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El otro barrio, un paso más allá de Mensaka
(Entrevista a Salvador García, su director) por Natacha García
Se dice que entre la nueva
generación de cineastas españoles, existe un sello distintivo que se caracteriza por la
manera de atrapar al espectador por medio de un tratamiento excepcional de los personajes.
Siendo así, no podemos dejar a un lado a uno de los directores jóvenes de este país que
mejor aplica sus artes visuales. Se trata de Salvador García.
Licenciado en Ciencias de la Información (Imagen y Sonido) por la
Universidad Complutense de Madrid, ha participado en varios films como Auxiliar de
Dirección, como Ovejas Negras (1989), dirigida por José Mª Carreño o Un
paraguas para tres (1991) de Felipe Vega. También ha participado como Asistente de
Dirección en las películas de Gerardo Herrero Desvío al paraíso (1994) y Malena
es un nombre de tango (1995) y como guionista en Territorio comanche
(1998) dirigida también por Gerardo Herrero.



Realiza entre otros los making off de Guantanamera, Desvío al
Paraíso y Territorio Comanche, y los traylers de Entre Rojas, Tierra
y Libertad, Desvío al Paraíso, Malena es un nombre de Tango, Éxtasis,
Caballos Salvajes y Territorio Comanche. Es también lector y asesor de
guiones en Tornasol Films.
En 1997 debuta con su primer largometraje, Páginas de una historia,
mensaka, basada en la novela Mensaka de José Ángel Mañas, con guión de Luis
Marías, con la que obtuvo el premio Goya de 1998 al mejor Guión Adaptado.
Su última película, El otro barrio, está basada en la novela
homónima de Elvira Lindo, y el guión es del propio Salvador García. Actualmente está
en proceso de post-producción.
A pesar de la lluvia tropical que caía el día de nuestro encuentro,
Salva, como es conocido entre los amigos, nos recibe en su casa con esa calidez y
sensibilidad que siempre le ha caracterizado, y así empezamos a charlar, tranquilamente.
NATACHA GARCÍA - Salva, háblanos de tu última
película, El Otro Barrio.
SALVADOR GARCÍA - Con respecto a El Otro Barrio
yo creo que es una película un poco especial y no porque tenga esa voluntad, porque es un
drama muy comprensible y muy cercano; nada intelectual, al contrario. Aunque suene muy
cursi yo creo que está hecha mucho con el corazón y muy poco con la cabeza. Es una
película hecha para que la gente se sienta cercana, se emocione, se ría. Pero vista la
película y tal y como están las cosas y el tipo de cine que se hace actualmente, pienso
que es una película un poco especial. Sobre todo creo que lo que la puede definir es que
es una película muy triste. Es muy curioso y a mí me sorprendió mucho, sobre todo por
las personas que han visto material, es muy emocionante y yo no pensaba que iba a ser
así. Hombre, sabes el material que manejas y que está hecha por adolescentes. No sé muy
bien de donde sale la emoción de la película, a mí me resulta muy curioso porque las
imágenes provocan esa impresión tan intensa en algunos momentos. Es que es muy difícil
hablar de algo cuando no se ha visto, aunque hay situaciones en la película que sí que
son más emotivas, pero que no son las que más conmueven, sino las más cotidianas.



Es una adaptación de una obra de Elvira Lindo. La historia es la de un
adolescente que por una serie de razones se ve envuelto en unos accidentes y está
implicado en la muerte de una persona y entra en un centro de acogida mientras se lleva a
cabo la investigación. Se organiza mucho revuelo con la prensa y piensan que lo mejor es
sacarlo de su ambiente y meterle ahí para que esté tranquilo. Allí entra en contacto
con un abogado que le va a ayudar a aclarar las ideas para ver qué es lo que ha pasado y
seguir el proceso del chaval hasta que se resuelva el caso. Se trata del mundo del chaval,
del mundo del abogado y el mundo del centro de acogida, que es un mundo que no pertenece a
ninguno de los dos, como una especie de espacio intermedio donde se conocen. Se trata de
la relación de estos dos personajes, de la vida del abogado con su mujer y su hijo, y la
vida del chico con su madre y con su hermana. Básicamente los temas son la familia y
sobre todo la relación con el padre. La tesis de la película es que no puedes empezar
nunca de cero, siempre tienes algo detrás, tú eres consecuencia de eso y tienes que
seguir adelante sabiendo lo que hay detrás, quiero decir, es absurdo decir "no ha
pasado nada, ahora empiezo...", no, tu siempre partes de algo, no partes de la nada.
