


  |
Fernando Savater: "No fui a la cárcel por
heroico sino por tonto" por Luis Miguel Madrid y Armando G.
Tejeda
Fernando Savater teje con aguda
precisión sus palabras: hay rebelión de las ideas, también hay ese silencio rotundo que
precede a su vivaz crítica. Savater es filósofo, escritor, profesor de universidad y
lector omnívoro. Su obra, a salvo en más de 45 libros publicados, mantiene un diálogo
abierto con sus lectores.
Savater, de 52 años, es autor de, entre otros títulos, Nihilismo y
acción, La filosofía tachada, Apología del sofista, Ensayo sobre Ciorán, El Jardín de
las dudas y, quizá su libro más conocido, Ética para Amador.
"Un capricho", esa es la calificación que hace Fernando
Savater de su próximo libro; le gustan las carreras de caballos y por ello está
trabajando en lo que será una interpretación del año 2000 visto a través de las
grandes carreras de caballos. Savater recibió a Babab en su pequeño paraninfo
universitario, desde donde nos mostró algunas de las claves para interpretar la vida con
esa lejanía que se acerca tanto a lo cotidiano.
BABAB - Se dice que España ha dejado de ser un país
de izquierda, que ha habido un vuelco ideológico en las últimas elecciones generales,
¿usted cree que esto es en realidad así?
FERNANDO SAVATER - España es un país conservador,
estuvo cuarenta y tantos años bajo Franco sin mover un dedo. Luego aquí, actos heroicos
se dieron muy poquitos, la gente que fuimos a la cárcel no lo hicimos por heroicos sino
por tontos, la mayoría de la gente no hizo nada y cuando terminó la cosa, la gente votó
a Unión de Centro Democrático, un partido moderado, es decir, no se lanzó a votar ni a
los comunistas ni a los extremismos de derecha, porque es verdad que este país no es de
extrema derecha. Este país es de izquierdas frente a Pinochet, pero no frente a los
gitanos; aquí la gente piensa que hay una retórica de izquierdas, tú le preguntas a la
gente lo que piensa de Pinochet y te dicen que hay que cortárselo en tajadas y comérselo
con patatas, pero hay que distinguir entre un embellecimiento de izquierdas del discurso
propio y una gente de centro que lo que quiere es prosperidad y seguridad económica...
BB - Usted antes de ser profesor de la Universidad
Complutense fue su alumno, ¿qué cambios ve en los nuevos universitarios, en la Facultad?
FS - Como yo estudié en ésta misma Facultad en la que
estoy ahora como profesor, casi lo que me impresiona más es lo que "no" ha
cambiado, es decir, como ha cambiado uno, como ha cambiado el mundo y qué igual sigue la
Facultad, luces, rincones, todo igual, me da la sensación de haberme quedado
atrapado en el tiempo... atrapado como un personaje de Beckett... hay lugares que uno los
tiene como un destino, pero bueno, ha cambiado, lo primero, la cantidad de coches que hay
aparcados ahí fuera. Cuando yo estudiaba prácticamente no tenía coche más que el
Rector y probablemente oficial, hoy la mitad de los profesores y alumnos lo tienen, todos
menos yo. Bueno, eso es un cambio, y la proporción entre mujeres y hombres; antes
Filosofía era una cosa que estudiaban las "niñas" y los curas, monjas con su
hábito y algún perdido como yo. Como había muy pocos hombres no teníamos ningún
futuro halagüeño cuando organizábamos algún guateque, por eso en los carteles
poníamos: "irán Ingenieros", ja ja ja, porque sólo por nosotros no se
molestaba nadie. Eso ha cambiado hoy, la carrera está vista como una profesión, no sólo
como complemento para las niñas, sino que es otra cosa.
Uno de los problemas que tenemos es que es una carrera en la que se pide
una nota de selectividad muy baja, y siendo una cosa que es muy vocacional, mucha gente
que quería hacer Telecomunicaciones o Medicina, por falta de puntos, terminan aquí, pero
también hay alumnos muy buenos, vocacionales, interesados.
BB - ¿Percibe alguna tendencia ideológica concreta en
el alumnado?
FS - Antes esta era una de las Facultades más
politizadas, ésta y Económicas, que era la peor, y Derecho también. Obviamente ahora ya
no, antes estaban politizadas las Universidades porque no había otro sitio donde hacer
política. Hoy afortunadamente hay otros muchos campos y en la universidad no se hace
política, habrá gente interesada, pero no lo hace aquí, hay ciertos movimientos, pero
ya no es el sustituto de la política... La gente está más interesada ahora por sus
calificaciones, en fin... una figura más instrumental de la Carrera, nosotros veíamos
ser universitarios como una especie de forma de vida con una obligación moral
revolucionaria y hoy se ve como una cosa que acabar cuanto antes, como un trámite.
BB - Su obra es prolífica en géneros y disciplinas:
novela, ensayo filosófico, artículo de fondo; ¿Por cuál le gustaría ser recordado?
