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27ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires por
Rosana Gutiérrez (enviada especial)
4 de mayo de 2001
Lo bueno, lo malo, lo
lindo, lo feo (no necesariamente en ese orden)
Ya va quedando poco. Apenas unos
días para que el Salón de la Rural cierre sus puertas. No ha cambiado nada, en lo
sustancial, pero quedan algunas cosas, de esas que la próxima semana se olvidarán, pero
son importantes de mencionar hoy, en el momento de las conclusiones.
Si bien, la Feria de este año estuvo recesiva en cuanto a ventas y no
hubo figuras descollantes, ya que las personalidades internacionales esperadas más
importantes, que en un principio eran Ángeles Mastreta, Paulo Cohelo y Ray Bradbury,
faltaron a la cita por diversas razones, justificables únicamente en el caso del autor de
"Crónicas marcianas" dado que su salud se encuentra delicada. A pesar de todo,
este fue el año de mayor afluencia de público, lo cual no deja de ser un hecho notable,
que habla de...
Lo bueno
La entrada gratuita durante los días de semana, que tal vez haya sido
la razón por la cual se puede pensar que la gente lee, y si no puede comprar libros, por
lo menos les gusta verlos.
Otro hecho destacable fue la organización y puntualidad en los horarios
de comienzo de los actos y espectáculos. La gran variedad de stands, donde cada uno pudo
encontrar cosas de interés, ya sea novedades editoriales, libros inconseguibles,
publicaciones a bajo precio (pocas), cursos de reiki y meditación trascendental, métodos
para adelgazar y consiguientemente encontrar la felicidad verdadera, libros y objetos
pertenecientes a las diferentes colectividades afincadas en el país. Como el original
stand de la Fundación vasco-argentina "Juan de Garay", al que concurrieron
muchos de los descendientes de vascos buscando en los libros los orígenes de sus
ancestros, según contó Pedro Alberdi, (miembro de la Fundación), quien también brindo
importantes datos como, por ejemplo, que Argentina es el país que ha recibido el mayor
número de inmigrantes vascos en todo el mundo, y aproximadamente el diez por ciento de la
población tiene ascendencia de ese origen. Según algunos estudios se calcula que están
presentes en el país alrededor de 15.000 apellidos de esta colectividad. Por esa razón
es que el nombre de muchas ciudades del país, son de procedencia vasca, como por ejemplo,
Ezeiza y Necochea.
El puesto de "la casa árabe", que expone libros como el
Corán, artesanías y música de la región asiática.
Los stands de las provincias que demostraron ser los más cuidados en su
diseño y brindaron la oportunidad de conocer a los autores más olvidados y marginales de
este lugar, destacándose el de la Provincia de Entre Ríos, que es una réplica de la
casa de Urquiza, donde se encuentran facsímiles de documentos históricos y, entre ellos,
una curiosa "Ley de vagos" del año 1860. Esta ley, si tuviese vigencia hoy
día, mandaría a la cárcel al enorme porcentaje de desocupados que marcan los índices y
la realidad, según el Párrafo I que instituye que son vagos (vagabundos) "Las
personas de un u otro sexo que no tengan renta, profesión, oficio u otro medio lícito
con que vivir"; "Los que teniendo oficio, profesión o industria, no trabajan
habitualmente en ella y no se les conocen otros medios lícitos de adquirir su
subsistencia". En fin. Casi todos...
La exposición que la Dirección General de Cultura y Educación de la
Provincia de Buenos Aires, brinda en su puesto, recorriendo la historia de la
comunicación, empezando por la proto-escritura del período paleolítico, con sus
imágenes sígnicas y comunicación sonora, siguiendo por la narración oral, la creación
de la imprenta y los libros (con un muestrario de los primeros libros bonaerenses, como
"El darwinismo", de Emilio Ferrière (1906), o viejas ediciones del "Manual
del Alumno bonaerense") para finalizar con imágenes fotográficas, cine, televisión
y tecnología digital. Una enorme infografía del film "Charlote en las
trincheras", de Chaplin, fotografías del primer proyector con manivela de los
hermanos Lumière (1895), explicadas por afiches y la preciosa voz de Paula, una de las
encargadas del stand.
Lo feo
Que el puesto del diario Clarín se encuentre en el hall de entrada,
junto a una gran cantidad de computadoras con acceso gratuito a Internet, donde una horda
de jóvenes y otros no tanto, se agolpan provocando el difícil acceso de las personas.
El altísimo precio del estacionamiento, de 20 pesos la estadía de 12
hs., motivo suficiente como para que los que trabajamos allí durante muchas horas,
decidiéramos dejar el auto en casa y marchar en tren y/o autobuses cargando cámaras
fotográficas, bolsos, grabadores, y como si no fuese suficiente, regresando con bolsas y
bolsas de folletos.
Los exagerados precios de los puestos de comida.
Lo lindo
Algunos stands en especial, como por ejemplo el del Ministerio de Educación, que
en el marco del Plan Nacional de Lectura, junto a la Secretaría de Cultura y
Comunicación, la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares y la Biblioteca
Nacional, idearon una forma muy original para que los pequeños se acerquen a los libros.
Se trata de la recreación del "generador manual de conocimientos", imaginado
por el escritor irlandés Jonathan Swift, en el tercero de "Los viajes de
Gulliver", cuando éste visita la Academia de Lagado y descubre esa máquina
maravillosa que podía escribir libros de poesía, filosofía, leyes, etc, sin la
necesidad del genio creativo. Una invención que se componía de trozos de madera de la
dimensión de un dado, unidos por alambres. En cada una de las caras de los cubos estaban
escritas las diversas palabras que, impulsadas por una manivela, lograban combinaciones
que luego se escribían en libros con el fin de conseguir, finalmente, un "tratado
completo de todas las artes y las ciencias". La versión vernácula del generador,
fue adaptada al castellano por el artista argentino Jorge Crapanzano, en un juego de 224
palabras capaces de generar 8.338.608 oraciones, que luego los niños escriben en un
voluminoso libro. Algunas de ellas verdaderamente sorprendentes.
