Literatura Poesía

Rememorando los clásicos (II): “El novio y la Virgen” o la humanización de la Virgen María

Milagros de Nuestra Señora - Gonzalo de Berceo

30Enna villa de Pisa, cibdat bien cabdalera,
en puerto de mar yaze rica de grand manera,
avié ý un calonge de buena alcavera,
dizién Sant Cassïán ond el calonge era.

31Como fizieron otros que de suso contamos,
que de Sancta María fueron sos capellanos,
ésti amóla mucho, más que muchos christianos,
e faziéli servicio de piedes e de manos.

32Non avié essi tiempo uso la clerecía
dezir ningunas oras a ti, Virgo María,
pero elli diziélas siempre e cada día,
avié en la Gloriosa sabor e alegría.

33Avién los sos parientes esti fijo sennero,
quando ellos finassen era buen eredero;
dessávanli de mueble assaz rico cellero,
tenié buen casamiento, assaz cobdiziadero.

34El padre e la madre quando fueron finados,
vinieron los parientes tristes e desarrados:
diziénli que fiziesse algunos engendrados,
que non fincassen yermos logares tan preciados.

35Cambióse del propósito, del que ante tenié,
moviólo la ley del sieglo, dixo que lo farié;
buscáronli esposa qual a él convenié,
destajaron el día que las bodas farié.

36Quando vino el día de las bodas correr,
iva con sos parientes la esposa prender;
tan bien en la Gloriosa non podié entender,
como lo solié ante otro tiempo fazer.

37Yendo por la carrera a complir el so depuerto,
membró’l de la Gloriosa, que li yazié en tuerto,
tóvose por errado e tóvose por muerto,
asmó bien esta cosa que’l istrié a mal puerto.

38Asmando esta cosa de corazón cambiado,
halló una eglesia, lugar a Dios sagrado,
dessó las otras yentes fuera del portegado,
entró fer oración el novio refrescado.

39Entró en la eglesia al cabero rencón,
inclinó los enojos fazié su oración,
vínoli la Gloriosa, plena de bendición,
como qui sannosamientre, dissoli tal razón:

40«Don fol malastrugado, torpe e enloquido,
¿en qué roídos andas? ¿en qué eres caído?
Semejas ervolado, que as yervas bevido,
o que eres del blago de Sant Martín tannido.

41Assaz eras varón bien casado comigo,
yo mucho te quería como a buen amigo;
mas tú andas buscando mejor de pan de trigo,
non valdrás más por esso quanto vale un figo.

42Si tú a mí quisieres escuchar e creer,
de la vida primera non te querrás toller:
a mí non dessarás por con otra tener,
si non, avrás la lenna a cuestas a traer.»

43Issió de la eglesia el novio maestrado,
todos avién querella que avié tardado,
fueron cabadelante recabdar su mandado,
fo todo el negocio aína recabdado.

44Fizieron ricas bodas, la esposa ganada,
ca serié lo ál fonta si fuesse desdennada;
era con esti novio la novia bien pagada,
mas non entendié ella do yazié la celada.

45Supo bien encobrirse el de suso varón,
la lengua poridat tovo al corazón;
ridié e deportava todo bien por razón,
mas aviélo turrado mucho la visïón.

46Ovieron ricas bodas e muy grand alegría,
nunqua mayor siquiere ovieron en un día;
mas echó la redmanga por ý Sancta María
e fizo en sequero una grand pesquería.

47Quando veno la noch, la ora que dormiessen,
fizieron a los novios lecho en que yoguiessen;
ante que entre sí ningún solaz oviessen,
los brazos de la novia non tenién qué prisiessen.

48Issióseli de manos, fússoli el marido,
nunqua saber podieron omnes dó fo caído,
sópolo la Gloriosa tener bien escondido,
no lo consintió ella que fuesse corrompido.

49Dessó mugier fermosa e muy grand posesión,
lo que farién bien poccos de los que oï son;
nunqua lo entendieron do cadió, o do non:
qui por Dios tanto faze, aya su bendición.

50Creemos e asmamos que esti buen varón
buscó algún lugar de grand religïón,
y sovo escondido faciendo oración,
por ond ganó la alma de Dios buen gualardón.

