Nos encontramos en un momento especialmente sensible para todos y observo una tendencia a canalizar nuestros sentimientos sean buenos o malos, oscuros o luminosos. Podríamos decir que se presenta ante nosotros una ¨época dorada¨ con múltiples opciones para ello: tenemos coach personales enfocados a cualquier tipo de actividad, para disolver cualquier conflicto interior o grupal, la meditación, el llamado mindfulness, el yoga… y el tan aclamado “sal a correr un rato, anda…”
Pero todo esto, a veces, no es suficiente, porque si no dónde quedaría el “A quien madruga, Dios le ayuda” o “con buena actitud levantas barreras”. No me interpreten mal, desde luego que una buena actitud es un punto a favor indiscutible, pero a veces las cosas se pueden hacer un poco nudo marinero. De eso sabe bien Diego López Ruiz que nos trae su novela Intruso (editorial Maluma) en la que nos cuenta cómo los padres de Ángel mueren en un atentado terrorista de ETA, el chico pierde la cabeza, se vuelve violento e ingresa en un psiquiátrico donde conoce a Luis, un hombre mayor que le cuenta su historia y cómo una vida anodina puede convertirse en un infierno. Tan solo hace falta tener mala suerte.
Una vez rehabilitado, por circunstancias del destino, Ángel entra en el CESID, el centro de inteligencia español, donde le ofrecen la posibilidad de trabajar para ellos, integrándose en una banda juvenil radical, Jarrai. Sin saberlo, le sirven la venganza en bandeja de plata.
Diego López Ruiz, nacido en Portugalete, Bizkaia, en 1974, es licenciado en derecho por la Universidad de Deusto y se ha dedicado al ejercicio de la abogacía gran parte de su vida, actividad que ha compaginado con el teatro amateur. Fundó su propia compañía, El Beso Teatro, donde ha dirigido y actuado.
Como escritor, publicó en el año 2018 su primera novela, Mundimagina, una distopía futurista que describe un mundo en el que solo se imagina porque está prohibido pensar.
“Todo el mundo tiene un intruso en su interior dispuesto a mostrarse”
Leo en tu biografía que te has dedicado a la abogacía gran parte de tu vida. ¿Es fácil pasar de las leyes establecidas a las no-leyes imaginarias?
En realidad, llevo escribiendo desde que tengo uso de razón, así que he sido escritor toda mi vida. De hecho, yo quería estudiar dirección de cine, escribir mis propios guiones y dirigir películas. Que terminara dedicándome profesionalmente a la abogacía fue más bien una cuestión familiar: mis padres veían mi vocación más como un hobby que como una profesión con futuro. De todas formas, compaginé la profesión con el teatro, fundando mi propia compañía El Beso Teatro. Con ella puse en marcha multitud de obras, tanto escritas por mí, como por ejemplo La Ruleta, Malos Pensamientos, La Ciudad Perdida… como adaptaciones de otros escritores como 11 Minutos de Rafael Sierra, Juicio a los Humanos de Eduardo Jáuregui y Conviviendo con el Caos de Óscar Alberdi, entre otras. Finalmente, llegó un momento en el que ejercer la abogacía se me hizo insoportable y decidí entonces desarrollar mi faceta como escritor a tiempo completo. En todo caso, decir que dedico todo el día a escribir no es del todo cierto, ya que también me ocupo de mi bebé de siete meses y, además, estoy estudiando la carrera de filología hispánica para, en un futuro, dedicarme a la docencia.
¿Y seguir escribiendo o actuando?
Escribir es algo que voy a hacer toda la vida, ya que es mi pasión. Diría que incluso una necesidad. Actuar, por otro lado, requiere de tiempo y muchísima energía, por lo que de momento lo tengo aparcado.