Todo esto, enmarcado en uno de los sectores más pintorescos y
concurridos de la Feria, donde se ingresa por una especie de cueva, acompañado por
personajes clásicos de libros de cuentos, quienes van contando historias donde el
personaje principal siempre es el visitante, que al final del recorrido encuentra su
imagen reflejada en un gran espejo, reconociéndose a sí mismo como el gran protagonista
del relato.
Más allá de la gran imaginación de Swift, la máquina permite
reflexionar sobre el significado de los procesos de escritura y lectura, la intervención
del azar en la producción de un texto y el papel del lector, que le da sentido al mismo.
Es un buen intento para un plan que comprende acciones destinadas a
fortalecer la lectura y el uso de libros en la escuela, apoyar las iniciativas sociales de
alfabetización y desarrollo de la lectura y fortalecer el conjunto de instituciones
vinculadas con la difusión de la lectura y los libros.
El
stand de la Editorial Moleiro, empresa editorial especializada en la reproducción de
códices, mapas y obras de arte de los siglos VIII al XVI.
En una interesante conversación con José Carlos Martínez Sáez,
representante de la Empresa en Buenos Aires, éste explicó que la editorial hace copias,
facsímiles de manuscritos, ediciones únicas e irrepetibles, numeradas y autenticadas por
escribanos, en tiradas de 987 ejemplares. Todas las obras tienen tres partes, la copia del
manuscrito, el libro de estudio donde está la traducción y la historia del libro, donde
figura por quién fue hecho y para quién, con el aval de historiadores y expertos. Y en
el caso de quien lo requiera, finos estuches confeccionados en diferentes pieles.
Se
exhiben allí el Atlas Universal de 1565, realizado por Diogo Homem, considerado el más
prolífico de los cartógrafos portugueses. Está formado por 18 cartas, con imágenes a
doble cara. En sus miniaturas se destacan elementos de heráldica, como blasones y
banderas de las respectivas naciones, regiones, condados y ducados; La Biblia de San Luis
que consta de tres volúmenes y costó unos cuatro años hacer la edición facsimilar. Fue
hecha para Luis IX de Francia, quien luego la donó a Alfonso X, el Sabio. Consta de más
de 500 escenas ilustradas y está realizada en un papel especial, fabricado a mano con el
mismo grosor, tacto y olor que el original; también, la primer novela escrita en
castellano en 1304, que fue copiada e iluminada para el Rey Enrique IV de Castilla: el
Libro del Caballero Zifar, novela de caballería antecesora a El Quijote, entre otras
obras más.
El precio de los facsímiles varía entre 500 y 15.000 dólares,
pudiéndose comprar desde una página hasta la obra completa. Una verdadera ganga,
teniendo en cuenta que los precios aumentan a medida que el stock disminuye...
Fuera de toda ironía, lo cierto es que es un rincón especial para
bibliófilos, historiadores y todos aquellos que invierten en arte.
Lo malo
Los pocos puestos de consulta bibliográfica dónde se armaban filas
larguísimas.
Que las publicaciones más vendidas hayan sido algo que poco tiene que
ver con literatura: libros de autoayuda como los de Paulo Coelho, principalmente el
último: "El demonio y la Señorita Prym", y también los anteriores, como todos
los años... los libros de Harry Potter, los niños que en lugar de leer a Emilio Salgari,
se entusiasman y, los grandes (que no lo confiesan) pero se enganchan en esas historias
fantásticas-marketineras, que no les llegan ni a los talones a cualquiera de las obras de
Julio Verne, o, yendo un poco más cerca, a Michel Ende. Pero, para los libros de la
autora británica J. K. Rowling hay siempre una mesa exclusiva. Y Harry Potter la tiene, y
vende.
En el tintero
Para cerrar, esas cosas importantes que no pueden quedar fuera de esta crónica:
la presentación del libro de fotografías de Hermenegildo Sabat, el más grande de los
caricaturistas políticos de las pampas. "Imágenes latentes", donde plasma
desde personalidades ilustres, hasta hechos cotidianos con personas anónimas. Auspiciado
por la Universidad Virtual de Quilmes.
La Contraferia, que desde hace muchos años, de la mano de Esteban Charpentier,
viene peleando contra la falta de oportunidades en las puertas de las anteriores ediciones
de la Feria del Libro, invitando a la gente a adherir a su causa y regalando libros. Este
año, dentro de la Feria, (en una ingeniosa estratagema política), la Contraferia se
presenta en ciclos de lectura de poemas, presentación de revistas de poesía y talleres
literarios de Buenos Aires, llamado "Poetas al rincón". Imperdible, para todos
aquellos que seguimos creyendo en la poesía, en los poetas y en las utopías.
Aldo
Sessa, pintor y fotógrafo, presentando su libro "Fantasmas para siempre", con
textos de Ray Bradbury y sus dibujos y pinturas, en una muestra fotográfica excelente, de
imágenes alucinatorias, en una sala con el clima apropiado para recibir al escritor, que
lamentablemente pasa por un mal trance y todos esperamos que lo supere pronto.
Quedarán más cosas, claro... siempre quedan cosas, pero aún quedan
tres días de Feria, y los que por aquí andamos, seguramente podremos sorprendernos con
algo más... y comunicarlo, a quienes quieran saber de qué se trata...
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