Y eso que tienes detrás es tu familia, para bien o para mal, y tienes que saber quienes
son.
NG - ¿Qué tiene que ver éste trabajo con Mensaka?
SG - Creo que ha sido algo muy diferente. Primero
porque Mensaka no era una historia que hubiera elegido yo, ni que hubiera escrito
yo, lo que pasa es que luego yo revisé el guión y un poco para sacarlo adelante lo
acercas a ti. Cuando trabajaba con el guión de Mensaka sentía libertad para hacer
lo que quisiera, esto no quiere decir que no respetara el trabajo del guionista pero me
sentía muy libre para interpretar cada secuencia como yo quería. Con El Otro Barrio,
aunque yo hice la adaptación del texto, me veía muy atado por el guión, muchísimo más
que en Mensaka. Lo tenía todo clarísimo desde el principio, sabía lo que quería
conseguir e iba a por eso, y no estaba dispuesto a quedarme con nada más que con eso.
Entonces por un lado me sentía más atado por el guión y por otro me sorprendía menos
lo que veía. Cuando hacía Mensaka yo trabajaba con los actores y continuamente me
sorprendían cosas que ellos hacían, en cambio en esta película creo que les he dirigido
más, les he dirigido justo para hacer eso, no les daba pie a que ellos jugaran un poco
para yo decidir si me quedo con esto o me quedo con lo otro. Aquí estaba todo muchísimo
más marcado, yo tenía mucho más claro lo que quería conseguir y es lo que pedía.



Definitivamente, hay una conexión con la realidad, pero lo fundamental
es crear lugares y personajes verosímiles en la historia, es decir, que el referente no
es la realidad, sino la propia historia, los contrastes que hay entre los ambientes y los
personajes son los que existen en la historia, no en la realidad.
NG - A mí lo que me sorprende mucho de Mensaka
es la verosimilitud de los personajes.
SG - Es una cosa que yo decía mucho con Mensaka.
Me acuerdo de una crítica que se le hizo a la película: si había una pega que ponerle
era que no gustó mucho cómo se reflejaban los chavales de quince años, decían que era
una visión muy negativa de gente muy agresiva. Independientemente de esto, a mí me da
igual lo que sea la realidad, con estos personajes no quiero decir que todos los chavales
de quince años sean así, yo estoy diciendo que estos tres chicos son así y además
intentaba que se supiera, aunque fuera mínimamente, el porqué eran así. Pero yo no
estaba diciendo que todos los mensajeros eran así y que todos los grupos de rock son como
el de Mensaka. Yo estoy intentando crear personajes. En El otro Barrio también.
Se trata simplemente de intentar construir exactamente a los personajes y que el
espectador se los crea.
NG - Y para ti es muy importante a la hora de dirigir
una película, más que los aspectos técnicos como una bonita fotografía, etc, el tener
un buen guión y una buena dirección de actores...
SG - Es que es fundamental. Al final si los actores no
están bien, la película no está bien, es imposible. Hay directores que los tratan de
una manera, otros de otra, pero tienen que tener algo, si no la película se cae, es que
si no para mí no tiene ningún interés.
NG - ¿Y cómo fue tu experiencia al trabajar con gente
tan joven?
SG - Tienen unos quince años como los de Mensaka,
la diferencia es que los chavales de Mensaka eran actores, estaban en series de
televisión, habían hecho teatro, habían hecho ya cine. De los chicos de El Otro
Barrio, sólo el protagonista de la película, Jorge Alcázar, tiene un papel en Ataque
Verbal, pero cuando Miguel (Albaladejo) le cogió para hacer Ataque Verbal le
sacó del instituto, o sea, tenía una asignatura de teatro pero no era actor. Y el resto
nunca han hecho nada, son chavales que a lo mejor hacían teatro en el instituto, pero
como asignatura, no es que quisieran dedicarse a eso ni nada. Y la verdad es que ha sido
increíble. Yo tenía muchísimo miedo porque no sabía si me iba a entender con ellos,
luego no sabía como lo iban a hacer en el rodaje porque no tenían ninguna experiencia.
