Decíamos ayer... Escena Teatro

ARNOLD TARABORRELLI: “MI VIDA ES MI CLASE”

por Paz Mediavilla

“Honestidad, generosidad y trabajo”… me responde Arnold sin pensárselo ni un minuto cuando le pregunto qué actitudes deben caracterizar a un actor. “Honestidad sobre todo y generosidad para poder dar y recibir también porque tienes que recibir para poder dar. Y trabajar. Es mucho trabajo. Todo el día, porque también tiene que ser una manera de vivir”. Yo creo que estos calificativos también son una buena definición de su personalidad a lo que incluyo el ser coherente y fiel a lo que cree.

Su generosidad y la naturaleza de su trabajo hacen que su nombre aparezca en un discreto segundo plano respecto a la figura del director, y él está absolutamente convencido de que debe ser así, “Yo, en el trabajo que hago, tengo que casi desaparecer en la imagen del director, tengo que poner en movimientos y poner al director de una manera que parezca que las ideas son suyas. A mí no me gusta que me digan -¡Huy, qué bonito está el movimiento de esta obra!- Si se ve así, entonces es que algo estoy haciendo mal. Esto, si se consigue, es en beneficio de la obra”. Algunos de los directores con los que se “ha fundido” son Francisco Nieva, Francisco Vidal, Miguel Narros, José Carlos Plaza y Juan Pastor, estos dos últimos anteriormente alumnos suyos.

No es fácil encontrar información sobre él en un buscador. Ninguna página que le publicite. No la necesita. De hecho, no la ha necesitado nunca desde que llegó a España hace ahora casi cincuenta años porque su trabajo es suficiente tarjeta de presentación. Donde se encuentra su nombre es en la mayoría de los currículos de los actores y actrices de este país desde hace décadas. Incluso, tengo la impresión, de que algunos que no han tenido la oportunidad de asistir a sus clases, lo incluyen porque es sinónimo de buena formación. Pero no sería difícil que realmente hubieran pasado por sus clases todos ellos, porque incluso ahora a sus casi ochenta años, y teniendo que compaginarlo con dieciocho horas de diálisis semanales, continúa infatigable con su fuerte ritmo de trabajo habitual.

 

Llegada a España

Recuerda el año 1961 cuando vino por primera vez a España “estaba yo entonces trabajando en Londres y como tenía unos amigos españoles, vine y tengo muchos recuerdos. Fuimos al Hotel Capital en la Gran Vía y toda la Gran Vía olía a Varón Dandy[1] y me dije “¡pero esto qué es! y también todos los hombres andando por las calles con capas, eran hombres sin brazos… Todo esto eran cosas muy misteriosas para mí”.

Varon Dandy
Estos amigos a los que se refiere son Teresa y Albano Zúñiga, bailarines de flamenco clásico que conoció mediados los años cincuenta en Puerto Rico, un viaje que hizo Arnold Taraborrelli como miembro de un ballet semi-clásico neoyorkino. Ellos fueron su primer contacto con la cultura española. El siguiente fue también en Puerto Rico. Conoció nada menos que a Lola Flores haciendo Pena, penita, pena en el Teatro Tapia de San Juan y le impactó tanto que pensó “yo tengo que conocer a esta persona”[2]. Años después tuvo la ocasión de trabajar con ella haciendo lo que se llamaba entonces la “ambientación” en una película de Antonio Martín.

Lola Flores

Era una época muy distinta al Madrid que estamos viviendo, “Era el Madrid de los serenos, las porteras, los gitanos que venían a recoger la basura por la mañana con sus carritos de caballos y todo eso. Ahora Madrid es muy fuerte. Hay que luchar contra los coches, toda la gente que siempre va muy deprisa y quieren llegar los primeros, no sé por qué, todos quieren llegar primero, antes que los otros pero cuando llegan yo me pregunto –¿qué hacen?, ¿se aburren?-”.

