Tesoros vacíos
Una ramera que se hunde en la desolación
el amor que oxigena con su canto
un hombre de ojos tristes que desmienten su sonrisa
un frío de orfandad que llega de repente
miedo que encarcela en su yugo siniestro
egoísmo que empobrece lo sagrado
coraje formidable
de florecer entre las bestias
de aceptar con firmeza
las extrañas concatenaciones de la realidad
de no cambiar lo que se es
por tesoros vacíos.
SABIDURÍA: luz poderosa
que nunca se arrodilla.
Balance
Se llena el cuenco de los años perdidos.
Cada torpe resplandor ha sido en vano.
La muerte pide un balance
y fue tan poco, tan poco lo real.
Ni una sola reliquia para atesorar.
Ningún carruaje para rescatarme del olvido.
Se llena el cuenco de los años perdidos
y vuelven a su madriguera
los lagartos extenuados de la vanidad.
Cada aislamiento de caverna ha sido necesario.
Pero no estuve en el tembladeral de la avaricia
ni en las irreversibles pesadillas del crimen.
Se llena el cuenco de los años perdidos.
Se hace más grande la insistente melodía del adiós.
Anduve solitario por geografías de fuego.
Pero no estuve degradándome el espíritu en las modas fugaces.
Pero me supe delirando bajo el sol porque es tremendo estar vivo
(en el pecho de una mágica mujer hallé un refugio esmeralda)
Libertad salvaje
Simios excitados permanentemente
zombis que escupen odio denso
telarañas del miedo y la mentira
perversión minuciosa
voces desprovistas de luminosidad
profesionales en el lanzamiento de dardos con veneno
belleza plástica y decorativa
bestias voraces que nada digieren
vidas primitivas en torno a la entrepierna
quejas tan asqueantes como la cobardía.
La libertad salvaje en la cima de un grito
el dolor inexorable que rompe las caretas
el oxígeno de un bosque bajo las estrellas
el Cristo descalzo en la risa marginal
la orquídea enferma en la risa de la lucidez
las almas libres por fuera del gobierno de las computadoras
los corazones sagrados donde no muere la niñez
la poesía cargada de riqueza
las palabras poderosas que vienen del cielo
la galaxia de verdades que ofrece cada artista.
Fiesta ilimitada
No sé si me invento los motivos
o si ya los traigo dentro.
Grandioso es trascender como crisálida
el famélico lenguaje de agonías.
Vivir con sencillez se parece a flotar.
El cariño es una fiesta ilimitada.
Sólo sin miedo surge lo valioso.
El único hogar que protege realmente
es la altura impenetrable de la dignidad.
Con la muerte sólo muere lo ficticio.
En mis muchas cicatrices mi alma respira.
Lejos de las bestias
Aún escribo empecinado las palabras inocencia,
mujer, milagro.
Sé del vértigo en las piernas de toda prostituta.
Y poco a poco es más difícil mi amistad con la literatura.
No he querido transitar ningún camino
que no tenga los permisos de mi sangre.
Aún escribo empecinado las palabras alegría,
batalla, horizonte.
Hay quien confunde la pasión
con una oscura conveniencia.
Hay un refugio inalterable
al fondo del espíritu.
Hay un ardor o un sentimiento
que se pudre en nuestro pecho
si nunca lo decimos.
Aún escribo empecinado las palabras naufragio,
nube, colibrí.
A veces me he clavado en la cruz de la desesperanza.
Nunca es inofensiva la idiotez desfachatada.
Escupitajos y veneno arroja la soberbia.
Aún escribo empecinado las palabras arcoíris,
verdad, luciérnaga.
Texto © Damián Jerónimo Andreñuk
Fotografía HAMZA-CHERIF Elias
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