Narrativa

Un estudiante repelente se revienta las espinillas

Joyce

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por José de María Romero Barea

Portada Joyce

La novedad de Editorial Gallo Nero Joyce en París o el arte de vender el Ulises (2013) no solo incluye la traducción del libro James Joyce in Paris: his final years (1965)/ James Joyce: sus últimos años en París de V. B. Carleton y Giséle Freund, sino también el largo ensayo “Cómo disfrutar la gran novela de James Joyce, Ulises”, de Catherine Turner.

“La publicación en francés del monumental Ulises nos abrió la puerta a un nuevo mundo de escritores extranjeros: D.H. Lawrence (…) Hemingway, Dos Passos (…) y Kafka” (p. 16) nos confiesa Simone de Beauvoir desde el prólogo. Memorable es el pasaje en el que describe la proyección de retratos de Giséle Freund en la librería Adrienne, en 1939, “el brillo de la pantalla en la oscuridad y las caras conocidas impregnadas de un hermoso color (…) una precisión a menudo cruel: mejillas que necesitaban un afeitado, melenas despeinadas” (p.18). Sobre todo, de Beauvoir intenta definir su tiempo: “Guerra … pensábamos en ella a veces, pero ni en nuestros peores presagios imaginábamos que toda una era estaba a punto de llegar a su fin, que el núcleo mismo de nuestras vidas pronto se haría añicos.” (p.18).

El micro-ensayo “Fotografiar a Joyce” a cargo de Gisèle Freund, es la crónica del reportaje fotográfico que amigos y editores de Joyce encargaron a la por entonces joven fotógrafa, estudiante de sociología. En la página 22, Freund admite que la escritura es su primer amor, y se considera a sí misma socióloga; su cámara es solo la herramienta con la que lleva a cabo su investigación. Si bien su bagaje intelectual le abrió las puertas del hogar del escritor irlandés, fue su intimidad con Joyce la nos ha proporcionado este documento.

Un raro milagro en prosa son las páginas en las que Freund describe las secuelas de una sesión de fotos con Joyce en 1939 (al que había fotografiado antes frente a una librería, saliendo de un taxi). La artista alemana quería enviar las fotografías cuanto antes a la sede de Time en Nueva York, por lo que pidió a un taxi que la llevara deprisa a su laboratorio para revelar el carrete. Tuvo un accidente, con tan mala fortuna que las cámaras quedaron destrozadas. Entonces, tras haber regresado a casa, Freund telefoneó a Joyce y se dirigió a él en estos términos: “Señor Joyce – le dije, sollozando –, me ha condenado usted las fotos … Ha debido echarles alguna maldición irlandesa, porque he tenido un accidente con el taxi. Casi me mato, y las fotos se han estropeado. ¡Estará contento!”. (p. 27).

A continuación, V. B. Carleton se ocupa de los últimos años del escritor irlandés en París. Con técnicas no menos fotográficas que las de Gisèle Freund, la académica norteamericana intenta describir la apariencia de Joyce: “un batín de terciopelo púrpura o burdeos, un pañuelo gris alrededor del cuello y un chaleco recamado que había sido de su padre. En sus manos refinadas, que casi parecían no tener huesos, Joyce portaba varios anillos de oro muy trabajado con piedras preciosas engastadas” (p. 32). Carleton sabe adecuar el ambiente, el encuadre y la iluminación para retratar con palabras al personaje. Así describe la transformación interior del escritor, que se encuentra en la ciudad del Sena entre la primavera de 1938 y la de 1940: “Joyce parecía sumido en un oscuro pozo de silencio interior; reía, o incluso sonreía, cada vez con menor frecuencia” (p. 33).

Mención especial merece el episodio en que Joyce, Nora, Giorgio y el pequeño Stephen hallan asilo en el pueblecito de Saint-Gérand-le-Puy antes de poder pasar a Zúrich para cobijarse en la neutral Suiza. Joyce se debate entre la ceguera incipiente y la necesidad de rescatar a su hija Lucia de una institución mental de la Francia ocupada. Conmovedora resulta la narración de su huida a Zúrich, donde el irlandés pensaba que “le resultaría más fácil rescatar a Lucia. Por suerte, Joyce se evitó el tormento postrero de saber que nunca más volvería a ver a su adorada hija”. (p. 48).

El álbum fotográfico de Gisèle Freund lo componen una serie de retratos del autor irlandés en su cotidianidad y cuyo propósito era hacer publicidad para la inminente publicación de la que sería la última novela del escritor: Finnegans Wake. Gallo Nero reproduce con mimo el ambiente elegante y oscuro del espacio doméstico donde Joyce aparece rodeado de su familia, junto a Eugene Jolas o al piano con su hijo Giorgio. La amistad, pues, se convierte en el origen y la finalidad de estos retratos. Lejos del magnetismo y el aura de las grandes personalidades, Freund retrata a Joyce en situaciones convencionales. Evita el posado, privilegia lo fugaz de las expresiones, sabe jugar con la luz y la sombra, favorece la calidez doméstica como fondo. Sabe crear, en definitiva, un clima de complicidad en el que Joyce no posa, sino que se muestra al natural.

Publicado como sexto capítulo del ensayo Marketing Modernism Between the Two World Wars (2003), el último apartado de la colección que nos ocupa es “Cómo disfrutar la gran novela de James Joyce, Ulises”, de Catherine Turner. En él, la profesora adjunta de Lengua inglesa e Historia en la Universidad de Misericordia (EE.UU.) narra las vicisitudes de la publicación de la novela.

