―¡¡Mira!! ―le indicó Tres―. ¡¡¡Jodimagi!!!
Por las pantallas laterales anunciaban que el fin de año se premiaría a la población con un nuevo humodeseo.
―Lo anuncian también en las telediarias ―Cero trató de empatizar con su compicio―. Dicen que va a ser el mejor humodeseo nunca fumadeseado.
Según lo decía, un facilitador pasó por su lado y Tres captó su atención chascando los dedos. Tecleó una alcoholeza.
―¿Quieres algo?
Cero negó con la cabeza. En la pantalla del facilitador aparecía el siguiente mensaje: “tenga usted cuidado, mundimaginario, no vaya a alcoholezarse sin control”. De todos modos, Tres se pidió una alcoholeza, que se bebió de un trago, y se pidió seguido otra.
―¡¡Qué más le dará a esta caja tonta lo que beba o deje de beber!! ―lanzó la alcoholeza al facilitador, quedándose el envase encima de su vestibota―. ¿Y tú, qué, Cero, vas a fumadesearte el fin de año?
Su tono llegaba a ser un pelín agresivo, estaba ya alcoholezado. Cero negó cerrando los ojos.
―¡¡Limpiadora!! ―gritó Tres.
Y como si lo estuviera esperando, que la limpiadora apareció al instante
―Limpia, máquina, limpia lo que yo mancho.
La limpiadora recogió la alcoholeza con una de sus pinzas depositándola en el interior de su armazón, donde la trituró convirtiéndola en aire. Al acoplar la pinza en su lugar, la enganchó en la vestipierna de Tres rasgándola de arriba a abajo y provocándole un rasguño que era casi una herida.
―¡¡¡Jodi, jodi, jodi, jodimagi!!!
Cero se tragó su satisfacción y dio un trago a su sincoholeza sin demasiada energía. De otro trago se la terminó y la tiró al suelo.
La limpiadora se le quedó mirando.
―¿Limpia? ―le dijo dubitativo.
La limpiadora recogió el envase del suelo y se fue sin hacer ruido. En el camino se cruzó con el facilitador. Tres retiró su sincoholeza.
―Oye, Cero ―carraspeó, escupiendo después a la escupidera lateral del sofamagina―.¿cuántas veces fornimaginas al día? Seguro que yo lo hago más que tú.
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