tiene muchas cosas positivas.

BB - Nos gustó especialmente la selección musical.

TS - A mí también, todas estas músicas mediterráneas, con Bach por medio, me parece fascinante.

BB - Y en cuanto a la coreografía, todos pensábamos que íbamos a ver a Trinidad en un espectáculo de Ramón Oller, haciendo otras cosas y...

TS - (Risas)... a mí me pasó lo mismo. Yo estaba entusiasmada de trabajar con Ramón para hacer danza contemporánea y él, entusiasmado de tener una bailarina clásica que pueda hacer todo lo que se hace en el clásico.

En realidad es una mezcla, que me exige tanto como muchos papeles de clásico. Tengo mi sólo, los pasos a dos con esa mezcla de música étnico-rítmica-clásica.

Lo que me gusta de Ramón y que considero que lo distingue, es el que cree los pasos no necesariamente partiendo de la idea musical. Normalmente el coreógrafo pone los pasos en función de la música, pero Ramón hace a veces lo contrario, crea los pasos y luego busca la música más adecuada. Te permite un trabajo más flexible.

BB - Nos llamó especialmente la atención en el espectáculo de ayer la cantidad de partes que había de alguna manera improvisadas, y que dependen de la movilidad y coordinación del grupo. Además del trabajo con el sonido, con las voces, gritos, los ritmos en el suelo y con los elementos del ballet. También los bailarines participando activamente en la ejecución musical, porque siempre hemos comentado la cantidad de "sordos" que hay en las compañías de danza (risas).

TS - O con tapones...

BB - Vamos a pasar ahora, si no te importa, al cuestionario que hacemos a nuestros entrevistados en esta sección. ¿Una lectura...?

TS - Ahora mismo estoy empezando "La montaña mágica", de Thomas Mann. También me encantan los libros de Michael Ende: "Momo", "La historia interminable". De literatura española más reciente me encantó "La sonrisa etrusca" de José Luis Sampedro, que me dejó...

BB - ¿Un artista plástico?

TS - Rodin, me encanta por que puede acabar las cosas perfectas y sabe como sugerir. En la pintura no sabría, quizá Picasso, Dalí o Sorolla.

BB - ¿Un coreógrafo?

TS - Petipa, también Asthon, MacMillan.

BB - ¿Un compositor?

TS - Bach. Para el Ballet me quedo con Tchaikovsky.

BB - ¿Un bailarín o bailarina?

TS - Matz Ek. Es un coreógrafo actual fascinante, sueco, es el marido de Ana Laguna, que también me fascina. Recuerdo que cuando vi a su compañía en París, lloré.

BB - ¿Un artista o creador?

TS - Leonardo da Vinci.

BB - ¿Y tu relación con la red?

TS - Mi primera relación ha sido hace poco en Granada, que me metí en un ciber-café, y poco más. Tengo ordenador, pero se me ha quedado pequeño para esto de Internet y los e-mail. Todavía me sigo arreglando con el fax.

BB - ¿Querrías decirle algo más a los lectores de Babab?

TS - Que si me veis por ahí, venid a verme, a ver si os gusto.

Le pedimos por último a Trinidad ser Socia de Honor de la Revista, a lo que accede encantada.

TS - Quiero que sepáis que para mí también es un honor, nos dice.

 

 

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Última actualización: martes, 04 de julio de 2000

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