Jorge había trabajado tres días en la película de Miguel, solo tres días, pero el
resto no sabían ni lo que era un rodaje, no sabían nada de nada. La película está
rodada en ocho semanas y media y Jorge ha rodado siete semanas y media, yo también
pensaba que el chaval, o se cansaba o se aburría. Luego también pensaba en cómo iban a
asumir este cambio en su vida, tan brutal, porque cuando estás en una película
trabajando diez horas diarias, cinco días a la semana, se te puede ir un poco la
cabeza... Pero la verdad es que ha sido alucinante, yo me he entendido maravillosamente
con ellos y ellos han hecho un trabajo increíble de verdad. Estoy muy orgulloso de lo que
han hecho, que no era nada fácil, tenían que aprenderse un texto y moverse de una
determinada manera, y además lo han pillado a una velocidad increíble porque son
chavales muy inteligentes y lo cogen todo. Pero al principio, yo daba cosas por sentado y
Alberto me decía: "Salva, pero es que yo no sé..." Le decía: "no cambies
mucho la mirada", porque es un chico muy nervioso, y yo le tenía que convencer de
cosas que daba por supuestas hasta que me decía: "claro, es que no tengo que darlo
por supuesto porque este chico no tiene ni idea", o sea,... le plantas una cámara
delante y se queda diciendo ¿ésto qué es?



NG - ¿Cómo fue el proceso de los ensayos?
SG - Estuvimos un mes ensayando con todos, ensayé
prácticamente toda la película ya que es que es una película de actores, exactamente
igual que la anterior, y es una película difícil, quiero decir, con situaciones
complicadas, muy intimista, muy pequeña. No es una película de acción, es una película
de diálogos, pero complicada.
NG - ¿Cómo puede hacer un director para dirigir a los
chavales que no son actores?
SG - No sé decirlo muy bien, pero yo no me fiaba mucho
de mí mismo con respecto a ellos, porque a un adulto le puedes explicar, hacer referencia
a vivencias tuyas y a vivencias de él, pero claro, con un adolescente no sabía
exactamente como actuar, yo no quería decirles ahora haces esto y luego haces lo otro,
quería que supieran por qué hacían las cosas, y les daba muchas explicaciones, tantas
que más de una vez, Jorge, el protagonista, después echarle la charla me decía
"¿pero tú quieres que mire a la derecha o a la izquierda?", o sea, para él
era tan sencillo como eso, no había que comerle la cabeza, y a pesar de eso la verdad es
que desde el primer día al último de rodaje no cambié de actitud. Me di cuenta que
trabajaban de una forma muy primaria, ellos habían hecho una composición de sus
personajes muy elemental: mi personaje es un plasta y no sé que y no sé cuantos... y eso
les servía para llevarlo, para ellos las cosas eran mucho más sencillas.
NG - ¿Buscaste actores antes de buscar a estos chicos,
o al revés?
SG - Hay dos personajes fundamentales que son el
abogado y el chaval, los que llevan la acción. Primero había que buscar al abogado y al
chico, el casting se organizo así. El de los adultos lo llevaba Sara Bilbatúa y el
casting de los chicos lo hizo Ángeles Albaladejo, que ha hecho un trabajo increíble, se
pateó todos los institutos de Madrid, clase por clase, haciendo entrevistas hasta que
salieron.
NG - ¿Hay algún otro actor con el que ya hubieras
trabajado?
SG - Sí, Guillermo Toledo trabajó en Mensaka
(el camello). Aquí sale de educador del Centro de Acogida. Yo quería que hiciera un
papel muy diferente al de Mensaka porque yo creo que Guillermo es increíble, es un
actorazo. Este chico puede hacer lo que le dé la gana, es buenísimo. Todas las cosas que
ha hecho tienen un toque gracioso, de colegueo, y yo creo que puede hacer lo que quiera.
Me apetecía que hiciera otra cosa, y este personaje le viene como anillo al dedo. Y está
soberbio, de verdad.
NG - En la cuestión técnica cómo te fue, ¿mejor,
peor, igual?
SG - Muy diferente, trabajé con el mismo equipo de Mensaka,
lo que pasa es que la película nos la planteamos de una forma muy distinta, como muy
marcada, quiero decir, hay tres mundos: el mundo del chaval, el mundo del abogado y el
mundo del Centro. Cada mundo tenía un color: el mundo del chaval era marrón y rojo, el
mundo del centro era azul y verde y el mundo del abogado era blanco y amarillo, y a partir
de ahí las iluminaciones eran distintas, el vestuario era diferente...
NG - ¿Quién escogió esos colores y por qué?
SG - Yo. Eran los ambientes que veía, la idea era que
la casa del chico fuera un poco agobiante, cálida, es una casa de barrio que la madre
cuida, pero es de estos sitios que te ahogan un poco, con colores muy cálidos pero muy
intensos, un poco asfixiantes. El Centro de Acogida era un sitio imposible de calentar,
una especie de limbo, el sitio de paso, la tierra de nadie. Y el mundo del abogado, que se
va construyendo poco a poco porque se supone que es una pareja que ha vivido fuera de
Madrid y en ese momento han vuelto, es una casa que está por hacer, pero es un sitio que
se esta haciendo con dinero. Es un sitio cálido, de un matrimonio que se quiere con un
niño. Están formando una familia.