Tal y como indica su autora, en febrero de 1934, el Saturday Review of Literature presentó un anuncio de dos páginas titulado “Cómo disfrutar la gran novela de James Joyce Ulises”. Esta promoción, junto a la estrategia de que “ningún otro libro de nuestra época ha ejercido una influencia tan importante ni ha sido tan comentado … ¡y tan poco leído!” (p. 104) fue parte de una campaña mucho más amplia.

Durante más de una década, los editores estadounidenses habían tratado de ampliar el mercado de la literatura modernista en los Estados Unidos. Su objetivo era convencer a los consumidores que estos libros “difíciles” podían ser a la vez un placer de leer y una forma asequible de experimentar con nuevas ideas y tener acceso a refinamiento intelectual. El agente publicitario Robert Misch incluso llegó a afirmar que Ulises es “el libro del que más se ha hablado después de la Biblia” (p. 71). Al igual que la Biblia, apostilla en su ensayo la profesora norteamericana, el libro ha suscitado conversaciones tanto fervorosas como críticas.

Centrándose en las políticas publicitarias de cinco casas editoriales en los años 1920 y 1930, Catherine Turner analiza el proceso por el cual esta obra “intelectual” de ficción fue empaquetada, promovida y vendida a una multitud de lectores estadounidenses. Al final, Ulises se convierte en un bestseller, a pesar de los temores iniciales de que era demasiado exigente o demasiado aburrido para los lectores comunes.

En su ensayo, Turner explora las diferentes estrategias empleadas por los editores para convencer a un público escéptico. Por ejemplo, la estrategia de marketing de Silvia Beach, primera editora de Ulises, que “por cada reseña que proclamaba que Ulises era “una obra de genio” (…) imprimía extractos de críticas que le achacaban ser “una espantosa parodia” e “intensamente aburrida” (p. 80). Turner reproduce a continuación muchas de las ilustres (e hilarantes) críticas negativas que generó la novela, como la de Virginia Woolf, que tildaba a Joyce de “estudiante repelente que se revienta las espinillas” (p. 83), George Moore (“un Zola venido a menos” (p. 83) o Edith Warton, que tras dejar la novela a la mitad, la define como “un maremágnum de pornografía (de la peor calaña, propia del colegial más ordinario) y una sarta de chorradas indefinidas e insignificantes” (p. 84).

El ensayo tiene muchos protagonistas, empezando por Sylvia Beach y su edición parisina de mil ejemplares y acabando al otro lado del Océano con la censura y la sucesiva operación de marketing ideada por Random House en 1934. Se trata de la fascinante aventura de una de las grandes obras del pasado siglo, cuya primera edición se subastó en 2009 por 450.000 dólares, el precio más alto que jamás se haya pagado por la primera edición de una obra del siglo XX.

En definitiva, Joyce en París o el arte de vender el Ulises se encuentra bien integrado en la narrativa de la edición y comercialización histórica. El resultado es una clara y detallada representación de la vida y muerte de James Joyce en el período de entreguerras, además de una contribución relevante a la historia editorial de sus obras. Está claramente escrito, y la traducción, a cargo de Regina López redunda en ello. Se trata de un libro conciso, entretenido y fácil de entender, una colección de ensayos bien documentados que muestran el difícil matrimonio entre calidad y éxito comercial, lo cual es aplicable a historias literarias posteriores.

Sevilla 2014

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José de María Romero Barea

 

José de María Romero BareaJosé de María Romero Barea (Córdoba, 1972) es autor de Poesía (qué si no). Su primera sección, el corazón el hueco, consta de la trilogía Resurrecciones (Asociación Cultura y Progreso, 2011), (mil novecientos setenta y) Dos (Ediciones en Huida, 2011) y Talismán/Talisman (Editorial Anantes, 2012. Edición bilingüe. Traducción de Curtis Bauer), del que la plaquette ridículo ciego feliz en mi sitio/ridiculous blind happy in my place (Q Ave Press, 2012. Edición bilingüe y traducción de Curtis Bauer) es un adelanto.

José de María Romero Barea ha traducido, junto a Diāna Vigule, el poemario de Curtis Bauer Spanish Sketchbook/España en dibujos (Ediciones en Huida, 2012. Edición bilingüe) y Disarmed/Inermes de Jeffrey Thomson (Q Ave Press, 2012. Edición bilingüe).

Romero Barea es autor, además, de una serie de novelas reunidas bajo el título común de Interrupciones. Hilados Coreografiados (Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera, 2012) abre la serie. Le siguen Haia y una tercera novela, en proceso de escritura.

José de María Romero Barea ha sido coordinador de las I Jornadas de narrativa Sevilla 2014, que organiza la Asociación Colegial de Escritores de España (A.C.E.) a la cual pertenece. Además, es miembro de la AAEC-Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios, la Asociación Cooltura, Acción y Poesía y la Asociación Nueva Grecia. Pertenece al Circuito Literario Andaluz. Colabora con sus reseñas, entrevistas y traducciones en publicaciones de ámbito nacional e internacional, entre otras: los diarios Mundiario, Luz de Levante, El Librepensador y El Cotidiano; las revistas de divulgación IES, Universo La Maga, Culturamas y Tendencias 21; las revistas de literatura Quaderni Iberoamericani, Vísperas, El muro de los libros, Babab.com, Entretanto magazine, Otro lunes, Fantastic Plastic Mag, Paisajes eléctricos, Resonancias.org, Letralia y Nueva Grecia, de cuyo consejo de redacción forma parte.

Sevilla, 2014


Texto © José de María Romero Barea 2014
Fotografía  © Diana Vigule
Todos los derechos reservados.


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