51Bien devemos creer que la Madre gloriosa,
porque fizo est omne esta tamanna cosa,
no lo oblidarié, como es pïadosa,
bien allá lo farié posar do ella posa.

La propuesta exegética del milagro XV, encuadrado dentro de los ilustres Milagros de Nuestra Señora, es tan sólo un ínfimo paso para comprender las claves de la escuela poética más representativa de la Edad Media: el mester de clerecía. El texto propuesto, acuñado por los críticos como “La boda y la virgen” o “El novio y la Virgen” presenta una Virgen mediadora y humanizada que cumple perfectamente con la tríptica postulación del ‘oficio de clérigos’: entretener (delectare) – enseñar (docere) e impulsar (movere) a la virtud y a la piedad mariana.

A nivel formal, estamos ante veintiuna coplas en cuaderna vía, esto es, coplas de cuatro versos cada una que se dividen mediante una cesura en dos hemistiquios regulares (7+7). La rima, tal como podemos observar a lo largo de todas las estrofas que componen el poema, es consonante.

A nivel temático, es pertinente reseñar que debido a la extensión del texto, estableceremos una estructura externa que veremos de forma pormenorizada y, seguidamente, pasaremos a explicar de forma más exhaustiva las coplas que conforman este milagro.

Atendiendo a su disposición externa, podemos dividir el texto en cuatro partes: la primera, que va desde la copla 330 hasta la 333, ambas incluidas, en las que se presenta al protagonista y al lugar donde ocurrirán los hechos; la segunda, que abarca desde la copla 334 hasta la 342, donde acaba la caracterización del personaje principal y se nos presenta el conflicto del relato; la tercera, que comprende desde la copla 343 hasta la 348, estrofas donde se resuelve el conflicto de la narración; y, la cuarta y última parte, que abarca las coplas 349, 350 y 351, en las que se cierra el relato y se nos ofrece la explicación del milagro por parte del narrador.

En la primera estrofa de la primera parte, el narrador, en tercera persona y omnisciente, pues conoce absolutamente todo sobre los personajes, nos está presentando una coordenada espacial concreta (Copla 330a) y nos muestra a un personaje (330c, “avié hí un calonge”) al que comienza a caracterizar (330c, “de buena alcavera”). En una sola copla, pues, podemos dilucidar las funciones que va a desempeñar el narrador: por un lado, la caracterización de los personajes; y, por otro, el relato de los acontecimientos.

El topónimo “Pisa” responde a una coordenada espacial precisa, cosa que le otorga una mayor verosimilitud al relato. Este topónimo se puede relacionar con una de las características propias del mester de clerecía: la relación que guarda con la tradición europea, pues al hacer referencia a un país extranjero, el autor sitúa al destinatario en un espacio geográfico-cultural más amplio. Asimismo, el receptor del relato estará localizado en un lugar diferente, al que se le describe con una aposición (340ª, “cibdat bien cabdalera”), la cual tiene un carácter indiciario, pues en esta ciudad es donde se desarrollarán los hechos posteriores. Por tanto, vemos cómo en tan solo cuatro versos, el narrador es capaz de situarnos al protagonista y describir de forma sucinta pero precisa la ciudad donde se desarrollará el relato. Así pues, es reseñable la economía de medios que emplea Berceo, dado que en una sola copla ya nos ha dado informaciones relevantes.

En la copla 331 ya podemos comprobar la polaridad entre lo terrenal y lo espiritual. El primer rasgo que se nos señala es que el protagonista tiene una devoción mariana (331 ab, “Como fizieron otros que de suso contamos/que de Sancta María fueron sos capellanos”). Por tanto, la Virgen María se erige como un nuevo personaje que tendrá un peso vital en la trama, por lo que la caracterización del personaje principal no sólo se centra en el mundo terrenal, sino que pasa a tener una doble vertiente: la terrenal y la espiritual. Así pues, es destacable cómo en esta estrofa se produce una trasposición de la pirámide social medieval al ámbito espiritual (331d, “fazieli servicio de piedes e de manos”), ubicando a la Virgen María en el escalafón más alto de la ordenación social vasallática. Esta idea responde al hecho de que Berceo trata de transmitir cuestiones dogmáticas con el objetivo de que puedan ser reconocidas por el destinatario colectivo, esto es, el autor pretende hacer reconocible la figura de la Virgen al receptor de la época, procedimiento que veremos a lo largo de todo el Milagro.

