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Alicia Moreno: "Creo que después de la Sanidad
y la Educación está la Cultura" por Paz Mediavilla
Pensaba que conocía a Alicia
Moreno de verla sobre las tablas. Precisamente, la última vez, fue en la presentación
del Festival de Otoño del año pasado en el que tuvo una participación en escena.
Pensé: qué privilegio tener una Consejera de Cultura que además es actriz y vive el
mundo de la creación artística desde dentro absolutamente... pero me equivocaba
"...pero no sólo tú: todo el mundo, incluso físicamente -que no me parezco en nada
a mi hermana, ella rubia platino de pequeña y yo totalmente morena- nos confunden y nos
han confundido constantemente".
Parece que la confusión entre estas dos hermanas es generalizada. Mi
entrevista es a Alicia Moreno, Consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid y Directora
del Festival de Otoño desde 1997 hasta 1999. En lo que no me equivocaba es en el
conocimiento desde lo más profundo de la materia que tiene entre manos esta mujer. Hija
de la actriz Nuria Espert y hermana de Nuria Moreno, con la que se produce la confusión
de la que hablaba al principio. Nuria lleva trabajando desde hace veinte años con la
Compañía Lindsay Kemp. "En el año 89 montaron Alicia, basado en la obra Alicia
en el país de las maravillas y desde entonces ya la confusión es total", me
comentaba Alicia en esta entrevista, "tanto Nuria como yo estamos acostumbradas a que
nos confundan permanentemente los nombres, ambas contestamos a Nuria y Alicia con total
naturalidad".


Fotografía: Paz Mediavilla.

Alicia Moreno, hoy Consejera de Cultura coincidió en la comañía de
Lindsay Kemp con su hermana durante nueve o diez años, pero su trabajo fue detrás de las
tablas, concretamente en la distribuidora y productora de la compañía. Su trabajo nunca
ha estado encima del escenario. Eso sí, ha participado en varias películas, una de ellas
cuando tenía once años "y todo el mundo decidió que iba a ser actriz, menos
yo".
Así que me encuentro con la real Alicia Moreno en su despacho de
Consejera y que me aclara cuál es su función como tal "en principio me ha pillado
la separación de las dos Consejerías: Cultura por un lado y Educación por otro, con lo
que empezábamos de cero, creando una Consejería nueva con todo lo que conlleva de
trabajo administrativo, desde la creación de los puestos de trabajo hasta todos los
trámites de la separación. La Consejería se ha quedado con dos Direcciones Generales,
de un lado está teatro, danza, cine y música y, de otro, están archivos, museos,
bibliotecas y exposiciones. Así que el trabajo tiene una parte administrativa
propiamente, de administración de fondos y otra de intentar llevar a cabo los proyectos,
intentar realizar sueños...".
Precisamente por todas las actividades que esta Consejería conlleva, va
a abandonar la dirección del Festival de Otoño de Teatro que, como decía ha realizado
durante tres ediciones. 1999 ha sido su último año al frente del mismo. Entrando en su
gestión me confesaba Alicia Moreno que ha intentado apostar por el riesgo, por ofrecer
cosas diferentes a las que ofrece habitualmente la cartelera. El público del Festival
demanda cosas nuevas, cosas de las que ha oído hablar y quiere tener acceso a ellas. Dice
haber sido criticada por impulsar el teatro más que actividades como la danza o la
música "pero es que yo creo que el teatro internacionalmente de los tres era el que
salía peor parado... creo que a lo largo del año son muy pocas las ocasiones en las que
ves compañías extranjeras, salvo esporádicamente en el Círculo de Bellas Artes o antes
en la sala Olimpia...".
