José María Ortiz, pintor de sensaciones por
Eva Mª Contreras
Pintor, grabador, ilustrador...
José María Ortiz utiliza muchas y diferentes técnicas para conseguir un solo
propósito: crear imágenes que muestren sensaciones y emociones. Y lo logra, no en vano
es uno de los pintores más interesantes del panorama pictórico español contemporáneo.
Entre los diversos premios que ha recibido destacan el Premio Planeta de Dibujo y Pintura
y el Premio de Dibujo de la exposición internacional Centenario Caja Badajoz.
La vida de José María Ortiz se ha desarrollado siempre ligada al mundo
de la cultura y el arte, sobre todo a su vertiente más renovadora, dentro de grupos de
vanguardia, como el grupo "Los Once"...
"Se funda en el 57, con el fin de agrupar a los pintores
guipuzcoanos no figurativos y poder exponer colectivamente, porque por entonces las dos o
tres salas comerciales que había, tenían declarada la guerra feroz a la modernidad en
general y a la abstracción en particular, con el fin de dar salida a sus cuadritos
decimonónicos del agrado de la burguesía comprante.
Hicimos unas cuantas exposiciones con mucho éxito, más que nada por la
curiosidad que promovía este movimiento de rebeldía. Como éramos jóvenes, cada uno fue
tomando un rumbo distinto y el grupo se disolvió, sin más."
Ortiz partió entonces hacia París...
"Allí estuve en la Academia de Beaux Arts y me relacioné con
algunos artistas de vanguardia, que gravitaban en derredor de pequeñas galerías poco
comerciales y de escasa relevancia. Estuve en tratos con Maeght, por intermedio de Eduardo
Chillida. Tenía la idea de crear una galería de artistas de vanguardia jóvenes, pero la
cosa no llegó a realizarse, seguramente porque no era práctica. Allí conocí a
Modiagliani, ya muy enfermo, Picasso, de pasada, Vasarely, Palazuelo y algunos otros
monstruos sagrados.



Yo vendía guaches y lo que podía en los bouquinistas del Sena. Hice
algunos murales en cafés y bares, por intermedio de amigos influyentes.
Trabajé como actor en novelas fotográficas que entonces estaban muy de
moda y se publicaban en las tiras de los periódicos, de la última página."
Después de París, José María Ortiz continúa viajando. Tras pasar
por Córcega -"estuve allí una larga temporada, hasta que nos vimos
involuntariamente envueltos en la redes de la mafia y tuvimos que huir a toda prisa"-,
acaba viviendo una temporada en Ibiza.
"Yo estaba en Barcelona viviendo y trabajaba en un taller de
cuadros comerciales. Iba a la Massana en donde conocí a muchos pintores catalanes con los
que hice amistad, y que como yo estaban un poco desencantados de la civilización. Era la
moda de los hippies, así que decidimos montar una colonia de artistas en Formentera.
Cogimos el barco y nos fuimos hacia aquella isla. La primera etapa
había que hacerla en Ibiza. La noche de nuestra llegada íbamos tomando unas copas por
los escasos locales nocturnos que había entonces en la capital ibicenca y en uno de ellos
me encuentro con que el encargado era un amigo mío donostiarra que se iba al día
siguiente a casarse a Londres y dejaba el trabajo. Me preguntó si quería hacerme cargo
del negocio que se llamaba "The black sheep".
Como lo que buscaba era aventura le dije que sí. Mi amigo se puso a
trabajar en una tienda de muebles que le encargó hacer un montón de cuadros religiosos y
de caza.
En aquel entonces Ibiza estaba por descubrir y era realmente
encantadora."
Una vez instalado en San Antonio se dedicó a pintar, exponiendo en
diversos lugares incluyendo Madrid y Barcelona.
En la actualidad vive en San Sebastián, y su obra se ha seguido
exponiendo, habiendo formado parte del grupo "Guipúzcoa" de la Galería
Altxerri y habiendo llegado a ser parte del fondo de artistas de la Galería Seny
(Madrid-Barcelona).
Su obra pictórica es amplia y variada. Cultiva diferentes técnicas y
ha realizado tanto producciones abstractas -"me encanta la abstracción, pero un poco
a la esencia gestual de la caligrafía japonesa"- como, sobre todo, figurativas.
Llama la atención el colorido de sus obras, que oscila entre los tonos
vivos de algunas de ellas y los tonos suaves y grises de otras. A la hora de elegir se
decanta por éstos últimos: "prefiero los grises plateados al estilo del monstruo
Belazkez, que en euskera quiere decir "El córvido", qué casualidad."
Su faceta como ilustrador se ha desarrollado paralela a su carrera
pictórica. Durante su estancia en Ibiza ya llevaba a cabo trabajos como ilustrador
gráfico.