FS - Pues no sé, en principio no tengo un especial
encanto en ser recordado porque cuando me recuerden significará que no estoy; por lo cual
no es una perspectiva que me ilusione. Pero bueno, creo que la actividad como articulista
y persona que ha intervenido en ciertas urgencias nacionales es lo que creo que he hecho
menos mal. No me considero escritor de grandes obras, creo que he hecho algunos artículos
que han sido a la vez correctos y oportunos. Me gustaría que se echaran de menos mis
artículos. Y luego hay un mérito que a uno le da vergüenza tener porque explica un poco
como está la situación y es que como filósofo actual me he interesado por la
educación, no sé como habrá que enseñar física pero en lo que yo puedo alcanzar en
reflexionar sobre la educación y hacer textos que sirvan para la educación creo que sí
lo he hecho y la gente que había a mi alrededor no he visto que lo hiciera. Creo que esas
dos cosas sí que tienen su valor, cierto mérito.
BB - Además de los artículos, tiene una
producción literaria extensa...
FS - Excesiva, a todas luces excesiva, la verdad es que
he escrito mucho, en buena medida por necesidad, a mi me hizo escritor Franco, cuando
tenía veinti... muy poquitos años, cuando me echaron de la Universidad, me quedé sin
trabajo y me tuve que dedicar a escribir y a traducir para ganarme la vida. Y eso
probablemente le quita a uno el vicio de la página perfecta. Uno se dice: hay que hacerlo
porque hay que hacerlo, hay que sobrevivir y ya está. Entonces, sí, claro, he escrito
demasiado, muchos artículos, bastantes libros...
BB - Y de muchos géneros...
FS - Sí, porque me ha gustado leer, y como he sido un
lector muy omnívoro, he escrito también sobre muchas cosas...
BB - Imaginamos que se ha sentido novelista,
ensayista... pero, ¿también poeta?
FS - ¿Poesía: quién no ha cometido un verso en su
vida? Me gusta cuando una página sale bien, pero no me gusta la poesía que se escribe
con conciencia, con la idea de "voy a hacer la gran página perfecta". Lo único
que sueño es con escribir con perfecta naturalidad, y no con la idea de que ahora voy a
decir una frase memorable, una expresión muy poética. Escribí algún verso con veinte
años y luego se me pasó... bueno, se nos pasa a los que no servimos, afortunadamente a
Borges no se le pasó nunca...
BB - Nos llamó la atención cuando dijo que no había
ido a la cárcel por heroico sino por tonto...
FS - Héroe no he sido nunca, pero en un momento
determinado estaba haciendo una labor de oposición a la dictadura más o menos discreta o
prudente, sin embargo cuando estaba en la Universidad mataron a un compañero mío desde
el bachillerato, Enrique Ruano, que era mi amigo. Entonces perdimos nuestras
restricciones, nos lanzamos a la actividad y comenzó la guerra.
BB - La comunicación parece que ha tomado otra
dimensión con este nuevo mundo cibérnetico, desde su visión de filósofo ¿qué ve?
FS - De esto poco se yo..., no tengo ni animadversión
ni excesivo entusiasmo, según pasan los años tengo miedo de las cosas que me hagan
perder tiempo. Me asombra la gente que parece que está buscando "pasar tiempo",
entreteniéndose. Yo no tengo tiempo porque me gusta leer, charlar y no tengo tiempo para
hacer esas cosas. Tengo miedo de cosas como Internet, de que sean demasiado entretenidas,
que me meta ahí y se te vaya una tarde, miedo de que estas cosas se conviertan en
juguetes fascinantes o entretenidos y que me roben mucho tiempo.
BB - Pero usted como observador de la realidad, ¿no
piensa que esto ha sido el detonante para que mucha gente de todas partes del mundo tenga
una comunicación más fluida?
FS - La vida no cambia nada. Antes no había ni
máquina de escribir, pero no cambia nada, han cambiado las cosas mucho más en mí que en
el mundo. Las transformaciones las da el tiempo, las experiencias con otros. La
suposición de que en mí, lo que de verdad va a cambiar es que pasé de una máquina de
escribir pequeñita al ordenador y que eso sea el gran cambio en mi vida... ¡no! He
cambiado más por haber rechazado o haber aceptado o amado a una persona que por haberme
comprado un ordenador. Y si eso me ha pasado a mí por qué no al resto del mundo. La idea
de que Internet va a cambiar al ser humano no es aceptable.
BB - ¿En qué está trabajando ahora?
FS - Ahora estoy escribiendo un libro, un capricho que yo quería
escribir hace mucho: se trata de dedicar un año a recorrer mundo viendo las diferentes
carreras de caballos, contar el año 2000 a través de las grandes carreras de caballos...
ahora, dentro de una semana, me voy a Uruguay, donde hay una carrera, luego a Kentucky, a
Melbourne... contar un poco el mundo del 2000 a través de los caballos.
Con ésta satisfacción equina nos fuimos poniendo los gabanes y con
ellos nos dirigimos al bar de profesores donde seguimos escuchando la pasión por la
velocidad de los caballos. Entre la última curva y la recta de tribunas, Fernando Savater
aceptó la condición de socio de honor de Babab, un privilegio que agradecemos
profundamente en esta revista.
 |
Texto, Copyright © 2000 Luis Miguel Madrid y
Armando G. Tejeda. Todos los derechos reservados. |
|