Eloy Arenas. Actor, director, escritor, humorista y productor nacido en Dolores (Alicante) un día de reyes. Hijo y padre de amantes del teatro.
Cuando quise localizarle para proponerle la entrevista tiré de nuestro señor sabelotodo que es Internet. Tampoco encontré gran cosa, bueno, sí, un montón de vídeos del Horroróscopo -programa que realizó a principios de los 90 para uno de los dos únicos canales que había en España entonces, la Primera, cuando la TV era sólo pública- que me hicieron sonreír.
Pero bueno, ¿este caballero tendrá representante? ¿Cómo puedo contactar con él sin intermediarios? Uuuumm… vamos a ver las redes sociales. Y ahí estaba él con su cuenta no verificada en una red social. ¿Debo sentir sorpresa o duda porque una persona no verifique su cuenta? Ahí está él, sin lugar a dudas, hablando a la pantalla desde su supuesta casa. Y pensé que quizás no era real. Hasta que un ente superior no nos confirma con una verificación que alguien es quien dice ser, pones en duda que lo sea. Tremendo, pensé.
En estos momentos enlaza dos proyectos teatrales en Madrid. Está en el Teatro Lara con La Familia Camino y con Burundanga en su temporada 11, en el Teatro Maravillas. Ahí es nada. Pero todo esto es una excusa para charlar un rato por vídeollamada con él y que nos cuente cosas.
ELOY: ¿Hemos empezado ya?
SILVIA: Sí, le he dado a grabar ya.
ELOY: yo siempre prefiero la palabra charla a la palabra entrevista porque la entrevista es un poco un careo ¿no? La charla es más distendida, es más lúcida, espontánea. A mí me provoca más libertad.
SILVIA: Completamente de acuerdo, tenía unas preguntas preparadas pero la verdad es que prefiero ignorarlas. Eloy, tú eres de Dolores y te viniste muy joven a Madrid a probar suerte como actor, ¿tu vocación viene de algún modo acompañado por alguna experiencia previa allí o era una necesidad, algo instintivo, animal?
ELOY: Yo nací en Dolores, que es un pueblo maravilloso de la huerta, y de ahí mis padres se trasladaron, conmigo incluido, a Alicante. Por lo tanto, viví mi primera niñez y adolescencia en Dolores y ya mi segunda adolescencia en Alicante. Pero sí, creo que todo empezó en Dolores. Fíjate, mi madre y mi tía eran aficionadas al teatro, montaban obras de teatro, revista, zarzuela y musicales sobre todo. Yo iba a los ensayos de mi madre que era pequeñita, muy graciosa, muy guapa, rubita… mi tía era una SEÑORA. Así que mi tía hacía los papeles de señora y mi madre hacía los papeles cómicos. Y yo las veía.
En alguna ocasión, mis hermanos y yo también participamos. A los cuatro o cinco años, eso me llamaba mucho la atención. Pero sobre todo me gustaba mucho ese contacto con el público, que aplaudía muchísimo, que se divertía muchísimo y que salían encantados. Esa sensación de encanto del público fue lo que más me llamó la atención.
A partir de ese momento mi vida transcurrió entre mis estudios y mis aficiones. Siempre me colaba en los estudios de radio. Era muy locuaz. Después organicé varias cosas: por ejemplo, canté en un grupo por James Brown, Mundo de hombres, cantando, “it ‘sssssssssss a mannnnn world”. También se me ocurrió organizar, en el año 66, a los 16 años, un concurso con dos grupos amigos, uno de pop y otro de rock, en una plaza de toros pequeña. La peté. El concurso se llamaba “La elección de Miss y Mister Yeyé”, porque estaba de moda la canción de Concha Velasco, La chica yeyé. Eso fue espectacular, yo era el presentador y ahí ya tenía mis retrancas.
Pero anteriormente ya había hecho teatro en Los Salesianos, que era un colegio bastante progresista, culturalmente quiero decir. Hice una obra, me eligieron a mí porque tenía la edad justa. La obra se titulaba Murió hace 15 años. Curiosamente, años después me hice amigo de Jimmy Jimenez Arnau, y siempre le recordé que mi primera obra de teatro la escribió su padre. Entonces me vine a Madrid a estudiar Arte Dramático.
SILVIA: ¿Viniste a Madrid con 18 años?