 

Philadelphia, Pennsylvania, Estados Unidos

Arnold nació en Philadelphia, en una familia que le proporcionó la experiencia de vivir dos culturas a la vez, la italiana y la estadounidense. Sus padres, emigrantes italianos, también le dieron las bases de lo que sería su futuro profesional; su padre un artesano le infundió el amor por la pintura y su madre, vinculada al mundo de la interpretación, el amor por el teatro y la música.

Le pregunto, egoístamente cómo se consigue tener un carácter como el suyo y su positividad que son verdaderamente envidiables, “a lo mejor viene de toda la vida que he tenido hasta ahora porque yo he conocido gente maravillosa en mi vida. En la Universidad y antes también. Gente con la que me he entendido muy bien y que me ayudaba muchísimo. También viví durante mi época en la escuela y la Universidad con negros y de estar con ellos entendí cómo es la vida y cómo hay que luchar porque ellos tenían muchos problemas. Como, por ejemplo, ir a un restaurante y que no te dejen entrar porque vas con un negro… Y, luego, cómo ellos cantan y bailan para sobrevivir. Yo gané mucho de ese espíritu de cantar y seguir viviendo”.

 

Madrid y revolución teatral

En el año 63  y tras terminar su contrato en Londres, le surgen trabajos en varias ciudades europeas y decide que tiene que tener algún sitio para vivir y poder moverse por Europa y se instala en Madrid. En esos años conoce a Miguel Narros, “yo estoy aquí en España también por Miguel porque estando trabajando con él en una película, me dijo –he invitado esta noche a un paisano tuyo a mi casa a dar una charla sobre el teatro, por qué no vienes-. Entonces fui a su casa en la calle Barquillo y allí estaba el señor Layton[3] hablando de teatro y de las cosas que a lo mejor podíamos hacer en España. Y así empezó todo. Después empezó el tema de dar clases y Miguel me sugirió –por qué no das tú las clases de movimiento- y yo me quedé un poco extrañado al principio porque yo estaba haciendo en ese momento coreografías para televisión y cosas así, pero le dije que sí, encantado y empecé a dar clases de movimiento para actores en la misma casa de Miguel Narros. Los vecinos subían y preguntaban –¡qué pasa!- Porque las lámparas se movían y esas cosas”.

Fue a partir de ese momento en que con el entusiasmo y el trabajo de este grupo de personas comenzaron a nacer nuevos grupos independientes de teatro en Madrid: Pequeño Teatro, TEM (Teatro Estudio de Madrid), TEI (Teatro Estudio Independiente), TEC (Teatro Estable Castellano). Lo recuerda como una época muy bonita de renovación y evolución del teatro “Era una época maravillosa. El teatro que se hacía era más interesante que ahora. Entonces trabajábamos todo el día, ensayábamos por la tarde y hacíamos las funciones por la noche. Fue maravilloso y todo eso con la censura encima”.

 

Director, Actor y Movimiento escénico

El movimiento escénico implica, por un lado, esa comunicación e intento de fusión con el director, de los que hablaba antes y que le hacen “desaparecer” y por otro lado, su trabajo con los actores: “A mí me gusta estar en los ensayos, estar siempre, pero comienzo mi trabajo con los actores cuando ya está algo montado. Trabajo con los personajes, no con los actores directamente. Yo entro también como personaje desde fuera. Al final, es un poco triste, el día del estreno cuando ellos están pasándoselo bomba en el escenario y tú estás en la calle. Pero es así”.

El resultado de ese trabajo es el desarrollo armónico desde la obra misma. Se avanza textualmente en la obra porque cualquier movimiento o ausencia de él, cualquier baile en una obra es texto y tiene que funcionar como tal para que discurran las ideas de la obra. “Lo que hace el actor ha de estar en consonancia con lo que es porque si no es así el texto pierde sentido”.

