Homenaje a Luis Miguel Madrid

PRESENTACIÓN A LA CONTRA*

Luismi y Nuria

*Texto leído el 30 junio 2011 en el Café María Pandora para la presentación de El sacrificio de ganar

He venido a presentar este libro porque no he tenido más remedio. El señor Madrid se ha puesto muy pesado y todos sabemos lo insistente que puede ser. Pero le he advertido que si accedía haría una crítica seria y que diría lo que no me gustaba. Para mí la literatura es una cosa seria.

Ya sé que las malas críticas se hacen por escrito en las revistas y periódicos, pero hoy seremos valientes y desarrollaremos una mala crítica en directo y ante su autor.

(A Luismi) Si quiere lo dejamos. Ya le he dicho que no me ha gustado y que no pensaba disimular. Uno de mis oficios es ser crítica literaria. Es mi obligación. No pienso hacer el paripé.

Bien, abriremos un debate. Yo les digo todo lo que no me ha gustado y usted o ustedes, si quieren o pueden o saben, le defienden. Estructuro mi exposición de forma muy original en forma y contenido:

Fallan las rimas. Ni rima “chucrut” con “papas alargás”, ni muchas otras que va dejando caer. Y “chicharrones” con “cerveza” no combinan. Bueno sí, pero no en un poema.

Poco poético. En el poema “La fe” p. 72, que es un poema religioso, ¡sale el microondas! ¡y lo compara con un cáliz! Y dice que ya no cree ¡en la tortilla de patatas! Evidentemente, si la hace en el microondas, le sale fatal. Que ya no cree en la tortilla de patatas… ¿Es una declaración antiespañolista? Pero sin embargo en la invitación pone que se sirve “cavita español”, perdone pero será catalán… He estado a punto de no venir. No cree en la tortillla de patatas, si no es por antiespañolismo, ¿es por antifamilia? ¿O es usted antitapas y antibares?

El autor comete innumerables lapsus  como en la p. 65 donde confunde el sentido del complejo de Diógenes que aplica a los ricos que acumulan billetes cuando es sabido que esta patología se aplica a los pobres y a las basuras. ¿Desde cuando las bolsas de dinero huelen mal?

Cae en muchas contradicciones como en la p. 64 donde primero llama al personaje Carmen Mari y luego Carmen Juani. Constatamos falta de lógica cuando dice que la ama como a la mujer de su vida ¡cuando solo hace media hora que la conoce!

Contradiccion matemática en “Definitivas cuentas”. Si sostiene que tiene facturas por pagar, ¿cómo quiere que la caja le cuadre?  En el poema, o en su vida, hay un error contable.

En el poema “Egos” nos habla de la parte seria y de la parte desastrosa de un señor abogado. El señor Madrid se atreve a ir más allá de Freud diciendo que este abogado tiene cuatro egos, tres serios y uno oscuro y ruinoso que les desmonta a los otros tres y que eso demuestra que el abogado es un fiasco de hombre. Se nota que el señor M. es de letras, porque si solo falla una cuarta parte de su personalidad, la parte buena sale ganando, hay beneficio aunque una cuarta parte esté hecha unos zorros. Le falla la economía.

En cuanto al contenido, la estrategia de todo el libro (la del ganador-perdedor) está equivocada. El autor nos dice: yo no soy un perdedor, un loser, lo somos todos. No será tanto. Los poetas son unos exagerados. Y por si no queda claro en el segundo poema nos habla de un partido donde los que pierden  (¡once a cero!) consuelan a los que ganan. Increíble. Yo no entiendo de futbol, pero yo diría que las cosas van al revés, que los que lloran son los que pierden, por mucha poesía que se le eche.

O sea el contenido del libro es falso, a excepción de que pensemos que en la poesía todo va al revés, empezando por el índice. Un índice en flash-back… La foto es la única cosa buena, que raro que no esté impresa al revés.

No me dirán que tiene razón cuando dice si te toca la lotería te destrozan; que los jefes están tristones y lo bueno es ser empleado; pues a ver si es verdad y lo pone en práctica y regala su negocio a sus subordinados. Camarera Bea, váyase preparando. Y que cunda el ejemplo del príncipe Nejliudov de Resurrección de Tolstoy que regaló las tierras a sus campesinos.

Como decía Platon, aquí se demuestra de nuevo que los poetas mienten como cosacos y, aunque el señor Madrid nos diga que no quería ser “emperador, jeque, cesar, emir ni rey”, es mentira. Afortunadamente en un poema nos revela su subconsciente: quería haber hecho Derecho, mandar y pasearse con una chilaba negra.

Si lo que quiere es perder a propósito porque es mejor, esto en boxeo es “tongo”. O sea que Luismi quiere perder porque en el fondo gana más. Quiere ser un don nadie, un inútil prescindible. “La elegancia del perdedor de fondo”, dice en un verso (el único que me ha gustado!); y no un ganador, impresentable, hortera. No niego que se pone profundo cuando dice que todos teníamos “apalabrada una vida más gloriosa” que la que nos ha tocado. Tres opciones: lamentarse, resignarse o luchar. Pues Luismi da con una cuarta. Lo celebra. Pierde, ergo que contento estoy. El poeta prefiere pasar por tonto que por listo; odia los triunfadores, los competitivos, los que han hecho una gran carrera; a aquellos que cuanto peor lo hacen, más éxito tienen. Las uvas están verdes, que decía el zorro. Un zorro plateado que dice el tango. Uvas  burbujeantes.

Nos hace creer que le ha tentado Dios con los poderes terrenales, diamantes, uranio, travestis, nada quería ser ni tener; ¡ni siquiera Presidente del Tribunal Constitucional! Ya será menos… Afirma haber despedido a Dios y que cogió su mochila, neceser y “muda”. Tanta familiaridad no es verosímil. ¡Imaginar a Dios con mochila! Ahora bien, estas fantasías tienen un fondo de verdad que he descubierto. En el epílogo estaba cansado y en lugar de acabar el libro tenemos que marcar el nº 33. Y vuelta a la tortilla de patatas. Oh, que profundidad teológica. El 33. ¿Pensaba en Cristo o en la tos? ¿O en sus añorados 33 años? ¿O en sus 33 mujeres? Dejo el enigma trigésimo tercero para el debate.

Pero antes quiero terminar con una imagen que pone nervioso al lector. Me parece bien que advierta de la vanidad de la fama, pero ¡qué poco poético decir que los aplausos son “gusanos” que te entran en el cuerpo y te agrietan el hígado y las tuberías del corazón! (poema “Los aplaudidos”). Así que usted con las veces que lo han aplaudido debe estar todo corroído por dentro. O sea que nos pone en un aprieto porque, si le aplaudimos, ¿le oxidamos, destrozamos por dentro? 

En fin, como me ha tocado ser la mala de la película, y a pesar de todo, Luismi, has escrito un libro magnífico, no me toca más remedio que felicitarte y aplaudirte aunque te fastidies: ¡Plas, plas, plas!

P.S. Abril 2020: Un homenaje al maravilloso Luismi —una persona única como no habrá otra—, recordando nuestras risas incansables y una enorme amistad de cuarenta años. Unas risas que ya no volverán.


Texto © Núria Perpinyá,  2011
Fotografía © Archivo Luis Miguel Madrid
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