VAYA POR DELANTE
«Vaya por delante
que está prohibido
desanimarse», dice, o algo así.
Su acento aragonés trata de abrirse
paso, de pronto, entre el estruendo sordo
del metro, línea 6, en hora punta.
«Y vergüenza ninguna, oye,
que estamos todos parecido».
Su historia es la de siempre: verdadera
o no, al fin y al cabo, poco importa.
Es la historia de miles, de millones.
Triste, triste como una lluvia triste;
sórdida, sórdida y también monótona.
Yo hago como que leo, indiferente,
parapetado tras el fuego amigo
de la frase que está bajo mis ojos:
ridícula trinchera ciudadana.
Mis manos se encomiendan o se aferran
a la seguridad falsa del libro,
transformado en fusil de palabras metálicas.
¿Y Hemingway? ¿Qué crees que hubiera hecho
en mi lugar? ¿Habría
actuado de otro modo?
Tener y no tener, reza el anverso.
Entonces,
advierto que un viajero, sentado frente a mí,
–lo noto– se ha quedado con la copla.
Me observa.
El convoy aminora su marcha enfebrecida,
y al poco, aullando, emboca la estación.
«La cosa no es tener o no tener
–me aclara el hombre antes de bajarse–,
sino comer o no comer… Pregúntale
no más a ese compadre».
Y gira la cabeza, en dirección
a aquel que ni la voluntad
recoge, salvo –ahora, sin saberlo–
lo que no necesita: este poema.
ÉL
De que Él proveerá no cabe duda.
Ten fe. Siempre lo hace.
Conoce tu aflicción. Escucha tus plegarias.
Más ahora que, acorde con los tiempos,
responde vía móvil, web, app, redes sociales
–¿no has probado la nueva aplicación?
Por supuesto que sí, tú no eres tonto.
Sin complicaciones, a un paso, fácil
e inmediato. Lo quieres y lo tienes.
Just do it, porque nada es imposible,
porque tú lo vales y Él lo sabe.
Y aunque cruces pasillos de estrecha cuarentena
no temas mal alguno, pues él está a tu lado
–connecting people–. Un envío suyo
bastará para sanarte.
Ejércitos de ángeles, jinetes
de dos ruedas, procesan cada rezo,
rastrean los portales en la noche,
como magos confiándose a una estrella
por Él actualizada, sobre un cielo
rectangular y táctil.
Abre la puerta. Eres su mesías.
Acepta los presentes que te sirven.
Calmada ya tu sed, el mundo es otro.
¿Verdad?
De que Él proveerá no cabe duda.
Ten fe. Siempre lo hace.
Asimismo, ha escrito los libros inéditos de poemas Esta sed, La máscara y la vigilia, Fiebre (treinta y siete poemas y medio), Canciones ingenuas (bajo el heterónimo de Samuel Balché) y el ciclo Aires de la isla gris.
Texto © Lauren Honrado
Fotografía © Jonas Jaeken