En la siguiente copla, la 332, hay una potenciación de esa primera caracterización del protagonista: es un devoto que ama a la Virgen María en un momento en el que la clerecía no estaba acostumbrada a rezar por ella (332ab, “Non avié essi tiempo uso la clerecía/dezir ningunas oras a ti, Virgo María”). Es llamativo que en solo dos coplas, el narrador se refiera a la Virgen María en tres formas diferentes: la primera vez nos la presenta (Copla 331b); en la segunda ocasión ya menciona ese dogma de fe hacia ella (Copla 332a y 332b); y en la tercera vez la nombra con un epíteto épico (332c, “la Gloriosa”) cosa que enfatiza al personaje y nos permite reconocerlo.

En la copla 333 se desplegan los elementos de caracterización del personaje principal relacionados con lo terrenal: familia rica (333b, “cuando ellos finassen era buen eredero”), hijo único y heredero de la fortuna de los padres cuando ellos “finassen”. Los dos últimos versos de esta copla cumplen una doble función: por una parte, intensificadora y, por otra, indiciaria. En cuanto a la primera, el uso anafórico de los dos segundos hemistiquios (333cd, “assaz rico cellero” – “assaz cobdiziadero”) le proporcionan un carácter más enfático al relato. Respecto a la segunda función, se produce porque el “buen casamiento” del que habla el narrador se convertirá, a partir de la siguiente copla, en un tema argumental de vital importancia en el relato.

La segunda parte de la estructura textual es sin duda la más compleja. En un principio, la disposición externa del texto abarcaría desde la copla 334 hasta la 342, ambas incluidas. No obstante, dentro de tal estructuración, podemos establecer una subdivisión: de la copla 334 hasta la 337 -ambas incluidas- puesto que se siguen contando los relatos que acontecen, por lo que seguiríamos en la vertiente terrenal; y de la 338 hasta la 342, las cuales se corresponderían con el plano espiritual.

En cuanto a la copla 334, es destacable la velocidad y el dinamismo en que transcurre la acción, pues mientras que en la copla anterior hablábamos de que el personaje protagonista sería heredero cuando sus padres muriesen, en la copla 334 nos encontramos cómo sus padres, repentinamente y sin más detalle, mueren. No se nos cuenta en ningún momento qué o cómo ocurre: el autor, con una economía de medios absoluta, y mediante el procedimiento de la elipsis narrativa, plantea el conflicto de forma rápida y concisa (334ab, “El padre e la madre cuando fueron finados/vinieron los parientes tristes e desarrados”).

La copla 335 es otra muestra más de la importancia de la acción durante todo el Milagro: en tan solo ocho versos, el narrador nos cuenta el cambio de propósito del protagonista (335a, “Cambióse del propósito del que ante tenié”) movido por “la ley del sieglo”(335b), la búsqueda de una mujer por parte de sus parientes (335c, “buscáronli esposa cual a él convenié”) y la fijación de un día para celebrar la boda (335d, “destajaron el día que las bodas farié”). Vemos, otra vez, la rapidez de la narración y la economía narrativa del autor con el objetivo de que la acción del relato prime sobre cualquier otro aspecto.

En las coplas 336 y 337 se narra que cuando llegó el día de la boda (336a, “Cuando vino el día de las bodas correr”), el protagonista, íntimamente, se ha dado cuenta de que está cometiendo un error (337d, “asmó bien esta cosa que’l istrié a mal puerto”), por lo que en estas estrofas, el narrador nos están devolviendo al plano espiritual, haciéndonos partícipes de ese conflicto interno que está sufriendo el protagonista.

Por tanto, tal y como hemos comentado anteriormente, desde la copla 338 hasta la 342 se deberá resolver el conflicto interno del personaje. Estas estrofas se corresponden con un retiro reflexivo del protagonista, puesto que éste se retira de la escena, dando la sensación de que se suspende temporalmente el texto, y la voz narrativa deja paso a la intervención en estilo directo de la Virgen María.