“Cuando hice Traición de Harold Pinter[4], algunas personas me preguntaban -qué haces en esa función, si no tiene movimiento- y eso me servía para explicarles que en la obra de Pinter hay un movimiento precioso. Porque movimiento no es sólo lo que hace el cuerpo, es cómo desplazar el espacio y el cuerpo. En Pinter, precisamente, los espacios entre las personas son igual de importantes que los espacios entre las frases del texto. E hicimos un estudio de estilo gestual, de gestos que pueden hacer los actores que va en colaboración con el texto”[5].

Insiste en que cada miembro de una producción tiene algo importante que dar a la obra. Utiliza el símil de la construcción de un muro “si quitas un ladrillo se cae la obra abajo. El trabajo ha de ser de colaboración, de obreros que trabajan juntos buscando un resultado concreto y único”.

 

Sus clases: su vida.

“Mi vida es mi clase. Yo puedo estar en la cocina haciendo algo y es parte de mi clase. Por otro lado, estoy escuchando música todo el tiempo o si leo algo… cada cosa que hago tiene relación con mi clase. Cuando llego al estudio es una extensión de mi vida. No es –ahora tengo que parar de vivir, ahora recuerda cómo se hace esto- No. Es mi manera de vivir. El estudio es una extensión de mi casa”.

Cada clase, y puedo dar fe de ello, es una experiencia nueva porque su planteamiento no es –voy a enseñar a mis alumnos lo que sé- sino que el  planteamiento es –voy a compartir con mis alumnos mis experiencias y así aprendemos los dos juntos-, porque Arnold cree que cada persona tiene algo que dar y su función es ayudarle a sacarlo.

En sus clases utiliza imágines que tienen que ver con la poesía, con la escultura, la cerámica, la pintura o la música. “Busco la forma que tiene la música en el espacio y el espacio y las formas que hacen la música. Yo intento ayudar a la gente a escuchar cuadros y a mirar la música. Eso para un actor es muy importante, tener ese tipo de sensibilidades, recibir información para luego utilizarla en la construcción de futuros personajes”. Arnold Taraborrelli utiliza el principio vanguardista que revolucionó las artes a principios del siglo XX, cambiar el orden “normal” de las cosas. Mezclar de manera diferente a la habitual causas y efectos de manera que el resultado de esta alquimia sea nuevo cada vez y aporte experiencias nuevas al mundo de la creación artística[6].

Arnold con pinturas de John

Por su estudio también han pasado estudiantes de canto de la Escuela superior de Música “porque es importante cambiar la idea de que la caja de la voz no va con el cuerpo y es importante que aprendan a moverse también. En clase, me encuentro muchas veces trabajando con la voz y el sonido porque me interesa mucho la idea de qué forma tiene el sonido y si el color tiene sonido y el sonido color. Se puede jugar con estas ideas y con tu propio instrumento, tu voz. Me interesan también mucho las palabras, las palabras que forman frases y tratar de ayudar al actor a ser más receptivo de las palabras en las frases. Yo encuentro que muchos actores dicen la frase y no se dan cuenta de los sonidos, de las palabras que forman la frase. Van patinando por encima de las palabras. Y me parece injusto para el autor que ha seleccionado esas palabras por una razón muy concreta”.

Cada día intenta algo nuevo ayudando al actor a tener muchas experiencias teatrales para que a la hora de trabajar tenga material para resolver los problemas que le surjan en la construcción de personajes. “Por ejemplo, si estamos intentando crear el ambiente de los musicales de los años 20, hablamos de la historia de los musicales de los años 20 y 30. Aprendemos bailes de la época utilizando trabajos de esos años, trajes, gestos, maneras de hablar o cantar. O, quizá, un mes hablamos del ambiente de los trabajos de García Lorca. Entonces investigamos en los bailes y la música española, en las texturas de la vida de pueblo, desde la tierra, la madera y, avanzando desde estas cosas encontramos ideas para trabajar”.[7]

