![]() |
|
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() |
|
![]() |
Antesala o compulsa por Benito del Pliego 21. transacción de pétalo y
detalle: al paso responde un tiempo con su propio traspié: iniciales esculpidas memorias
contra el mapa. 22. Labios y heridas desfondados despliegan su cáliz en derrota,
descomposición exponen, la fachada de la calle reaparece. Urgan los dedos en este
baldosín las rejas gotean el dolor del edificio. Las cerraduras, el musgo, la colada de
los patios. 24. Aquella avenida camino de la espera. No se detenga a perforar con la pregunta fúnebre: residen detrás. La nuca desolada se recuesta. Retome su vuelo. Calle las losas de su incógnita. 34. La ciudad desciende impermeable, retiene su alerta. ya sabe quién
escribe el proceder y se detiene cansada de vagar buscando anda. 43. Monótona pasión: cansancio, la huella se amontona ante la piedra.
Los tallos de las cifras se incorporan al sillar, al arco, al gesto derretido de las caras
y se ocultan tras la vista. "Nada sabré de cuanto deseo" repite cansina la
lengua en la espiral que aquel labró. "Ellos habitan en mí y se calzan los despojos
de mi voluntad". Así se descubre de qué forma todo fue atrapado en su caída: lo
que expulsa de sí regresa por medio de gestos ajenos: el asco y la dicha comparten la
lengua doble, entrada y salida. 45. Aquella restringida manera en que se extiende copando con su fiebre
horizontal el haber de la duda. No fertiliza la amenaza de promesas, ni deja que se sume
el polvo de las calvas en mitad del trigo. Arbitrario, cinturón que delimita el sueño,
estrechez a quien otea, vastedad para quien hunde el campanario y recae en el "todo
está concluso". 55. Callados somnolientos absorta en la medida del vacío, navega a la deriva por los ojos del azul, surcando su cadencia. En la plaza la huella de lo que no existe ensancha su agujero de domingo. Ciudadanos hormiguean su sensibilidad de cine. Rueda la contención perdida y en cada estanco resuelve el tiempo detenerse en forma de pantalla, de pompa deslumbrante junto al jardín de la mentira. Miro cómo se remansa: El tráfico le invita a sumergir los pies en el sentido de las cosas, balbucea el porvenir de su inquietud, permite que observemos a los fósiles y cómo antes del trazado de la piedra la raíz modelé sus estrías. Se paran a pescar y el tráfago es silencio. Alivia la tarde soplando una llovizna de verano. Algunos flotan sumidos en cavernas, algo así como piedras liberadas de su peso. 58. El miércoles o el viernes de un condado en flamas, subido al metro de los gatos, se cuela el radiador de la extrañeza y en la calle es procesión si marca un cambio. No es fruto del esfuerzo, de la casualidad tampoco; los terciopelos engalanan los balcones. La charla insiste en rechazar la fiesta del vacío. Cantan. |
![]() ![]() ![]() |
|
![]() ![]() |
Última actualización: jueves, 30 de noviembre de 2000![]() Copyright © 1998 Archione Editorial S.L. Copyright © 1998 Benito del Pliego Copyright © 2000 Mañana Es Arte A.C. Prohibida la reproducción de cualquier parte de este sitio web sin permiso del editor. Todos los derechos reservados. |