En nuestra sociedad actual, el feminismo tiende a concebirse como una moda pasajera o unos valores de quita y pon. Incluso llega a tener una connotación negativa. Para romper estos prejuicios, es importante enseñar qué es el feminismo de verdad. Desde los privilegios es complicado verlo.
Beatriz Carretero nos ofrece una manera alternativa de concienciar a la población de por qué tiene que haber un día a nuestro nombre, manifestaciones, leyes que nos protejan y reivindicaciones mediante artículos, documentales, arte… Esto es precisamente lo que hace ella: dar la oportunidad a mujeres deportistas de élite de contar su historia. Su historia de verdad, la que subyace detrás de su imagen. Son las hijas de la primera mujer que luchó por el feminismo sin siquiera saberlo: son las Hijas de Cynisca. Y hoy Beatriz, nos va a contar más sobre ellas.

Beatriz Carretero, productora y directora de Hijas de Cynisca
Como primer punto, ¿cómo definirías este proyecto y por qué recibe este nombre tan particular?
Yo empecé Hijas de Cynisca hace cuatro años, tras los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Cuando empecé a recopilar datos y buscar protagonistas, investigué, junto con Eva Contreras (co-guionista de la película), sobre la historia de la mujer en el mundo del deporte. Entonces llegamos a Esparta, donde había una mujer llamada Cynisca, princesa espartana, que fue la primera mujer en ganar los Juegos Olímpicos en la antigua Grecia. Me parecía interesante que el nombre fuera un homenaje a las mujeres que rompieron con las normas de su época.
Por otro lado, aunque han pasado más de 2000 años, las mujeres siguen encontrándose con muchos obstáculos como los que tienen que afrontar en el mundo del deporte.
Me gustaba el paralelismo, resaltar que hay cosas que después de tanto tiempo siguen igual en cuanto a dificultades y desigualdades.
¿Por qué surge el proyecto de Hijas de Cynisca? ¿Con qué objetivo?
Surge por muchos motivos. Por un lado, yo quería hacer un documental protagonizado únicamente por mujeres porque creo que es el momento de que se escuchen nuestras voces. Llevamos 120 años de cine con películas hechas por hombres, protagonizadas por hombres y contadas desde el punto de vista masculino. Ahora son las historias de ellas las que queremos escuchar.
Por otro lado, quería que fuera feminista y girara en torno a los derechos de las mujeres. Una herramienta para remover conciencias y poder construir un mundo mejor.
Y bueno, yo soy muy fan del deporte femenino. Fui a los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 y hablando con los familiares de las deportistas, me di cuenta de las dificultades que se les presentaban y de la poca repercusión que tiene en los medios de comunicación los logros que obtienen.
En los Juegos Olímpicos de Río sucedió lo mismo: casi todas las medallas fueron para mujeres pero las portadas seguían siendo de los hombres.
Pensé que era la mezcla perfecta.
¿Crees que luchar contra las desigualdades en el deporte ayudaría a un cambio global de la desigualdad en todos los ámbitos y profesiones? ¿Y por qué empezar con el deporte?
Sí, claro. En todo momento teníamos claro que lo que ocurre en el deporte es un reflejo de lo que ocurre en la sociedad. Esto se puede aplicar a cualquier profesión o ámbito, pero en el deporte la discriminación es mucho mayor y somos mucho menos conscientes de ello.
Esto pasa desde que somos niñas: en el patio, los niños invaden el campo para jugar a cualquier deporte y las niñas se quedan en un rincón hasta que los niños las llamen para jugar con ellos.
En la adolescencia, el abandono en el deporte femenino es brutal porque tienen una gran falta de referentes. Creen que no van a poder ser deportistas profesionales, que no van a poder acceder a un sueldo, recursos… Hace unos años, no teníamos referentes femeninos en el deporte. Ahora eso está cambiando y ayuda muchísimo a las niñas. Es importante que cuando preguntemos a un niño a quién se quiere parecer de mayor y diga el nombre de un deportista, también pueda referirse a una mujer. Es importante que vean que pueden tener éxito, vivir de ello y tener un reconocimiento al igual que los hombres.
Cuando son adultas, las deportistas reciben esta discriminación a través de diferencias en los sueldos, en los premios, en la falta de patrocinios y la escasa visibilización en los medios.
Si se puede cambiar esto en el mundo del deporte, podrá hacerse en todos los ámbitos. ¿Por qué? Porque lo practicamos desde que somos pequeños. Lo recibes en la educación desde niño así que si empezamos a cambiarlo por ahí, puede que de mayores no repitamos esos comportamientos que hemos visto en los adultos.
Por otro lado, el deporte lo consume muchísima gente, al igual que muchos lo practican. Es una gran herramienta que llega a gran parte de la sociedad y transmite una serie de valores como el compañerismo y el trabajo. Podemos intentar transmitir también a través del deporte valores feministas.
Sí, y para ello, para la concienciación, en el documental utilizáis testimonios de deportistas de alto renombre, de dos entrenadoras y una periodista comentarista. Normalmente esto se centra en las deportistas en sí, que son las más representativas dentro de este mundo. ¿Se trata en el largometraje también las desigualdades por razón de género que sufren las entrenadoras y comentaristas?
Sí, de las entrenadoras sí. Además son exjugadoras por lo que es interesante porque pueden contarnos una visión distinta al resto, una vez están fuera de esa burbuja. Cuentan las desigualdades que sufrieron como jugadoras y que sufren a día de hoy como entrenadoras.
A nivel del periodismo, no hemos hablado de las desigualdades que sufren las comentaristas porque de eso podríamos hacer otro documental, se merece otra película aparte. Nuestra comentarista, Paloma del Río, nos cuenta más bien todas las discriminaciones en el deporte desde donde lo ha visto ella. Lleva muchísimos años viéndolo de cerca, conociendo deportistas, acompañándolas a campeonatos… Ella da la visión de los medios de comunicación.