Arnold en clase

Da una idea muy clara de todo esto unas palabras que le dedica la actriz y alumna suya Carmen Arévalo[8], “Cuando conocí a Arnold descubrí un mundo que había añorado sin saberlo. Aquella chica de la Alcarria llena de fantasías no se podía imaginar que un día se cumplirían sus sueños. Después de conocerle, en mi vida hubo siempre un antes y un después. De la mano de él me sentí en Broadway. Fui reina en sus famosas avenidas llevando un manto de flores y una corona imaginarias, luciendo un sol en el pecho, del cual he procurado no desprenderme nunca y que por todos los medios he tratado de no oscurecerlo con las nubes de la inseguridad. Y lo más importante, aprendí a confiar en mí y en mis escasos talentos que fueron creciendo gracias a él. ¡Cuánto has hecho por los actores, Arnold! Eres el alma de esta profesión, los pocos actores que no te conocen se mueren por hacerlo. “One, two, three, four, five, six, seven, eight… ¡Toca culo, toca pecho, toca el aiiireeee….!”.

Cuando trabaja es estricto y no necesariamente melifluo. Busca resultados y cree que en el trabajo está la clave del éxito. Miguel Narros[9], ha querido aportar para este artículo una pincelada de su personalidad: “Arnold es un gran profesional a quién admiro y quiero mucho. Tiene un gran sentido del humor que unido a su sabiduría hace que el alumno entre en un juego entre lo profesional y la magia de la danza. Hace años, estando ensayando El sueño de una noche de Verano propuso hacer un ejercicio para que las actrices que hacían las hadas rompieran con los moldes habituales y “volaran”. Este ejercicio lo realizaban de una en una y cuando terminó le preguntó a una de ellas (Sonia Grande):- a ver tú, Miss Cartagena, ¿eso es todo lo que tienes que proponer?-”. Creo que la anécdota es lo suficientemente gráfica y bien elegida para  darse cuenta de su pasión por el trabajo y su nivel de exigencia también.

Arnold en clase

Orgulloso de ser español y gracias a mis alumnos, a todos

Hace catorce años, en nuestra primera entrevista, me hablaba así de sus alumnos: “Ahora hay una educación muy distinta a la que había cuando yo llegué. Tengo mucha fe en ellos. Son chicos y chicas que trabajan por su cuenta, están fuera de casa,  viajan, trabajan como camareros en Londres o París, hablan dos o tres idiomas, visitan museos, todo esto se nota. Están intentando hacer cosas, teatro alternativo. Están pasando muchas cosas en ese sentido y es muy bonito ver que el teatro está otra vez descentralizándose. Madrid no es el único sitio. Los teatros nacionales no son la única respuesta. No. Hay muchas más cosas y a lo mejor son mejores”[10].

Hoy, sus predicciones se han visto realizadas en sus alumnos y en estas nuevas generaciones que son grandes profesionales y continúan formándose y mejorando en todos los sentidos. “Estoy muy orgulloso de España, bueno de ser español ahora, porque soy español. El orgullo que tengo ahora es lo que está pasando en deportes, en música, en danza, en medicina, arquitectura. Hay españoles por todo el mundo haciendo cosas. A mí me parece maravilloso”. Hace unos cuantos años, Arnold decidió adoptar la nacionalidad española por practicidad y coherencia personal[11], “los españoles me dan una vida… yo estoy viviendo de los españoles, ellos están enamorados conmigo y eso es maravilloso. Mis alumnos… no puedes imaginarte… Cuando yo estaba enfermo, el año pasado… me llevaron al hospital, me cuidaron, cuidaron de mi casa, me cogían en brazos, me subían, me bajaban. Impresionante. Ellos también me han puesto en facebook y tengo una colección de fans en facebook impresionante”.