En la copla 338 se produce el retiro reflexivo del autor (338d, “entró fer oración el novio refrescado”). Desde este momento, lo terrenal se queda fuera del plano narrativo, cediendo ante el plano espiritual. Así pues, en esta copla vemos cómo el protagonista ya no se siente culpable, sino que está “refrescado” (Copla 338d), adquiriendo este verso un carácter indiciario, ya que al destinatario le hace falta más información sobre lo que se está hablando, problemática que no se resolverá hasta la copla 343. Así, este verso refuerza ese cambio de propósito (Copla 338a, “Asmando esta cosa de corazón cambiado”) del protagonista.

En la copla 339, “la Gloriosa” (339c) se le aparece al protagonista y se produce el milagro. Cabe destacar cómo, además del empleo del narrador de un verso de dicción para introducir el estilo directo de la Virgen (339d ,“dissoli tal razón”), también aparece el adverbio de modo “sañosamente” (390d ), cosa que, por una parte, humaniza aún más a la Virgen y produce un acercamiento mayor de la figura mariana al destinatario colectivo; y, por otra parte, es un concepto directamente relacionado con la ira, que según la religión cristiana es un pecado capital. A partir de esta copla hay un cambio en la forma elocutiva del relato, pasando de la narración de los hechos desde el punto de vista del narrador omnisciente a la intervención de la Virgen María en estilo directo.

En la siguiente copla, la Virgen se comporta como una mujer celosa, expresando todo tipo de adjetivos despectivos hacia el protagonista: “malasturgado, torpe e enloquido” (Copla 340a) y “ervolado” (Copla 340c), demostrando de nuevo esa humanización de la Virgen, procedimiento que ayuda a aproximar su figura al destinatario colectivo. Así pues, es reseñable la capacidad de Berceo de convertir lo milagroso en cotidiano y viceversa, siendo capaz de que un personaje cristiano como la Virgen María atesore una actitud tan cercana al hombre terrenal.

En la copla 341, la Virgen remite al protagonista al tiempo pasado, cuando le consideraba su marido (341ab, “Assaz eras varón bien casado conmigo/yo mucho te quería como a buen amigo”), estableciéndose, pues, un triángulo amoroso entre el protagonista, la figura de la Virgen y la esposa del protagonista. Resulta sugerente el uso de coloquialismos y de las frases hechas de la Virgen (341cd), las cuales responden, por una parte, a un procedimiento de acercamiento al destinatario colectivo; y, por otra, a la búsqueda del “roman paladino”, característico de Berceo y de toda la escuela del mester de clerecía.

En la copla 342 vemos cómo la Virgen se dirige de forma amenazante al protagonista, sobre todo, en los dos últimos versos de la estrofa (342 cd), donde la figura mariana le advierte que si él decide irse con su esposa, lo pagará, cargando “la leña” que “a cuestas traer” (342d). Es decir, la Virgen hace una alusión al infierno, pues el fuego lo relacionamos con el infierno, que a su vez lo asociamos con la leña. Como vemos, durante el Milagro, la Virgen no es un icono de comportamiento moral, como sí lo es el protagonista de la historia. Esta copla resulta el cierre de la intervención en estilo directo de la Virgen.

De la copla 344 hasta la 348 se produce la resolución del conflicto y, por ello, conforma otra parte diferente dentro de la disposición externa del Milagro.

En la copla 343 se recupera lo que había quedado suspendido antes de la intervención de la Virgen, por lo que volvemos al plano terrenal, reanudándose así el relato de los acontecimientos que parecía haberse quedado suspendido. De esta estrofa destacan dos aspectos: por un lado, la expresión “el novio maestrado” (Copla 343a), que indica que el protagonista, después de esa aparición espiritual de la Virgen, ya está aleccionado por ella; y, por otro lado, el carácter indiciario del último verso (343d), que muestra la anticipación de lo que posteriormente ocurrirá.

En la siguiente copla se realizan las bodas, de nuevo haciendo uso de una economía de medios digna de señalar, pues no se nos dan más detalles de los hechos. Como vemos en el último verso (344d), la novia estaba ajena a que hubiese trampa alguna.

En la copla 345 se narran las acciones que lleva a cabo el protagonista (345 abc) y, de nuevo, se nos presenta un verso de cierre donde hace referencia a aquella visión de la Virgen en la iglesia (345d) y que le hizo al protagonista cambiar “la visión” de lo que iba a hacer.