Respecto a esto, me parece oportuno preguntarle a Alicia Moreno por el
Festival Internacional de Teatro y el porqué de su desaparición. Me aclara que era algo
organizado por las tres Administraciones Ministerio, Ayuntamiento y Comunidad y que
desconoce las razones por las que dejó de existir. En principio coexistieron Festival de
Otoño y Festival Internacional de Teatro, por eso, piensa se potenció más la música
por parte del Festival. También el hecho de que ahora exista un Auditorio y un Teatro
Real hace que se programe menos música en el Festival, puesto que estos lugares tienen
sus propias programaciones permanentemente, "de modo que con los años va variando el
momento histórico e incluso político que determina que las cosas evolucionen en un
sentido u otro".
Volviendo al riesgo que rige sus planteamientos a la hora de programar
hablamos de Bob Wilson, una de las estrellas de este último
Festival "Wilson es un número uno. Sin verlo, su espectáculo es sí o sí primera
calidad, es siempre un hombre que tiene cosas que decir y cosas muy importantes, cuál es
el riesgo... pues que el espectáculo no guste, pero ningún otro. En el estreno de Wilson
había sentado en el teatro arquitectos, pintores, directores de cine, es decir, gente que
habitualmente no encuentras en los estrenos de teatro. Es lo bueno de los espectáculos en
vivo, que tienen el poder de verdaderamente hacerte pensar, recapacitar, de
alimentarte".
Otro planteamiento claro de su labor desde la Administración es
prioritariamente la de difundir, promocionar y dar a conocer, antes que la rentabilidad de
un espectáculo "yo creo que nuestros números salen si el espectáculo interesa, si
el espectáculo aporta al día a día, creo que después de la sanidad y la educación
está la cultura, o al lado".
Sin ningún tipo de vacilación, por otra parte, lanza una crítica
clara al ciudadano que no tiene ninguna inquietud cultural y que se queda en su casa
sentado delante de la televisión "pienso que no se necesita una preparación
especializada para ver un espectáculo, excepto el tiempo de sentarte y dejarte llevar por
lo que ves. Por otra parte para mí el hecho teatral es tan cotidiano que cuando pienso en
que hay mucha gente que tiene mi edad que no ha pisado nunca un teatro no deja de
sorprenderme. Creo que se pierden una parte muy importante de la vida. Hay cosas tremendas
a colación de lo que hablamos, como el fútbol, por ejemplo, si tú le das al ciudadano
medio fútbol doce horas al día no pide ninguna otra cosa...".
Entramos en el terreno de la financiación del Festival que hasta ahora
es íntegramente pagado con los fondos de la Comunidad, aunque se está estudiando
seriamente la cofinanciación por parte de empresas privadas también. "Aunque la
taquilla es parte del hecho teatral pues sin taquilla no hay teatro, lo prioritario no es
colgar el cartel de no hay localidades", aunque me confiesa, "es una de las
cosas que más placer da en el mundo".
Con los Festivales, pues desde la Consejería no se lleva sólo el
Festival de Otoño, están también el Festival Alternativo, Teatralia, para niños,
Música de Arte Sacro, Madrid en Danza, Clásicos en Verano, lo que se persigue es
complementar la oferta cultural de Madrid. "Se nos critica a veces de estar solapando
la oferta teatral privada, pero pienso que es indemostrable y que el teatro está
funcionando muy bien en todos los ámbitos".
Concluimos la entrevista con los deseos que mueven la gestión de Alicia
Moreno "a mí me gustaría que se me viera como un apoyo más que ninguna otra cosa,
poder llevar a cabo proyectos que eso hace mucha ilusión y pelear para que salgan y estar
atentos y alerta a los proyectos importantes, por interesantes o porque necesiten de un
apoyo institucional. Eso es lo que creo que nos mantiene a todos aquí, el hecho de poder
de verdad realizar los sueños. Muchos de ellos obviamente no se pueden cumplir, pero
otros muchos sí". El sueño que ahora la ocupa es levantar un teatro, un espacio
"yo creo que la Comunidad tiene que tener un teatro. Es el proyecto número uno.
Madrid necesita un teatro propio y en ello estamos trabajando".