 

Trabajo y más trabajo

Hacer un listado de los profesionales que han pasado por sus clases sería demasiado extenso pero no me voy a privar de citar a alguno de ellos: José Pedro Carrión, Miguel Ríos, Nacho Duato, Fernando Sansegundo, Miguel Bosé, Enriqueta Carballeira, Ana Belén, Marina San José, Carlos Hipólito, Alberto Jiménez, Carmen Machi, Natalí Seseña, José Carlos Plaza, Juan Pastor, Soledad Mallol, Helio Pedregal, Alicia Sánchez, José Malla, Lola Peno[12], que también ha querido aportarme unas notas de su personalidad: “Elvira Sanz era en ese momento mi profesora de danza en la RESAD. No dejaba de mencionar a Arnold, de sus trabajos juntos y de su genialidad. Posteriormente, ya en los 80, conocí a aquel maestro que pandereta en mano te hacia recorrer los vericuetos emocionales a través de movimiento, danza y experiencias sensoriales únicas. Él y sus clases eran el universo del ESPECTÁCULO. Las vivencias que te van formando como intérprete a la vez de recibir ese amor incondicional por la profesión. Un maestro de maestros no sólo en materia teatral. Tengo su foto en mi estudio de Pilates. Inolvidable Arnold Maestro y amigo”. Otro de sus alumnos, Gotzon Sánchez[13] dice, “Con Arnold Taraborrelli sobran las palabras, rebosan los sentimientos, aflora el amor a este arte y la vida, y si me pidierais que describiese a este gran maestro de la expresión corporal con dos palabras sólo diría: “DOS PALMAS!!”.  Gracias siempre Arnold!!.

Su nombre está vinculado, además de a todos sus alumnos, como maestro, a grandes producciones. Cito algunas en el ámbito del teatro, Tío Vania de Chéjov con William Layton para el Teatro Marquina, La Vida es sueño de Calderón con el Teatro Zampanó, Coronada y el toro de Nieva y La Orestiada de Esquilo para el Teatro María Guerrero, El Manuscrito encontrado en Zaragoza de Potocki y La Señora Tártara con Francisco Nieva, Carmen, Carmen de Antonio Gala, Traición (Betrayal) de Harold Pinter con Francisco Vidal, Marat-Sade de Peter Weiss y El Sueño de una noche de verano de William Shakespeare junto a Miguel Narros, Don Juan de Moliere con Juan Pastor. Y, entre las producciones musicales, la ópera Ermione de Rossini que recuerda como una bonita experiencia al haber podido trabajar con Montserrat Caballé, Las Golondrinas de José María Usandizaga, Divinas palabras con libreto de Francisco Nieva y música de Antón García Abril para el Teatro Real de Madrid. Para el Teatro de la Zarzuela ha realizado dos producciones de Chorizos y polacos de Barbieri, Selene de Tomás Marco y la ópera Wozzeck de Alan Berg junto a José Carlos Plaza.

Ermione

Ha recibido la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, en 1994 y el Premio Especial en la IV Edición de los Premios de la Unión de Actores, en el mismo año[14].

Le animo a terminar la entrevista por si quiere puntualizar algo o añadir alguna cosa, a lo que me responde: “No sé qué más, si quieres una receta para albóndigas…”. La cocina es otra de sus pasiones y así es él.

 

 

 


[1] Varón Dandy era (no sé si todavía existe) una colonia para hombres, como su propio nombre indica, con un olor fuerte y muy característico que inundó España durante las décadas de los 60-70.

[2] Mencionaré a lo largo de este artículo algunas cosas de las que hablamos, hace catorce años ya, en una entrevista publicada en la revista Guidepost (Revista del Club Americano en Madrid):

Paz Mediavilla. A Profile of Arnold taraborrelli. Revista Guidepost. Madrid, Vol. XXXVI No. 25, July 1, 1994.

 

[3] William Layton. Paz Mediavilla. In memoriam, William Layton. Revista Babab (www.babab.com), No. 0-  Enero 2000

[4] Teatro Príncipe. 8 de Abril, 1994. Dir. Francisco Vidal

[5] Op.cit. p. 21

[6] Op.cit, p. 19

[7] Op. cit. p. 19

[8] Carmen Arévalo. Marchando una de reparto. Revista Unión de Actores. Abril, 2010.