En la copla 346 se hace un balance narrativo de los hechos acontecidos. Como podemos observar, hay dos versos dedicados a los acaecimientos llevados a cabo por el protagonista (346 ab) y dos versos más que, desde la enunciación, sirven para proyectarse de nuevo en lo que sucede dentro del protagonista. El último verso, además, se corresponde con un refrán (346d) que deja entrever ese “roman paladino” del que hablábamos antes.

Las coplas 347 y 348 conforman el punto culminante del relato, pues en estas estrofas se produce el Milagro: la intervención directa de la Virgen en el mundo terrenal. En los dos primeros versos de la copla 347 observamos una característica patente en todo el relato: cómo convergen el plano espiritual y el plano terrenal, pues el narrador nos presenta unas imágenes cotidianas (347ab), que dan sensación de cercanía hacia el destinatario colectivo pero que a su vez contrastan con todo el aparato mariológico que impregna el Milagro. En los dos últimos versos vemos cómo finalmente no se consuma el matrimonio pero sí el Milagro, acabándose así el triángulo amoroso (347 cd). Es destacable, una vez más, la economía de medios del narrador, pues no se nos proporciona ningún detalle acerca de cómo se lleva a cabo el Milagro y de cómo se siente la novia, cuyos brazos, de un momento a otro, “no tenién qué prisiessen” (347d).

En el primer verso de la copla 348 aparecen dos pretéritos fuertes (348a, “Issióseli” y “fússoli”) que tienen una función intensificadora y didáctica. En el segundo verso se vuelve a hacer hincapié en lo mismo que en la copla anterior: no tenemos información sobre el novio ni sobre cómo ha desaparecido, estableciéndose así una elipsis narrativa (348b) con el objetivo de dinamizar la acción del relato. En los dos últimos versos de esta estrofa, mediante un epíteto épico (348c) obtenemos la información de que ese matrimonio no se ha consumado y de que la Virgen tiene “escondido” al protagonista para que este no “fuesse corrompido” (348d).

Esta interpretación exegética en la que María, a diferencia de Eva -que representa la corrupción de los hombres- simboliza la salvación de los hombres y la recuperación del paraíso perdido recibe el nombre de “técnica de la tipología”. Por tanto, la intervención directa de la Virgen María en el relato nos da una información esencial para entender el final del Milagro.

La cuarta y última parte de la estructura externa del texto es aquella que abarca desde la copla 349 hasta la 351, pues suponen el cierre del relato y se nos ofrece una explicación del Milagro por parte del narrador.

En la copla 349 se exalta a Dios (349d), considerando que el mundo espiritual está por encima del terrenal. Así pues, se destaca el mérito de seguir los pasos de la Virgen y no los de la vida terrenal, asociada a lo mundano y a lo pagano (349ab).

La copla 350 empieza con una estructura bimembre en el primer hemistiquio del primer verso (350a) formada por verbos en primera persona del plural (“Creemos e asmamos”), cosa que refuerza el didactismo del relato. En esta estrofa se narran los acontecimientos del protagonista (350abc) y se cierra la copla señalando que el protagonista, gracias a la intervención de la Virgen María, ha conseguido la salvación eterna de su alma (350d).

En la última copla del Milagro, la 351, el narrador vuelve a incidir en la sobrenatural actuación de la Virgen (351 ab), convirtiendo así al protagonista en un modelo moral para todos los hombres (351d). Una vez más, el uso constante de la primera persona del plural funciona como una especie de “captatio benevolentia”. Así, se refuerza el contenido didáctico del Milagro y se aproxima el mensaje teológico al destinatario colectivo. También utiliza esta primera persona en el primer verso de la copla 331 (331a, “Como fizieron otros que de suso contamos”), procedimiento que integra al destinatario en el mensaje de teología moral de Gonzalo de Berceo. Es reseñable, también, que en esta última parte de la estructura, el narrador omnisciente en tercera persona que analizábamos al principio cumple una función más integradora, más cercana, pues mientras que al principio se dedicaba a relatar los hechos que le iban sucediendo al protagonista, al final concluye exaltando la figura de Dios y de la Virgen de forma más directa, con la intención de reforzar el mensaje didáctico al destinatario.


Texto © Óscar Merino Marchante
Fotografía © Wikipedia


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