"En Ibiza se publicó una revista semanal, llamada UC, que
tuvo mucho impacto en los círculos intelectuales, ya que se vendía en todas las
Baleares. La dirección era de Barcelona y yo era el ilustrador gráfico. Eran tiempos de
la caída del franquismo, aunque aún coleaba el dictador y supongo que estaba financiada
por el partido socialista catalán, ya que los socialistas se preparaban en todos los
frentes al asalto de los fondos públicos. Recuerdo que pagaban bien y que se editaba con
un lujo impropio de su coste. Luego me nombraron ilustrador en jefe de la revista Mediterranean
Magazine."
Desde entonces ha ilustrado numerosos libros y publicaciones. En la
actualidad ilustra la colección de narrativa en euskera "Irakurmendi", de la
editorial Elkarlanenan.
José María Ortiz maneja también otras técnicas, por ejemplo, es un
experto grabador -"ahora me tienen encargado de montar el taller de
calcografía en Xenpelar"- y además se interesa por las nuevas tecnologías,
con las que también está trabajando.
"En cuanto a las nuevas tecnologías, me limitaré a destacar un
aspecto que me parece fundamental y que puede resumirse en la interactividad, como su neta
característica diferenciadora, respecto a la técnicas tradicionales."
Ha investigado por ejemplo la pintura aerográfica asistida por
ordenador y ha trabajado sobre todo con holografías.
"La holografía es una técnica que me interesa mucho. Por
desgracia exige instrumentación muy costosa y que no está a mi alcance, ya que juntando
todo mi capital en estos momentos apenas me llega para comprar un lápiz de los
buenos."



Si se le pregunta sobre los artistas que más le interesan, no acaba de
decidirse por ninguno. Sus gustos son amplios y le resulta difícil destacar a uno entre
todos. Nombra a el Bosco, Velázquez, Rubens, Caravaggio y Mantegna junto con otros más
actuales, como Rockko, Mondrian, Antonio López y sobre todo a Tápies. En cuanto al arte
del País Vasco, nos interesamos por su opinión sobre Ibarrola:
"Conocí a Ibarrola en París, hace unos 40 años, por medio de un
amigo, Rafa Ruiz Balerdi, y estuvimos invitados en su casa cenando con su mujer y Blas de
Otero. Entonces, creo recordar que el tal Ibarrola trabajaba de albañil y estaba auto
exilado por comunista. Tengo un grato recuerdo de aquella cena. Desde aquélla vez no he
vuelto a ver ni a tratarle. Yo creo que él ni se acordará.
De su obra opino, en lo que conozco, que es flojita, tirando a mala.
Tuvo una época de pintura denuncia, que hizo en la cárcel, panfletaria y de escaso valor
plástico, mientras duró la dictadura franquista, que fue la mas conocida entre la
progresía de mi entorno.
Tengo la impresión de que es un viejo militante comunista con aquel
espíritu gregario que iba predicando el judeizante y hoy defensor del pueblo, Múgica
Herzog y sigue las consignas de la vetusta y decrépita directiva del partido, aun en
propio demérito con un sumiso espíritu de sacrificio convencido de que España es la
reserva espiritual de Occidente y Asia Menor.
Respecto a lo historia del bosque no estoy informado, pero en mi
opinión creo que el Sr. Ibarrola debería continuar pintando traviesas de ferrocarril,
como hizo siempre, en lugar de ponerse a colorear los árboles que están muy bonitos de
suyo y no se meten con nadie."
Los temas que interesan a José María Ortiz son muy diversos, ya que lo
que en realidad persigue es comunicar emociones, sensaciones, a través de sus imágenes.
"En cuanto a los temas, no tengo predilección. Quisiera pintar
paisajes del natural, pero me da pereza salir con los bártulos por esos montes, así que
me limito a contemplarlos, hacer una abstracción esencial de ritmos, latidos, colores y
silencios moteados de ruidos y luego cargado de esa emoción ponerme a plasmarlo en un
soporte, sobre un dibujo a veces surgido de la pura casualidad.
Los temas que me interesan, son... todos. Sobre todo la observación, un
ir y venir del macro al microcosmos, buscando relaciones de causalidad. La gestión de un
concepto en el plano de la actividad mental, que sea lo suficientemente amplio y si es
posible riguroso. Soy muy materialista, porque creo quizá demasiado en la ciencia. Y por
encima de todo soy débil sentimental. Muy paradójico. Creo en la ambivalencia, algo así
como el yin y el yan. Y no estoy nada seguro de nada.
En mis cuadros cuento la sensación, o por lo menos intento crear esa
sensación que parece imponerse a veces como un gran silencio anímico, acompañado de la
emoción."
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Texto, Copyright © 2000 Eva Mª Contreras.
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