De todas formas, sé que tarde o temprano volveré a subirme a un escenario. Tengo un espectáculo de poesía basado en el Romancero Gitano de Lorca, junto a un guitarrista y un cantaor flamenco, que ya moví por diversos teatros y que, probablemente, retomaré en un futuro. Igualmente, si me presentan algún proyecto interesante, pues no me cierro a nada.
“Los protagonistas de mis novelas no comparten mis principios. A ellos les guían sus instintos más salvajes y primarios, como la venganza.”
En tu primera novela “Mundimagina” hablas de un mundo ficticio en el cual está prohibido pensar, pero no imaginar. ¿Se disocia el pensamiento?
No es que lo disocie, sino que en mi novela “pensar” e “imaginar” son dos conceptos que se muestran claramente diferenciados. Aunque, ciertamente, tanto uno como otro se mezclan e incluso se complementan, en Mundimagina “pensar” se ajusta a la primera definición que da la RAE: “formar o combinar ideas o juicios en la mente”. Mientras que “imaginar” se entendería simplemente como concebir algo con la fantasía. Como escritor, lógicamente, elijo la definición que más me conviene.
Intuyo el gusto a introducirte en el comportamiento humano, más exactamente en las miserias humanas. En Intruso haces un gran recorrido. ¿Crees que es válido el “ojo por ojo”?
Entiendo que tienen que existir leyes que regulen todos los comportamientos irregulares, para evitar, precisamente, la existencia del “ojo por ojo”. En cualquier caso, los protagonistas de mis novelas no comparten mis principios. A ellos les guían sus instintos más salvajes y primarios, como la venganza.
“Desde pequeño me ha gustado analizar las conductas humanas y, especialmente, la mía propia”
Se hace referencia a una situación socio-política en particular que hace que el protagonista se embarre hacia un proceso de venganza ¿tiene algo que ver o es solo una “excusa” para ejecutar?
Intruso me gusta definirlo como un paseo por la locura y, en este sentido, en la novela cuento cómo un suceso extremo puede sacar a la luz a ese loco que todos llevamos dentro. Tanto es así que pienso que todo el mundo tiene un intruso en su interior dispuesto a mostrarse. En cualquier caso, yo viví de primera mano esa situación de la que hablas, cuando estaba activa la banda terrorista ETA , y ese ambiente de tensión me ha servido de marco perfecto para la historia, siendo un atentado el desencadenante de la locura del protagonista: el suceso extremo del que hablo.
Nadie está exento de que un hecho (o varios) le derive a una enfermedad mental. ¿Cuál es tu forma de documentarte ?
Mirando hacia adentro, a mí mismo. Desde pequeño me ha gustado analizar las conductas humanas y, especialmente, la mía propia. Pienso que todas las personas compartimos emociones, deseos y sentimientos, unos positivos y otros negativos, que, en algunos, derivan en frustraciones y enfermedades mentales. Uno tiene que conocerse a sí mismo y a sus demonios. Yo, en Intruso, he rebuscado en mi interior hasta encontrar esas emociones y deseos oscuros que permanecen ocultos en la mayor parte de personas.
Tu siguiente novela es “Potro” ¿nos puedes contar algo sobre ella?
La acción transcurre en Bilbao a principios de los convulsos años 80. El protagonista es un taxista que lucha en combates ilegales bajo el sobrenombre de Potro y que un día tiene que hacerse cargo de su hijo tras morir su exesposa. Una fatídica tarde aparece el cadáver del chaval flotando en la ría, muerto por una sobredosis de heroína, y entonces comienza la cruzada personal de Potro, que lo conducirá hasta las cloacas de la sociedad.
¿En qué punto se encuentra?
Está finalizada, aunque ultimo los detalles antes de pasársela a la editorial para su corrección y edición. Espero publicarla en los próximos meses.
INTRUSO
Autor: Diego López Ruiz
Nº páginas: 154
Rústica con solapas
ISBN: 978-84-121231-0-4
Editorial: Maluma
Texto © Silvia Fuente
Fotografías cedidas por Diego López Ruiz