Fotografías: Tilde de Tulio.

Robert Wilson, con su espectáculo The days
before: death, destruction & Detroit III (Los días anteriores: muerte, destrucción y
Detroit III), fue una de las estrellas del Festival de Otoño.
El estreno de esta obra se produce en Detroit en 1978 (Detroit I), se
hace una segunda representación en Berlín (Detroit II) y finalmente el estreno oficial
en Europa que ha sido en Madrid del 18 al 21 de noviembre de 1999 enmarcado en el Festival
de Otoño (Detroit III).
The Days before: Death, Destruction & Detroit III nace de varias
fases de desarrollo a lo largo de tres seminarios de verano en Watermill Center, fundado
por Robert Wilson en Southampton, Long Island, en 1992. Este centro se creó para ayudar a
la creación de nuevos enfoques artísticos y ofrecer a los nuevos creadores la
oportunidad de dedicarse a la creación y a la investigación artísticas. Desde el centro
se potencia el espíritu innovador que ha caracterizado a todos los trabajos de su creador
Bob Wilson. También la interrelación y cooperación entre diversas disciplinas. Así,
The Days before... es el resultado de los esfuerzos conjuntos de los participantes en
Watermill.
La primera fase de elaboración se inicia en 1996, una segunda fase se
realizó en el seminario de 1997 y en una tercera etapa, en 1998, se incorporaron el texto
y el sonido. Primero fue concebida visualmente y después se buscó un texto.
La obra consta de dos actos. Un primer acto en el que aparece el gallo
(personaje principal o protagonista). Y un segundo en que aparece la lechuza
(antagonista). Son las máscaras de un mismo personaje. Dice Bob Wilson. "uno y uno
no es igual a uno, pero dos sí es igual a uno. Es una sola máscara con dos caras. O como
las dos manos del mismo cuerpo, que son dos pero forman parte de una unidad. Muy
parecidas, pero completamente distintas".
En cuanto a la manera en que se acoplan el texto y lo visual en la obra,
Wilson ponía un ejemplo muy gráfico: "son como dos rejillas que pueden superponerse
de diferentes maneras. De modo que no hay sólo un camino de asociación". Sería
como la unión de una comedia muda y un serial de radio. La mezcla de imágenes y sonido
se hizo libremente consiguiendo así muy diferentes resultados a través de la misma.
La obra fue creada para el final del milenio, pero desde la perspectiva
del que mira a todo el milenio pasado. La posición espacial es un punto indefinido, en el
que no está claro si se mira hacia adelante o hacia atrás -suspensión en el tiempo y en
el espacio-.
Tanto el texto de Eco como el montaje es un tipo de viaje mental. La
música hace referencia a diferentes culturas. El montaje está lleno de referencias
temporales, es decir, no es una obra "intemporal", porque aunque carece de
referente temporal específico, la obra "está llena de tiempo".
Como texto de la obra, se han tomado dos voces totalmente diferentes:
textos de The Island of the Day before, de Umberto Eco y Tone Poems, de Christopher
Knowles. Este último más musical. Es tonal, matemático, estructurado. Le da el
contrapunto al texto de Eco, lleno de contenidos bastante duros.
El montaje intenta no dar una lectura, no dar un significado, sino la
posibilidad de dar al espectador la distancia para que cada uno vea su propio significado.
También es característico la mezcla internacional de actores, de
diferentes edades, culturas, educaciones, de diferentes experiencias y bagajes. Esto
ofrece la posibilidad de tener cualquier voz. "En el mundo en que vivimos no nos dan
la oportunidad de escuchar todas o algunas de las voces".
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Texto, Copyright © 2000 Paz Mediavilla.
Todos los derechos reservados. |
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Fotografía, Copyright © 2000 Paz
Mediavilla. Todos los derechos reservados. |
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Fotografías, Copyright © 2000 Tilde de
Tulio. Todos los derechos reservados. |
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