El prestigioso poeta guatemalteco ha viajado a España para recitar los poemas de “Donde los árboles”, la antología que ha publicado la editorial madrileña Amargord, seleccionados y prologados por Chema Rubio.
Sus poemas han sido escuchados en la Biblioteca Nacional, en la Casa de América, en el Centro Cultural José Hierro o en el Café Librería María Pandora, donde le presentó el poeta Luis Miguel Madrid, con el que recientemente había compartido lecturas en el último Festival de Poesía de Bogotá.
Presentación de Luis Miguel Madrid al recital de Humberto Ak’Abal en María Pandora
Hoy es un gran día para el Pandora. Tenemos aquí a un poeta que como no tenía cuartos para comprar un libro, se lo fabricó. Luego se compró uno de un tal Wilde, Oscar Wilde con los beneficios del pastoreo.
Con el tiempo, se las ha apañado para ser uno de los poetas de América más valorados tanto allí como en Europa: Caballero de la orden de las letras en Francia, PP Pasolini en Italia, el Blaise Cendras de Suiza, el nosequé de Alemania, el Premio Nacional Miguel Ángel Asturias, al que tuvo el gusto de renunciar por ciertas diferencias con el trato que Asturias daba a los indios, el Emeretessimum de la prensa guatemalteca, el Canto de América de Méjico (de la UNESCO), o el más reciente: el Premio sentimental María Pandora de Las Vistillas, Madrid, España.
Pero esto es lo de menos.
Tenemos el honor de presentarles a este indio maya/quiché que escribe como escucha y como ve.
Su poesía sale de la tierra y vuela. También se posa en los árboles. Es natural, es sencilla. Prescinde de la imaginería complicada, de hipérbaton, de encabalgamientos, de perífrasis, de enfermismos, de chorradas. Pero no de metáforas, aunque son tan llanas que parecen sustantivos.
Su poesía es de masticar y de pensar. Es de sonreír, de querer, de reivindicar y de disfrutar.
Es maravillosa, encantadora. Dispone de todos los sentimientos a temperatura ambiente.
Humberto Ak´abal es el lujo que demuestra el valor de su pueblo.
Aprovecho la ocasión para pedir perdón en lo que nos toque por los estropicios ocasionados por nuestros abuelos en la vida de los abuelos y descendientes de mayas, araucanos, incas, aimaras y demás. Por ello en el Pandora hemos cambiado la festividad. Prescindiremos de la fiesta de la hispanidad y cada año celebraremos el día de la Indigenidad.
De seguro van a disfrutar con este indio genial.
Yo le conocí en FP Bogotá; recitamos, nos reímos y nos emborrachamos tanto que nos comprometimos a volver a vernos, él dijo que recitaría en el Pandora cuando apareciera en Madrid y yo que le tendría preparada una guitarra azul para los postres.
¡Vamos a intentar cumplir!
Donde los árboles.
Poemas de Humberto Ak’Abal
EL CAMPANERO
Cada vez que ella
pasaba frente a la iglesia,
el sacristán
subía al campanario
y la floreaba con voz de bronce:
Tangalana tangalana tangalana …
El animalero, 1990
HOY
Hoy amanecí fuera de mí
y salí a buscarme.
Recorrí caminos y veredas
hasta que me hallé
sentado sobre un borde de musgo
al pie de la cipresalada.
platicando con la neblina
y tratando de olvidar
lo que no puedo.
A mis pies,
hojas, solo hojas.
El animalero, 1990
NADA
Las puertas estaban cerradas,
la ventanita , también.
¿Por donde entró?
A saber.
Pero de que entró, entró.
Encendimos el candil y nada.
Sentíamos su presencia
y nos daba miedo
la butaca vacía.
El espanto se rió.
Guardián
De la caída del agua, 1993
OVEJAS
El cielo
es un gran llano.
Allí pastan ovejas
lanudas y gordas,
blancas,
grises,
negras.
Ellas caminan sobre el cielo;
por eso
no les vemos las patas.
Guardián
De la caída del agua, 1993
SOMBRA
Sombra:
noche pequeña
al pie de cualquier árbol
Guardián
De la caída del agua, 1993
XOLSIWÁN
Ginnnnnn, ginnnnnn, ginnnnnn;
habla el aire
en Xolsiwán.
– Va a llover.
El cielo está despejado,
pero el aire no se equivoca.
Y llueve.
Guardián
De la caída del agua, 1993
RELÁMPAGO
A veces
el cielo se asusta
de tanta oscuridad.
Un relampagazo
para ver si estamos
aquí abajo.
Para su sorpresa,
acá estamos
confiados
en que el cielo
sigue arriba.
Guardián
De la caída del agua, 1993
RECUERDOS
De vez en cuando
camino al revés:
es mi modo de recordar.
Si caminara solo hacia adelante,
te podría contar
como es el olvido.
Lluvia de luna en la cipresalada, 1996
FAMOSOS
A nosotros los indios
nos ha hecho famosos
el odio de los imbéciles
Lluvia de luna en la cipresalada, 1996
QUISIERA DEJARTE
Quisiera dejarte mi corazón
así como está:
Con el sueño de que tal vez
la grieta pudiera servirte de
Desnuda
Como la primera vez, 1998
“ESTA LENGUA
es el recuerdo de un dolor
y la hablo sin temor ni vergüenza
porque fue comprada
con sangre de mis ancestros.”
Las Palabras Crecen, 2009
Presentación © 2011 Luis Miguel Madrid
Poemas © Humberto Ak’Abal
Todos los derechos reservados.