Literatura Narrativa Porvenires Serie - Bitácora espacial

Bitácora espacial – la guerra biológica del universo

Covid-19

Con una cuarentena terrestre a cuestas, viendo las cosas con distancia y desde una nave absolutamente imperfecta al habla la capitana Yohana Recio.

Os puedo asegurar muy pocas cosas a día de hoy, más que nada porque como decía un señor llamado Sócrates (470 a.C a 399 a.C. Filósofo. Antigua Grecia, Hemisferio Norte. Amable): «Solo sé que no sé nada». Pero una cosa sí que es verdad, y es que los actos tienen consecuencias. 

Mi abuela también lo dice mucho. Ella tiene 95 años y está confinada en su casa desde mucho antes de esta cuarentena terrestre. Mi abuela tiene una cosa que ella no sabe que es que se llama agorafobia. Es una movida mental que, entre otras cosas, hace que te de cosilla salir a la calle. Tu «zona de confort» se hace enana, casi tan enana como esa estrella que estás mirando cada noche desde tu balcón. Tienes una manta puesta y la mirada muy triste, compi. 

Ahora te estás preguntando que cómo es posible que te vea desde el espacio. La respuesta es simple: no te estoy viendo, pero creo que soy capaz de sentir algunos corazones temblar desde esta nave. 

Corazones que suspiran desrealizados y que simplemente no entienden qué ha pasado. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Podría responderos pero la triste realidad es que el futuro no existe, y además, no importa. No importa si esto ha sido una guerra biológica o un castigo del universo, lo que está claro es que nos pasamos de la raya y ahora nuestro planeta Tierra está respirando cada día mejor, mientras que otros muchos humanos (algunos son seres queridos) respiran peor. 

Me gusta mirar esta situación desde aquí con ojos de emprendedora espacial. Ahora mismo algunos estaréis pensando que soy cruel, que hay miles de muertos y que el mundo se ha parado. Pero, compañeros y compañeras, ¿cómo si no pretendíamos poder mirar el universo de verdad? Hoy, en un día normal de nuestro mundo tal y como era antes, ¿habrías salido a la terraza en la noche con una manta a ver la misma estrella cada madrugada con esa esperanza? Quizás no reces porque, por desgracia, hoy la gran mayoría de la gente terrestre ha perdido el norte y la espiritualidad. Pero ahí estás, mirando esa estrella, ese atardecer, esa luz que entra por la ventana a media tarde. Te has parado porque el mundo se ha parado y ahora estás en un estado de aburrimiento. Que ya te digo yo que nos cuesta aburrirnos porque el mundo que habíamos creado estaba hecho para gente que no vive en el espacio, para gente que no sabe pilotar su propia nave. En resumidas cuentas para gente que huye, que se evita a sí misma.

El mensaje que vengo a daros hoy, mis queridos compañeros y compañeras, aunque sea duro, es el siguiente: ese mundo que conocíamos ha llegado a su fin. No lo digo solo yo, Jaime Altozano (Siglo XXI. Músico, divulgador musical y productor musical. Probablemente alta capacidad. España, Hemisferio Norte. Amable) fue uno de los primeros a los que se lo escuche decir. Y es la verdad más grande que he oído desde que todo esto empezó. Las cifras son solo números que cambian cada día, las noticias son efímeras, el miedo… eso es, el miedo es con lo que tenemos que vivir ahora. Miedo a que tus familiares enfermen, miedo a que la economía caiga en picado, miedo a que el Gobierno no sepa lidiar con todo esto… y ahora, ¿dónde estaba el botón del miedo de tu nave? Lo quieres desactivar a como de lugar porque te estás aburriendo, estás pensando muchas cosas a la vez y no te gusta esta situación. 

La solución no es apagar el botón del miedo. Es cierto que nadie te enseñó eso, pero me gusta pensar, como antes decía, como una emprendedora espacial que ve esto como una oportunidad para que todas aquellas personas que se han visto obligadas a ser astronautas de su propio mundo interno, tengan una oportunidad increíble de aprender a llevarse bien con el medio de transporte que les va a hacer caminar por este universo nuestro: su propia mente. La mente cargada de heridas de cada ser humano. 

Hace poco leí en alguna página perdida de mis manuales de Comportamiento humano terrestre vol. XII que, hace unos cuantos años por allá abajo, los seres humanos hacían sus necesidades delante de otros. Hoy en día, el sentimiento de vergüenza ante algo tan natural como es expulsar nuestros desechos ha hecho que este acto se convierta en algo privado.

¿Sabéis? Emocionarse es tan humano como ir al baño, reproducirse o morir. ¿Vamos a seguir dejando nuestras verdaderas emociones o nuestro verdadero yo escondido en un rincón de este basto universo como todos esos tabúes que hemos construido?

No me malinterpretéis, no es mi ideal deciros que convirtáis estos actos privatizados socialmente en algo público, pero sí recordaros, humildemente, que somos seres sociales y que la única vía para darle pistas a nuestros compañeros y compañeras de vida y nave espacial, son las emociones que podamos mostrarles y como nosotros somos capaces de manejarlas, tal y como dice mi estimada ídola Anabel González en sus múltiples libros y manuales (Siglo XXI. Psiquiatra y psicoterapeuta, doctora en Medicina y especialista en Criminología. Investigadora mental megachachi. España, Hemisferio Norte. Amable).

Quizás la cuarentena pueda ayudaros a buscar en algún cajón el manual de instrucciones de la nave y aprender a pilotarla cada día mejor. Eso sería muy bonito. 

Después de estos días tan oscuros, una emoción tan noble y que nos protege como es el miedo, puede convertirse en un monstruo hambriento. Así que por favor cuidaros y lavaros las manos pero también acordaros de que mi abuela tiene agorafobia y que lleva años confinada en su propia estación espacial. Aunque creáis que es un poco contradictorio, mi abuela ha sido muy valiente. Sedlo vosotros también y equivocaros. Seguramente no pase nada por errar, creo que esto no es el apocalipsis. Os veo en nada de nuevo por las calles llenas de nuestro Sol y disfrutando de la primavera, conscientes desde vuestra nave.


Texto © Yohana Recio
Todos los derechos reservados
Photo by Fusion Medical Animation on Unsplash