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George Brassaï en el Centro Pompidou de París por
Reynon Muñoz
El Centro Pompidou de París
dedicó desde el 19 de abril al 26 de junio una exposición monográfica al fotógrafo
francés de origen rumano George Brassaï (18991984). Esta exposición inauguró el
ciclo de exposiciones "Profundizar en el conocimiento del siglo XX". En total,
se expusieron 350 fotografías, incluída la serie "París de noche", un
conjunto de imágenes adoptadas por los surrealistas entre las que se encuentran la famosa
"Estatua del Mariscal Ney en la niebla" o "La Torre de Saint-Jacques",
fotos de la obra escultórica de Pablo Picasso realizadas durante la guerra, retratos para
la revista "Harpers Bazaar, para la que BrassaÏ trabajó durante más de
treinta años y numeros aspectos inéditos que conforman un universo en el que se mezclan
poesía y cruda realidad. Una treintena de esculturas, 50 dibujos y libros documentaban y
completaban la muestra.
En la primera parte de la exposición se presentaba al espectador el
aspecto menos conocido de la obra del fotógrafo y quizás por ello el más interesante.
Una primera serie de fotografías se dedicaba a retratos de artistas contemporáneos a
Brassaï entre los que se encuentran George Braque, Alberto Giacometti, Henri Micheaux,
Jean Genet, Samuel Beckett y un jovencísimo Henry Miller, cuyo primer texto sobre
Brassaï, titulado "El ojo de París", data de 1938.
A continuación, se exhibían 18 fotografías de las 30 de la
exposición original en la Galeria Rencontre dedicada al arte mural, único ejemplo de
fotografía en color de toda la exposición. Se trata de primeros planos de muros
deteriorados realizados entre 1958 y 1970. Con títulos como "Muro
arborescente", "Bajo el cielo de venus" o "Apocalipsis I" estas
fotografías nos trasladan al lenguaje pictórico y a la abstracción. Brassaï no acepta
los límites impuestos por la fotografía en color con respecto al blanco y negro si no es
para ocuparse del color en sí, de colores en libertad que producen a veces la sensación
de un cuadro. Muros desconchados, texturas sobre las que se distinguen detalles de
carteles rasgados o arrancados, que recuerdan a las pinturas materiales de un Tapies.



Brassaï manifiesta su hostilidad a la fotografía en color en el
siguiente comentario:
"Durante mucho tiempo, fui hostil al color. Amaba demasiado los
colores como para aceptar el "casi" de las fotografías en color. Pero durante
mi estancia en los Estados Unidos me pidieron tanto intentarlo que finalmente lo hice. En
Lousiana hice los primeros rollos, después en Nueva York. No estaba enteramente
convencido. Sólo algunas fotos nocturnas de NuevaYork me habían satisfecho. Pero, en
París, retomé la cosa y cambié el punto de vista del problema. Si se quiere hacer fotos
en color, no hay que partir del tema, de un asunto, de un documento en color, sino del
color en si. Es así que las paredes me han atraído particularmente".
No es este el único ejemplo de arte mural presente en la exposición.
En 1956, con el título "El lenguaje del muro: Grafitis parisinos fotografiados por
Brassai" El Moma presenta 112 fotografías de graffitis de Brassaï. La exposición
fue retomada en 1958 por el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres y una parte de
ella se presentaba en la muestra del Centro Pompidou. Se trata de fotos pegadas sobre
cartón, en ocasiones muy agrandadas y a partir de las cuales se han realizado una serie
de tapices expuestos a su vez. Los grafitis son clasificados en nueve grandes capítulos:
Proposiciones del muro, el lenguaje del muro, nacimiento del hombre, máscaras y rostos,
animales, el amor, la muerte, la magia, e imágenes primitivas.
Brassaï comenzó a recoger estos testimonios "efímeros y
salvajes" al principio de los años 30 y los publicará en la revista surrealista
Minotauro en 1933. Anotaba en pequeñas tarjetas los más interesantes para seguir su
evolución, viendo en ellos signos parecidos a los de las cavernas de Dordoña, el Valle
del Nilo o la cuenca del Eúfrates, esto es, del hombre primitivo. Restos de una
imaginería inmemorial que no son ni mas ni menos que el origen de la pintura y la
escritura, que los elementos de la mitología. Paredes arañadas con un rascador,
agujereadas, perforadas, semiderruidas, pintadas por personajes anónimos en los que
expresan sus deseos y miedos atávicos. Así, la serie "El nacimiento del
rostro" muestra el tema recurrente de tres orificios correspondientes a los vértices
de un triángulo invertido que representarían rudimentariamente la nariz y los ojos de un
homínido. La calavera, el corazón, el falo, formas de expresión arcanas y emocionales
en los que el hombre plasma de manera inconsciente su relación con la muerte, el amor, el
sexo.