ELOY: si, anteriormente había estado en Barcelona estudiando arte dramático con dos amigos pudientes. Mi situación económica era muy ajustada. Después me fui a Madrid.
El primer contacto que tuve en Madrid, como ya hacía radio en Alicante, fue en Madrid Radio. Mi madre era fan de las novelas de Radio Madrid. Conocía todo el cuadro de actores que hacían unas novelas y un teatro radiofónico espectacular. Les pedí que me hicieran una prueba. No se llamaba casting, se llamaba prueba. Total que en ese momento necesitaban una voz joven, una voz de adolescente, y yo la tenía. Además leía bastante bien. Me cogieron y allí estuve tres años con los mejores. Ahí aprendí todo, con Matilde Conesa, Matilde Vilariño, Pedro Pablo Ayuso. ¿Sabes lo que es aprender con los más grandes? Esos actores que eran capaces de leer, y al leer, hacían un trabajo tan natural, tan perfecto… Yo les gusté mucho y uno de los guionistas no hacía más que escribirme personajes y personajes, dramáticos y cosas de estas. Así fue mi entrada en Madrid.
“Ahí aprendí todo, con Matilde Conesa, Matilde Vilariño, Pedro Pablo Ayuso. ¿Sabes lo que es aprender con los más grandes?”
SILVIA: Eloy, no me gusta demasiado la palabra suerte porque da la sensación que rebaja el esfuerzo y el trabajo realizado, pero ¿tú crees que el factor suerte ha estado muy presente en tu trayectoria?
ELOY: Yo no creo en la mala suerte, por consiguiente tampoco en la suerte. Creo en las coincidencias, creo en el ánimo que uno tenga, la capacidad que tenga de socializar con los demás, de saber expresar lo que uno desea. Yo llegué a Madrid y me instalé en una pensión de la calle Montera, pero también me acercaba mucho a los centros neurálgicos del mundo cultural. El Café Gijón, los cafés que había alrededor… Allí conocí a un joven director, José Luis Izaguirre, que me propuso trabajar con él en su equipo. Estrenamos en todos los colegios mayores una obra de Peter Handke. Se llamaba Introspección. Era brutal, éramos entre 20 y 25 entre chicos y chicas en su curso, aprendiendo un tipo de teatro mucho más contemporáneo del que se estudiaba por ejemplo en la RESAD. Recuerdo que eran elogans, eslogans, eslogans… Entre ellos el famoso “PROHIBIDO PROHIBIR” de Peter Handke, que estuvo de moda en el mayo del 68 en París. Fue cuando empecé a tener contactos y los iba aprovechando. Uno te lleva a otro, otro te lleva a otro… ¿Eso es suerte? Sí, tuve suerte, pero mi trabajo me cuesta. Es decir, dejé la búsqueda y practiqué el encuentro.
“No creo en la mala suerte, por consiguiente tampoco en la suerte.”
SILVIA: Has hecho de todo, cine, teatro, radio, has escrito libros… ¿Hace mucho que no te preguntan por El Horroróscopo?
ELOY: No hay un solo día que no me lo pregunten. Sergio Peris Mencheta, que es un director-actor formidable, cada vez que nos vemos me canta: ¨qué horrorróscopo dios mío, que horroróscopo¨.
Yo hacía monólogos, los hacía antes de que existieran en este país. Ahora se llama Stand Up, pero yo hacía eso en los años 80 y en los años 90. Cuando terminaba, el público no me dejaba irme, me pedían el Horroróscopo.
Trabajé mucho sobre la caracterología y la conducta de cada signo, sobre todo me especialicé en los rasgos de cada uno. Escribí un tratado de relaciones. Yo les preguntaba qué querían saber, cuál era su signo y el de su pareja. “¿Queréis seducirlo, conquistarlo o putearlo?” Aquello era interminable, tenía que decir, “bueno es que me tengo que ir ya”. “¡No has dicho nada de Acuario!”. “Vaaale, pues Acuario, ¿tu pareja cuál es?” “¡Pissscis!” “Vale, de acuerdo, ¿no tienes otro?”.
Yo lo único que quería es que se rieran, cuando alguien me decía “es cierto, así es cáncer”, yo pensaba, que más da, tu ríete.
