Homenaje a Luis Miguel Madrid

LUISMI MADRID

Luis Miguel Madrid y Dionisio Rodríguez

Nota preliminar: Ante la imposibilidad de nombrarlos a todos, no nombro a nadie. Espero que los amigos me comprendan y se sientan incluidos en este artículo solidario con el recuerdo de todos nosotros. Convive en tu memoria con aquel episodio que compartiste, viviste u oíste nombrar, también es tuyo. Mi voluntad es incluir a todos lo que alguna vez estuvimos juntos e hicimos cosas maravillosas que aún recordamos.

Para centrar mi íntima relación amistosa con Luismi Madrid tendré que empezar por reconocer que a día de hoy no sé sus apellidos, ni su fecha de cumpleaños, y malamente su historia anterior a conocernos. No puedo contar sus más íntimos deseos en los últimos tiempos, aunque me los supongo, porque las circunstancias nos suscribieron a una Europa /África casi permanente, y porque no se puede saber mucho del otro si no estás ahí. No obstante, seguíamos obstinados en tener proyectos comunes aun siendo lo más probable que no se lograran. 

Puedo recordar, eso sí, su génesis vital de aquellos tiempos cuando aquel tipo tan creativo y genial, guapo, atractivo e inteligente se cruzó en mi vida intelectual, social y vital montando un local ideal en Las Vistillas. Juntos vivimos y realizamos sueños y realidades, compartimos hermanados la vorágine de aquellos tiempos con un humor y una humanidad que ahora nos puede resultar cándida. Nada era imposible y con nuestra voluntad de hierro hicimos moverse al mundo madrileño que nos rodeaba y de alguna manera también al del entorno en que nos movíamos.

Los éxitos mediáticos y sobre todo amistosos y socioculturales de nuestras iniciativas no fueron más que un acicate para hacerlo cada vez mejor y para aunar más voluntades. Los “lunes de lunares”, convocados en torno a la luna llena de cada mes e invención metafórica a la vez que acertada de nuestro patrón, murieron de éxito; fueron exterminados manu militari por la policía local ante episodios, ciertos,  de exceso de aforo, desmayos, colas en la puerta y falta de permisos. Además, ¡donde se había visto!, los actores cantaban, los músicos actuaban, gays y lesbianas campaban a sus anchas… Había contubernio y nuevas costumbres fomentadas desde la “dirección” de los eventos. Telemadrid (¡Que tiempos!) nos apoya, y salimos en los “realities” callejeros de entonces ante el asombro y estupefacción de mis más veteranos compañeros de la orquesta nacional. 

– ¡Te he visto anoche en la tele!…

Hay que decir también que un cierto aroma anarco-surrealista impregnaba las actuaciones de los promotores de los eventos y sus numerosos adláteres, ya sea con las puestas en escenas de obras de teatro, la actuación de tangueras exiliadas, performance irreverentes y todo tipo de creaciones, desnudos y provocaciones intelectuales y vitales, aunque siempre pacíficas y tolerantes. La posibilidad de hacer público lo que normalmente no eres y mostrar tus otras virtudes artísticas, hizo que hubiera un “turno abierto” tras cada programa “oficial” de los lunes de lunares, ante la afluencia de proyectos. Las sesiones se prolongaban hasta las cuatro o cinco de la mañana a persiana semicerrada.

La noche de San Juan de 1996, fue el despelote y el epítome de un esperpento que se preparó a conciencia. Caos total por la afluencia, en medio de la vorágine y con más voluntad que acierto aunque dignamente dadas las circunstancias, se realizó el evento según lo previsto y más. Se repartieron diplomas de reconocimiento. El humor berlanguiano y valleinclanesco no faltó en la cita, pero el lenguaje en que están escritos los diplomas tiene claves muy locales y cercanas a los que participaban y organizaban los actos. Luismi tenía especial afección por algunas palabras a las que daba nuevas acepciones que aceptábamos todos de muy buen grado, era muy divertido y las que incorporábamos con nuevos matices, como las que rezan que fulanito de tal:

Es acreedor del título de GALGO CORREDOR, por sus relevantes méritos, su “ars magister” y por su nunca bien agradecida entrega a los LUNES DE LUNARES

O bien el más distinguido de:

Es acreedor del título de PODENCO IBICENCO DE PELAJE VISTILLERO, por su variada y afamada pericia, por sus nombradas faenas que han dado lustre y esplendor a esta casa y por su imprescindible aportación a los LUNES DE LUNARES.

Así llegamos hasta a fraguar el vistillete, papel moneda de uso exclusivo en el reducido espacio de Las Vistillas y canjeable por los recién nacidos euros a la entrada del barrio. Nos inspiró el nacimiento de las criptomonedas, entonces ciencia ficción; fue un intento de independencia económica y fiscal aprovechando el pequeño caos de la moneda única. Fijamos los límites de la reducida comunidad fiscal y administrativa y hasta la posibilidad de establecer los ministerios y servicios en un expropiado Seminario, que con bunker incluido, serviría de edificio representativo vaciado de curas. El Convento y la Iglesia de San Francisco evitaba la ocupación a costa de un gravoso canon y de acoger a los del Seminario. Fijáronse los límites de la República que aceptaba al Rey Juan Carlos, si colaboraba, como Jefe de Estado simbólico y no lo digo como ficción etílica de la época, hicimos las consultas fiscales a los colegas y hablamos con los empresarios… que nos invitaron a una copa.

Formábamos una pareja potente en la noche madrileña de los solteros que vivían solos. La combinación funcionaba geométricamente perfecta, así que no hubo concierto, sarao, fiesta, reunión, estreno o garito que nos interesase, en el que no fuéramos socios bien recibidos. El tándem cercano de locales como La Gloria y María Pandora, funcionaban como estaciones señaladas del via cruxis de los noctámbulos y artistas, asistíamos rigurosamente como monaguillos a misa.

Al filo del cambio de centuria, al tipo aquel que no paraba de crear poemas, textos, obras de teatro, vodeviles y lo que hiciera falta, se le metió en la cabeza entrar en el Siglo XXI a lo grande; y montó en un pis pas este follón maravilloso, referencia de lo que va del siglo en el que ahora vivimos y que terminó llamándose Babab.com. El nombre original buscado era Baobab, árbol gigantesco que engloba bajo sus ramas toda una existencia, estaba ocupado; pero el nombre de BABAB empezó a tomar cuerpo a pesar de mis reticencias por aquello de los cuentos infantiles del elefantito Babar, muy famoso entonces. BABAB, era cierto y tenían razón Luismi y otros, tenía proporción y forma, era leíble al derecho y al revés y sobre todo sonaba bien y era fácil de recordar. Y añadió, para mayor facilidad solo hay que utilizar alternativamente las dos primeras letras del alfabeto.

Han pasado 20 años, y nos vemos hoy en esta encrucijada sin patrón que nos guíe con el conocimiento, la bonhomía, amabilidad, amistad y buen criterio que ha caracterizado a esta revista desde su creación. Todo un reto para los que nos quedamos en este valle de lágrimas.  

                                               


Texto © Dionisio Rodríguez
Fotografía © Eva Contreras
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