[9] Miguel Narros, director. El sueño de una noche de verano. William Shakespeare, Teatro Español, 1986.

[10] Op. Cit. p. 19-20

[11] En un momento en que la Embajada americana advertía a sus ciudadanos de los peligros de adoptar la nacionalidad española.

[12] Lola Peno, actriz. Además de haberse formado con él, trabajaron juntos en la ópera Wozzek, dirigida por José Carlos Plaza para el Teatro de la Zarzuela, 1994 y en Coronada y el toro, Teatro María Guerrero, Francisco Nieva, 1982

[13] Gotzon Sánchez, actor.

[14] Lo que no ha recibido nunca es una subvención o apoyo económico por parte de ninguna institución (nota de la autora). En mi primera entrevista hablamos de subvenciones. Me decía entonces “Yo he visto dinero malgastado. A mí me parece que el dinero se tiene que gastar en educación y preparación del actor y no en demostración. Hay demasiado dinero gastado en demostración, en producción y todo eso antes de formar raíces y tronco. Así, el resultado es mucha planta, mucha flor que se cae enseguida porque no tiene raíces en la tierra que tiene que estar enriquecida con agua, el agua de la verdad, del teatro, del arte” (p. 20). En mi opinión en estos catorce años no se ha mejorado nada en este aspecto y sus palabras de entonces, lamentablemente, están de plena actualidad. Se sigue haciendo lo mismo con el dinero público y se descuida la formación de gente con potenciales que no puede desarrollar porque el dinero se dedica al lucimiento personal de algunos.


Texto y fotografías originales © 2011 Paz Mediavilla
Todos los derechos reservados.


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4 Comentarios

  • Paz, muy buen trabajo. Soy alumno y fan de Arnold desde hace 18 años. El perfil acerca muy bien la enorme dimensión del mejor profesor que he tenido en mi vida. Bueno, en realidad Arnold es, como bien se dice en tu texto, ‘maestro de maestros’. Hablamos de un ser único que nos ha dado a muchos y muchas incontables momentos de magia, risa y felicidad. Bailar con él, volar con él, cada martes y cada jueves es un privilegio impagable. ¡Arnold, te quiero!

  • Un lujo. Todo lo que hace lo convierte en arte. Estar a su lado es aprender, disfrutar de tí mismo y de los demás. Lo que tienes, lo que das, lo que recibes… Los olores, los sonidos… Gracias Arnold, porque sin ti la vida tendría menos sentido.

  • ANGEL MIO: ERES MARAVILLOSO Y DOY GRACIAS AL DESTINO POR PONERME EN TU CAMINO. TE QUIERO Y ME SIENTO PRIVILEGIADA POR ASISTIR A TU ESTUDIO DONDE IMPARTES NO SOLO CLASE DE BAILE, DE CUERPO, DE TEATRO, DE IMPROVISACIÓN, DE AMOR, MUCHO, MUCHO AMOR. HOY ANTES DE COMENZAR LA COREOGRAFÍA NOS HAS DICHO QUE COMO SI TUVIÉRAMOS UN GRAN LIENZO VACÍO DIBUJÁSEMOS SOBRE ÉL MIENTRAS CAMINAMOS, REMEMORANDO…CREANDO…HA SIDO UNA CLASE MAGISTRAL DE INTERPRETACIÓN. DEBEMOS ESTAR ABSOLUTAMENTE ATENTOS PARA NO PERDER NI UN ÁPICE DE TODO EL CONOCIMIENTO, ARTE Y FILOSOFÍA DE VIDA QUE SALE DE TU BOCA, DE TU CUERPO,DE TU ESPÍRITU. GRACIAS,GRACIAS, GRACIAS, TE QUIERO Y TE NECESITO PARA SENTIRME VIVA, FELIZ, ALEGRE E IMPORTANTE. GRACIAS AMOR.