Es un trabajo que realicé a conciencia cuando me llamaron para la 1. Ese programa tenía 20 millones de audiencia en el año 90, era impresionante, no podías salir a la calle. Se me ocurrió esa bendita-maldita frase de: “Ahhhh, se sienteee”. Aquello era increíble, si pasaba por algún colegio a la hora del recreo y alguno me veía, se juntaban y “Ahhh, se siente..!”
SILVIA: Como aquella bendita-maldita frase, a lo largo de toda tu trayectoria profesional ¿hay alguna cosa, en el momento que lo estabas haciendo, que hayas pensando, quizás no debí?
ELOY: La verdad es que me he convertido en un seleccionador de la memoria, ¿sabes? Yo no soy lo que fui pero por encima de todo soy lo que soy ahora. He tenido que hacer un recorrido, con errores y aciertos. Un recorrido para ser lo que soy, defiendo lo que soy, física, psíquica e intelectualmente. Todo el proceso puede hacerte sentir frustrado, pero no me arrepiento de nada de lo que he hecho porque no he hecho nada malo, nada malo en el sentido moral. Soy un producto de todo lo que he sido, probablemente sea un aprendiz de errores, es decir, reconozco la señal del error y entonces trato de corregirla. Si volviera a nacer, como dijo Charlot, volvería a cometer los mismos errores. Soy un producto de mis aciertos y de mis errores, no prescindo de ninguno de ellos, soy lo que ahora soy.
“Soy un producto de mis aciertos y de mis errores, no prescindo de ninguno de ellos, soy lo que ahora soy.”
SILVIA: ¿Cómo se puede dirigir, producir, escribir, actuar en una misma obra y a parte hacerlo con tu hijo? ¿No se vuelve uno loco?
ELOY: No, no es nada fácil. Primero escribes, eso no lo haces al mismo tiempo, esa etapa de la escritura es fascinante. Es la creación desde la pantalla en blanco, aunque está todo en la cabeza. Cuando lo fijas, lo atrapas, aunque luego se vaya de tu cabeza, pero cuando lo atrapas, eso es fascinante. En una soledad constante. Pero esa soledad la rodeas de personajes, y en ciertos momentos tienes que decir “bueno callaros ya, que estoy con este otro personaje”.
Hemos hablado antes de errores, no me arrepiento de nada porque me han enseñado muchas cosas, pero dirigir y actuar, a la vez, ya no lo volvería a hacer nunca. Dirigir tampoco me apetece mucho porque dirigir mi propia obra significa limitar lo que yo he escrito, y yo quiero que otro director coja mi obra y le dé otra perspectiva, porque uno sabe lo que va a hacer, pero nunca sabe lo que ha hecho. Por ejemplo, escribí una obra, Entiéndeme tú a mí, que hablaba sobre la empatía, la incapacidad de ponerse en el lugar del otro y los daños colaterales que eso causaba. Pero yo no sabía eso, me fuí enterando de eso por las críticas de la obra. Estrené con Jorge Roelas. La gente se desternillaba de risa, una obra dramática con la intención de que la gente se riera.
Y con mi hijo me gustaría actuar cuando el texto no fuera mío, la dirección no fuera mía, ni la producción fuera mía. Es decir, un productor que dijera, quiero contratar a los dos Eloys. Y un director me dirigirá a mí y a él y no discutiremos sobre el tema. No quiero discutir con mi hijo, al contrario, quiero encontrarme con él pero con terceros.
“Con mi hijo me gustaría actuar cuando el texto no fuera mío, la dirección no fuera mía, ni la producción fuera mía”
SILVIA: Se retoma Burundanga el 4 de diciembre, ¿como habéis llevado este año?
ELOY: Burundanga se suponía que no iba a parar, era el gran éxito, es la obra que se ha exhibido ininterrumpidamente más tiempo en la historia del teatro. Pensábamos estar durante todo este año porque iba de maravilla, estábamos llenando. El 14 de marzo fue un palo increíble, se suponía que iba a ser 1 mes y no fue así. Fueron momentos duros.