Por otro lado, Amaya Valdemoro, ex jugadora de baloncesto, declara: “Las mujeres deportistas tenemos que alzar más la voz y hablar más porque no decimos las cosas claras muchas veces por miedo”. Sobre todo en el ámbito del deporte, ¿se juzga más a las mujeres que a los hombres por lo que hacen?
¿Puede influir de manera negativa denunciar una injusticia en la carrera profesional de una mujer?
Yo creo que sí, porque están muy desprotegidas. En el deporte no hay una ley profesional que funcione, siguen existiendo cosas como la cláusula anti-embarazo, por la cual pueden perder todos sus patrocinios si se quedan embarazadas. Eso si consiguen patrocinios, que ese es otro de los problemas que tienen.
Tienen mucho miedo de hablar. Además, viven en una burbuja porque entrenan muchísimas horas diarias para mantener el nivel, y tener una lucha contra todas las desigualdades que sufren mientras tanto es muy complicado.
Esto hace que estén desfavorecidas a nivel de sueldo, recursos, premios…y todo eso les afecta. Pero creo que en general pasa en todas las profesiones, porque cuando las mujeres hablamos se nos tacha de conflictivas.
Hay que acabar con ese miedo y hablar.
¿Es el periodismo divulgador y perpetuador de este machismo?
Sí, bueno, se está avanzando. Pero queda muchísimo por recorrer, como dice Paloma del Río en un momento del documental: “es algo que va muy despacio y a veces te desespera”.
Prácticamente todos los días te encuentras titulares muy sexistas. No solo es la falta de visibilidad, -hablamos alrededor de un 4 o 5% de visibilidad-, es que cuando existen esas noticias muchas veces son hablando de su físico, calificándolas como “la mujer de” o “la hermana de”, si han sido madres o no…
En mi opinión los medios de comunicación son una de las cosas que más hay que cambiar.
Precisamente a raíz de esto, ¿cómo crees que se puede combatir esta desigualdad?
Lo primero es el respeto.
Después hay que dar a conocer lo que ocurre, y de esto va también el documental: de hacer visible lo invisible. Hay que concienciar y sensibilizar sobre todos los problemas que existen en el deporte y la discriminación que hay.
Una vez somos conscientes de esto, la educación es un pilar muy importante, ya sea en un colegio, instituto, en las propias casas, por parte de los políticos, federaciones o los medios de comunicación.
Los medios deben dar un trato igualitario y siempre con respeto. Son personas que están haciendo su trabajo y deben tratar a las mujeres deportistas como gente que también está trabajando.
Por último, habría que hacer una ley profesional que funcione, que las mujeres puedan vivir del deporte y no deban trabajar en otras cosas para poder vivir. Que no lleguen a entrenar a las once de la noche porque durante el día han estado trabajando en otro sitio para mantenerse.
Además, es importante que cada uno pongamos nuestro granito de arena de la forma que podamos desde lo que sabemos hacer. En mi caso, por ejemplo, es haciendo películas.
Denunciemos, desde una situación en un patio de un colegio hasta una en un partido profesional o una noticia en un medio de comunicación.
A día de hoy ¿dirías que están visibilizadas las desigualdades que sufren las mujeres o aún hacen falta muchos documentales como Hijas de Cynisca para que realmente empiece el cambio?
Pues… yo siempre lo digo: me encantaría que la película se quedase obsoleta y no tuviese sentido proyectarla. Por desgracia, cuando se ve la película y hago el coloquio posterior, todas las mujeres en el patio de butacas tienen historias que contar.
Todavía queda muchísimo, aunque cada vez avancemos con más fuerza. También es verdad que cuando un movimiento avanza, y el feminismo ha avanzado mucho desde aquel 8m en el que salimos tantas personas a la calle, las fuerzas que lo quieren oprimir también son más fuertes. Cuanto más queremos alzar la voz, más nos quieren hacer callar.
Hablando de que hemos evolucionado ¿dirías que se ha avanzado más de lo que queda por avanzar, o al revés?
Uf… me gustaría que se hubiese evolucionado muchísimo y que quedase poco por avanzar porque eso significaría que estamos ya ahí. Pero seguimos estando en el punto en el que muchas deportistas no tienen sueldos o en el que se les regala un vibrador cuando ganan un campeonato. En general, en el tema de los premios hay bastantes casos, como por ejemplo, que en una competición de surf a un hombre le den dinero y a una mujer, un bikini.
Sigue habiendo titulares tremendamente machistas. No sé si se ha avanzado más, pero queda muchísimo por evolucionar.
De todas formas, lo importante ahora es que la gente se está concienciando y sensibilizando, lo cual era imposible hace unos años. Antes había un desconocimiento absoluto. Esto ha sido posible en gran parte por plataformas como las redes sociales.
Efectivamente, tal y como hemos hablado con Beatriz, el feminismo es un movimiento que ha evolucionado y crecido en los últimos años y eso implica que los grupos que quieren reprimirlo sean a su vez más fuertes. Esto provoca una alta polarización y enfrentamientos en nuestra sociedad, algo muy peligroso. Pero el verdadero peligro son las fuerzas que quieren evitar el cambio y arrebatar los derechos por los que muchas mujeres dieron sus vidas.
Hace unos días, la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso, declaró que “el 8m es un motivo de celebración; de celebrar todos los avances que se han hecho respecto a la mujer”. No, señora presidenta, es un día de lucha por los que aún no se han conseguido. Y esa lucha se extiende a los 364 días del año restantes, de mil maneras distintas. Y un ejemplo de ello es Hijas de Cynisca.
Texto © Macarena Lledó
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