NG - ¿Te costó mucho trabajo adaptar el guión?
SG - Me costó mucho, no era una cuestión de que la
historia me gustara más o menos, sino de que era difícil de adaptar aunque no lo
parecía. Lees el texto y es una novela cortita muy fácil de leer, porque Elvira escribe
de una forma muy asequible, te lo lees en un día y ves que ahí hay una historia, una
película, está claro. Pero cuando te metes a trabajar en ello te das cuenta de que tiene
un trabajo complejísimo, sobre todo porque es una historia del presente que hace
constantemente referencia al pasado, entonces lo primero era encontrar la estructura para
no recurrir al flash back.
NG - ¿Qué piensa Elvira del guión?
SG - Elvira es muy posesiva con sus cosas y de una
forma muy suave te pregunta. De hecho me acuerdo que cuando escribí el guión tardé
muchísimo, un montón de meses, y ella de vez en cuando preguntaba. Creo que estaba un
poco preocupada diciendo ¿y este que esta haciendo? No se atrevía mucho a darme la vara
pero cuando terminé la primera versión se la entregué, y lo mismo con la segunda.
También ha visto material, como una hora de peli.
NG - ¿Y qué opina?
SG - Fue la bomba, encantada, me llamó por teléfono y
me dijo que si podía venir su marido a verlo porque a ella le había gustado tanto que no
sabía si era por ser muy poco objetiva o porque realmente estaba bien. Entonces vino su
marido y les puse una parte de la peli y fenomenal, muy bien. Yo estoy contento.
NG - ¿En qué proceso está actualmente la película?
SG - La película está sin acabar. Hay un primer
montaje. Es una película que no se puede marear mucho, hay cosas que se pueden revisar,
pero la película es de una manera y tiene que ser así, yo creo que no habrá ningún
problema, lo que pasa es que es una cosa inusual, no hay muchas películas largas.
NG - ¿De qué manera lograste resolver la producción
para la película?
SG - Gerardo estaba haciendo una película, Frontera
Sur, en Argentina, y cuando volvió tuve una conversación con él y le dije que
había leído esta novela y me había gustado mucho. Me dijo "qué casualidad, porque
yo también la he leído. Me la llevé a Argentina para tener qué leer durante el rodaje,
y a mí también me ha gustado mucho" y ahí se quedó el tema. A los pocos días me
llamó y me dijo "¿quieres que hagamos una peli de esto?", entonces yo le dije
"bueno, vamos a hablar y a ver". Estuve hablando con él, discutiendo un poco de
lo que le parecía a él la novela, lo que me parecía a mí, qué tipo de película
podía ser..., total, que decidimos que la hacíamos. Así surgió el tema, yo leí la
novela y me pareció que ahí había algo interesante, tampoco era una cosa que tuviera
clarísima precisamente por lo que decía antes, que creo que es un texto engañoso, en el
sentido de que parece muy fácil pero que no lo es. Como punto de partida era un proyecto
que a mí me parecía un poco complicado, básicamente porque tenía un protagonista de
quince años, y había que encontrarlo. De hecho lo que pasó con el casting es que
primero empecé a trabajar con Sara Bilbatúa y ella buscaba chavales de agencias. Vi un
montón de niños, pero eran chicos de publicidad, porque yo estaba completamente abierto
a todo, me daba igual que fueran de publicidad, de series, que fueran de la calle, yo
quería buscar a un tipo de chaval y me daba igual de donde viniera. Entonces cuando vi a
los chicos que me presentaba, fue cuando dije "este chico no puede ser así". Y
entonces fue cuando salió el tema de Geli que me ofreció ver las pruebas que había
hecho para Ataque Verbal. Las vi y como me gustó mucho lo que había hecho, entró
a trabajar. Pero ya te digo que como punto de partida no era un proyecto que yo lo leyese
y dijese quiero hacer una película de esto, fue una cosa que de repente se me ocurrió y
se lo insinué a Gerardo, le hablé de ese libro porque quería ver qué le parecía a él
y cuando vi que a Gerardo le podía interesar fue cuando dije vamos a ver si a mí
realmente me interesa.
NG - ¿Cuál es tu opinión del cine español actual?
