Desasosiegos

Los talibanes son unos putos héroes (y las mujeres no importan)

Mujer afgana

Los talibanes son héroes antiimperialistas. Aun si destruyen toda cultura y toda vida. Todo lo que no es capitalismo es bueno. Eso es lo que dice el progre simplista. El progre simplista razona así. El defender una cultura diferente, ya sea de trogloditas, está por encima de los derechos de las mujeres, de las libertades de todos.

Un ensayista sesudo habla de “victimización de las mujeres” para justificar el imperialismo. O sea que todo es mentira o que privarlas de todo no es para tanto. Qué cómodos están los izquierdistas celestiales con sus explicaciones que lo explican todo. Sentados en sus despachos cómodamente, poniendo cara de inteligentes que lo comprenden todo. Todo lo domestican con sus conceptos sesudos, nada se les escapa. Mientras las mujeres muerden el polvo.

La mitad de la población está obligada a taparse y a meterse en casa. La otra mitad tiene que creer toda en lo mismo, no leer libros, no mirar creaciones, no tener cultura ninguna. Les cortan la cabeza a los que osan vivir. Lo machacan todo, lo trituran todo. Pero los talibanes son héroes antiimperialistas. Son izquierdistas para ciertos izquierdistas celestiales.

Prohíben respirar, lo prohíben todo. Odian toda cultura, toda vida. Pretenden encerrar al mundo entero en su fanatismo asqueroso y lóbrego. Implantan la sordidez absoluta, el apagamiento de todo. Prohíben la música, el arte, todo. Solo valen sus rezos monótonos y sus posturas obligadas todo el día. Y sus barbas de trogloditas. Pero son héroes antiimperialistas.

Convierten a las mujeres en esclavas, en animales. Pero son progresistas según ciertos progres alucinados. Son héroes antiimperialistas. Peores que los talibanes son algunos progres desnortados que los exaltan como antiimperialistas. Se acabó el imperio americano, dicen. Y la mejor solución es meternos a todos en las cavernas o cortarnos la cabeza. Pero son héroes antiimperialistas.

Y ellos son hijos de mujeres (aunque no lo parece) pero a las mujeres hay que embutirlas y encerrarlas, quitarlas de las calles, convertirlas en formas informes debajo de sacos. Ellos son el oscurantismo y la estupidez absoluta. Los enemigos de toda creatividad, de todo latido. Pero son héroes antiimperialistas. Según los intelectuales sesudos que lo comprenden todo en sus despachos con calefacción y libros que no tienen que taparse la cara y pueden salir a la calle.

Pero son héroes antiimperialistas. Admiremos a los progres sesudos y cómodos que reflexionan impávidos en los grandes diarios. No les han encerrado a sus madres ni a sus hermanas. No les han quemado sus libros de poemas libres ni las estatuas que les hacen soñar. Pero lo olvidaba, ellos no sueñan, ellos solo lo comprenden todo con sus conceptos sesudos en los que meten todo. Y nos meten también a nosotros.

Y media población se asfixia sin poder respirar, porque les da la santa gana a esos santos que son tan progres para ciertos progres celestiales. Nunca fue más odiosa la palabra santidad, dan ganas de ser demonio totalmente y defender toda rebeldía. De apretarles los testículos con otra santidad. Por mucho que digan los progres tan progres que los comprenden. Que los consideran héroes antiimperialistas.

Y las mujeres se hunden mientras los progres tan progres comprenden. Y los consideran héroes antiimperialistas. Y las mujeres vagan metidas en sacos como seres humillados y ofendidos. Pero las mujeres no importan.

 


Texto © Antonio Costa Gómez
Fotografía © IsaaK Alexandre KaRslian


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