Estoy acostumbrado a estar confinado. Yo escribo, y todos los que escribimos nos confinamos profesionalmente. A mi no me costó, empecé a recuperar obras que ya tenía escritas. Ocurre una cosa con las obras, las obras se te paran solas, llega un momento en que la obra te vomita y tú quieres continuar. A veces escribo y al día siguiente siento rechazo con lo que he escrito y lo guardo. Si me pasa eso durante una semana, la dejo y le digo: vale, ya me las pagarás. Esto es lo que he hecho en esta pandemia, he recuperado dos de las obras que tenía paradas. ¿Te parece poco?.
“Las obras se te paran solas, llega un momento en que la obra te vomita y tú quieres continuar.”
SILVIA: Me has dicho que Burundanga estaba destinada a continuar. ¿No llega un momento que el actor necesita parar? ¿No deseas enterrar al personaje por un tiempo?
ELOY: Bueno, mientras realizaba Burundanga hacía más cosas, en los días de descanso participé con mi amiga Pilar Jurado, la soprano y compositora, en el libreto de una ópera contemporánea para estrenarla en el teatro de la Zarzuela, Mi diva sin mí. Dirigí la parte dramática de la obra. Hice una serie para Antena 3, y también una obra de Ramón Paso con mi amigo César Camino. Hice Entiéndeme tu a mi… Eso me permitía desintoxicarme, pero te voy a decir una cosa, tienes razón. El funcionario nace cuando repites varias cosas todos los días. Yo descubrí una cosa. Yo no salía al escenario, el que salía era mi personaje. Yo me quedaba en el camerino, haciendo otras cosas, estudiando, leyendo. El que salía era mi personaje, tenía vida propia y se le ocurrían cosas, me liberaba.
Por lo tanto cada vez que yo salgo a un escenario para hacer Burundanga no sé qué va a pasar, porque es mi personaje quien lleva las riendas. Es un ejercicio que tienes que llegar a comprender y superar, es un ejercicio de un actor adulto. Yo nunca me he cansado, mi personaje está vivo, cada día sale con una respiración diferente, cambia la manera de sentir. Los actores no estamos siempre igual, no es como una película que se queda fija y que siempre se puede ver igual. El teatro es un proyecto en construcción.
“Yo no salía al escenario, el que salía era mi personaje.”
SILVIA: Ahora mismo la limitación de aforo por el covid en los teatros está al 50% ¿Qué opinas sobre ello? ¿Cómo ves el futuro?
ELOY: El teatro lleva 3500 años en crisis, siempre ha estado en crisis. Buscando el significado de la palabra crisis, vemos que es crecimiento y lo que ha hecho desde Aristófanes, desde todos los grandes dramaturgos griegos, es ir creciendo. Estamos en una crisis pandémica, no podemos ser egoístas. Que te den en un teatro un 50% o un 60% me parece milagroso, ya me gustaría por solidaridad, que se lo hicieran a la gente de los bares, de restaurantes, donde sirven copas y música. El cine se sigue haciendo, la televisión se sigue haciendo. Nos vamos recuperando. Los músicos no, por ejemplo, mi solidaridad con los músicos. Yo me siento un afortunado. Que esto acabe cuanto antes, que la vacuna sea eficaz, que el público vuelva a salir a divertirse y a relacionarse con la gente también a través del mundo del arte.
Eloy, como diría Danny Zuko, you are Greased Lightning.
Texto e ilustraciones © Silvia Fuente
Fotografías cedidas por Eloy Arenas
Saludos Silvia.
Felicitarte por tu entrevista a Eloy Arenas que acabo de leer y comentarte un par de erratas que seguro podrás subsanar.
Se trata del texto (que también has destacado en el artículo) donde citas a dos actrices de voz que hicieron teatro de radio a partir de los años 40, y que fueron referencia para Eloy en los comienzos de el también en la radio y muy conocidas por los radioyentes en general, en un tiempo en que la televisión prácticamente aún no había llegado a los hogares: Matilde Conesa y Matilde Vilariño, que tu las nombras por equivocación como Martin en vez de Matilde. Puedes verificarlo todo ello tanto en bibiliografía teatral al respecto como por internet.
Un saludo Silvia.
Error en mi edición.
Juan, encantada de saludarte, muchas gracias por el comentario, subsanado el error de mi edición. El autocorrector, a veces, realiza malas jugadas, pero para eso estamos las personas. Muchas gracias por seguir atentamente a Babab, realizados este trabajo de muy buen agradado para y por vosotros, un saludo 🙂