SG - Yo creo que actualmente en el cine español hay
muy poca capacidad de riesgo. A lo mejor en unas productoras más y en otras menos no se
es consciente de lo que se hace. Otro problema que veo con determinado tipo de cine es que
se está convirtiendo en cine de gueto, en cine de festival. Ya no se puede hacer una
película que se salga un poquito de lo normal, y es que tal y como está el patio,
cualquier cosa que hagas que sea un poquito más especial, que no sea tan rápida como no
sé que, que no sea tan triste, ya es una cosa rara, que es lo que a mí me deja de
piedra. Yo creo que todo este rollo con el cine español es un poco irreal, que no es
cierto que exista esta empatía entre el público y el cine español. Siguen existiendo
exactamente los mismos prejuicios, lo que pasa es que hay más público que va al cine y
el cine español se beneficia en una parcelita, entonces para que el público vaya a ver
una película española tiene que haber... por ejemplo la de Solas, es decir, si Solas
no hubiera funcionado en Berlín y no hubiera habido esa campaña de prensa y crítica,
todo el mundo hablando de ella, Solas no se habría comido un colín. Yo
sinceramente diría que la cosa está incluso mal, yo no diría que va bien.
NG - ¿Es tan fácil hacer una película en España?
SG - Yo creo que no, creo que no es fácil para nada,
yo creo que hay un problema grande y es que como no hay una industria como tal,
establecida, que funcione, con unos espectadores, lo que hay es un pastel que es
relativamente pequeño y que se reparte entre unos cuantos productores, y nadie puede
entrar. Hay un problema muy grande en el cine español y es que no hay jóvenes
productores, el joven que pueda producir películas y que pueda hacer el tipo de
películas que los productores grandes no hacen. Es una especie de cuello de botella que
va cerrando el camino y se hacen unas películas que realmente no sabes muy bien por qué
se hacen y a quién le interesan, pero son muchas. La distribución, a pesar de las muchas
multisalas, sigue estando en manos de las productoras americanas que son las que controlan
un poco el mercado; las únicas películas españolas que pueden competir con eso son las
que se ponen a su nivel: películas de empresas muy poderosas que pueden competir en
cuanto a publicidad y porque hacen un tipo de cine que es igual que el americano, o
intenta ser igual que el americano, pero a la española. Además curiosamente es cine que
imita al americano, es un cine que se promociona como el americano y es el cine del que
siempre se habla cuando se habla del boom del cine español. Otro tipo de cine que es de
otra manera es más difícil hacerlo, a no ser películas que tengan la suerte de tener la
plataforma en un festival, porque si no pasan totalmente desapercibidas porque es que casi
ni se les deja salir. Sobre todo sería fundamental que se potenciara la aparición de
productores jóvenes.
NG - ¿Cuál puede ser tu referente en cuanto a
directores?
SG - Creo que eso lo debería decir alguien que
encuentre la semejanza. Yo creo que hay muchísimos y no hay ninguno, en el fondo está
todo hecho. Yo he visto mucho cine, sobre todo antes veía mucho más que ahora, por tanto
hay un montón de gente que me ha influido, unos consciente y otros inconscientemente.
Creo que cuando estás haciendo una película, estás en un estado
especial. A mí me cuesta concentrarme, se me va mucho la cabeza. Desde luego es muy
difícil hacer la primera película, es muy difícil que te traten bien en la primera
película y si te tratan bien es por algo, quiero decir, por ejemplo hablando de mí y
siendo autocrítico, yo he hecho mi primera película porque estaba con Tornasol Films,
con Gerardo Herrero... si no, ni de coña. Y luego, independientemente de que la película
pueda gustar más o menos, yo creo que Mensaka no se habría dado igual si la
hubiera producido Belén Bernuy, pero la produce Gerardo Herrero y la distribuye Alta
Films, que son gente que esta allí, y son gente poderosa.
NG - Para terminar ¿qué te dejó esta última
película?
SG - Yo he aprendido mucho con esta peli, muchísimo.
La verdad es que era una película con la que tenía las ideas clarísimas y entonces era
como ir por ellas, no era esta cosa de Mensaka de ir a buscar, sino de ir a por
algo. Quiero ver la película acabada para tenerla como punto de partida hacia otros
proyectos, por eso es que El Otro Barrio es importante para mí, yo no sé si
adelante o atrás o donde sea pero es un paso mas allá de Mensaka.
Aquí terminamos con esta charla, que la suerte llegue a El Otro
Barrio.
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Texto, Copyright © 2000 Natacha García.
Todos los derechos reservados. |
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Fotografías, Copyright © 2000 Eva María
Contreras. Todos los derechos reservados. |
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