El hambre late con angustia y desesperación
El hambre late con angustia y desesperación
bajo la indiferencia de la tierra.
Me invade siempre una ligera enigmática melancolía
si hay luna llena derramando intensamente
sus cascadas luminosas.
Siento un amor del más allá
porque ya he muerto varias veces
(insiste, insiste mi poesía empedernida).
No me gusta esta voz dura, este duelo silencioso.
Resquebrajadas calaveras para recordarme lo fugaz.
Cuesta un naufragio aterrador comenzar a despertarse.
El hambre late con angustia y desesperación
desoído por murciélagos lascivos.
Bondad invicta
Sé que sostiene una luz firme, una preciosa religión,
una bondad invicta, una embriaguez que salva.
Sé que su pelo le fluye como un río
de un ébano exquisito.
Sé que su piel es como el cielo prometido
un altísimo peñasco entre niebla adormecida
-siempre hay placer, aturdimiento o paraíso
en los portales más humanos de la piel-
Ensimismada sobre su piano
sus notas hechiceras invocan soles superpuestos
vértigo y delirios y resaca.
Destruye leyes inservibles
o dogmas tan perversos como demonios lascivos.
Hace que el sueño de la vida se prolongue hasta el azul.
Hace explotar los pentagramas en murallas de fuego.
Música del polen
Lo que dice mi dolor en mi furia
es elocuente como toda la sinceridad.
Nunca tolero ni parásitos ni plagas.
Olor a vino cuando las noches mueren.
Frustraciones y deseos y vértigo inconcluso
al fondo de una pesadilla un caníbal insaciable
o dogmas como la esperanza convirtiéndose en naufragio
linyeras mendigando lastimosamente
bajo gárgolas que se derrumban.
Remolino de pájaros bellísimo paisaje
música del polen tras la lluvia
y a veces el exilio en viñedos escarlata
si tiempos con ceniza o traición o resquebrajamiento.
La gema del futuro
Con sólo un gesto amable un roce de sus manos
me cubrió de luz me hizo añicos la sabiduría
era su aroma como a miel -delicadamente dulce-
y su sonrisa daba ganas de llorar
como los pájaros que anuncian el ocaso
me cubrió de luz de nubes de vértigo
y una magia inexpresable le brotaba del cabello lacio
como un canto transparente liberado por la vida
como un bocado sustancioso de lo eterno
ya no importaba que se enturbie la gema del futuro
la brisa desde los maizales
la hormiga y su tenacidad
la embriaguez la luna la calandria
era todo tan sagrado
con sólo un gesto amable un roce de sus manos.
Sin brújula ni templo
Tras toda necedad habrá una tumba
cubierta de musgo, y será indigna.
¿Adónde, hacia qué reinos me lleva mi silencio?
¿Soy mi luz huérfana sin brújula ni templo?
¿Quién dará abrigo a mi amor más desollado?
Sólo es arena esa vastísima soberbia
de Torre de Babel.
Esa ilusión superficial del lago de Narciso.
Qué terrible anestesiarse en escapismos.
Paliar la muerte con torpes bagatelas.
Nunca concluye este naufragio azul.
Pero a veces en la cúspide de la tristeza
pasa un pájaro tenaz, resuenan como un eco
las melodías del mirlo
y una fe muy insensata nos protege.
Bajo las piedras del dolor hay un tesoro,
y puertas misteriosas, extrañas alegrías.
Con un pétalo encendido seco mi llanto.
Las murallas de la noche se derrumban
en una plegaria.
Texto © Damián Jerónimo Andreñuk
Fotografía © Timothy Dykes