Artista prolífico e inquieto, en la línea de Jean Cocteau, Brassaï
realizó obras en el terreno de la escultura, el dibujo, el grabado, la literatura y el
cine, huyendo toda su vida de la rutina profesional del artista bajo contrato, atado a una
paleta como el sirguero a la maroma, para conservar la frescura de la mirada de aquel para
quien ningún aspecto de la vida es irrelevante. Si bien sus intereses eran variados, es
en el terreno la fotografía donde Brassaï despliega todo su talento y pasión. ¿Por
qué prefirió Brassaï esta forma de expresión? Sus palabras a este respecto resultan
esclarecedoras:
"Sin ninguna duda, en el arte del grabado y de la fotografía se
coaligan diversas dimensiones de nuestro ser. La fotografía, imagen misma de la
abnegación, revela ciertamente la personalidad pero siempre indirectamente, mediante la
injerencia de un mundo interpuesto. Por eso la preferí. Pero ¿puede la fotografía
aplacar toda nuestra hambre, toda nuestra sed? Pienso en lo que un día me dijo Picasso:
Es imposible que la fotografía llegue a satisfacerte enteramente. Pero la fotografía
ocupa un lugar que le es propio en el arte. Ninguna fotografía puede producir plenamente
su efecto, convertirse en imagen definitiva e inmutablemente sin respetar algunas reglas
elementales del arte como un cierto equilibrio entre la cosa viva y la forma, y ambiciona,
hacer alguna cosa nueva y emocionante con lo banal y lo convencional, mostrar un aspecto
de la vida diaria para que aparezca a nuestros ojos como si la viéramos por primera
vez".
La segunda parte de la exposición fue dedicada a la colaboración de
Brassaï con los surrealistas, especialmente con André Breton y la revista Minotauro y la
serie "París de noche" que recoge 45 fotografías de las 64 originales
expuestas en 1951 en la exposición "Cinco fotógrafos franceses" del Museo
Metropolitano de Arte Contemporáneo de Nueva York.
La obra de Brassaï ha sido a menudo calificada de surrealista. Fue
probablemente André Breton quien más denodadamente contribuyó a esta identificación,
invitando a Brassaï "de viva voz o en sus cartas de fina escritura de tinta verde
sobre papel azul" a visitarle a la rue Fontaine o en el Café Cyrano, donde
habitualmente se reunían los miembros del grupo". Brassaï evitó sin embargo formar
parte del grupo. Si bien era sensible a la osadía surrealista en la apertura y
exploración de los caminos no hollados del arte y la ciencia, pronto comenzó a
distanciarse de un grupo cuyas filas habían sufrido purgas sucesivas. Su asimilación al
surrealismo le pareció siempre un malentendido. "Ellos consideran que mis
fotografías son surrealistas porque revelan un París fantasmagórico, irreal, anegado
por la noche y la neblina
Pero el surrealismo de mis imágenes no es sino lo real
transformado en fantástico por la visión. Yo tan sólo buscaba plasmar la realidad. No
hay nada más surreal que la propia realidad".
Lo esencial de la participación de Brassaï en el movimiento
surrealista se resume en las imágines que realizó para la revista Minotaure, desde donde
André Breton fustigaba las conciencias de la época. En sus fotos encontramos escaleras,
torres en penumbra, plazas desiertas, sombras que se proyectan en la noche. La
aproximación al tema es insólita y efectista, creando una transferencia del significado
de la imagen o una de disolución del mismo, una nueva realidad no siempre identificable
por el espectador, una nueva dimensión que convoca los resortes del subconsciente. Así,
Brassaï realiza primeros planos de patatas de las que han brotado raíces, y que son
transformadas por la cámara en extraños e inquietantes insectos. La mirada alucinada del
fotógrafo convierte a cristales y objetos en entidades que adquieren una nueva dimensión
material y ontológica.
Finalmente, la serie "Paris de Nuit" comprende como su nombre
indica imágenes de la noche parisina. Brassaï recorre con su cámara desde los ambientes
obreros o profesionales (El almuerzo de los Chefs) hasta los salones la alta burguesía
despreocupada y cosmopolita (Noche en Maxims, 1949), pasando por la bohemia más o
menos sórdida. El artista no pretende sin embargo llevar a cabo una crítica social. Su
visión es objetiva, próxima al lenguaje periodístico. Las tareas filmadas son banales,
labores o costumbres que reflejan el pulso vital de una comunidad humana. Brassaï
demuestra un prodigioso dominio de la fotografía nocturna, guardando en todo momento el
delicado equilibrio entre experimentación técnica y pertinencia temática. Son dignas de
mención algunas fotografías tomadas en España, entre las que se encuentra
"Coloquio en Madrid", realizada en 1953. En ella se muestra la desconfiada
conversación entre un cura y un embozado, que nos hace recordar la España oscurantista y
ominosa de la posguerra..
Encontramos retratos de tipos populares (La Marchande de ballons 1931 o
El Forzudo de Les Halles. 1932-1933), de prostitutas o filles de joie (La chica del
billar ruso. 1932). Series fotográficas en las que el tema se repite (Marchand des
quatre-saisons. 1932). Secuencias que se aproximan al documento periodístico o
cinematográfico (Un homme meurt dans la rue boulevard de la Glaciere. 1932). Desnudos.
Parejas de gays y lesbianas. Casas de citas. Prostitutas que reciben a los clientes
desnudas. Parejas de enamorados besándose en un café o columpiándose en un parque (la
magnífica "La balansoire". 1937). Imágenes en las que los personajes se
insertan en un escenario arquitectónico como partes integrantes del mismo, de una ciudad,
París, auténtica protagonista y nexo de unión de todos ellos.
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Texto, Copyright © 2000 Reynon Muñoz. Todos
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