por César Cortijo
Los poemas de César Cortijo van llegando por los hierros de su presunta madurez, que evoca y ríe con el mismo concepto, lucha y se resigna en el mismo verso. La contradicción del mundo va viniendo en sus poemas con viajeros tan coloquiales como poéticos y la nostalgia se confunde con la ironía igual que la tristeza sólo se entiende con humor.
El estoicismo, la reflexión y el pasado van apareciendo con cierta oscura claridad plagada de referencias literarias, coqueteando con la memoria, el desengaño, con sarcasmo.
Y también con la naturalidad de quien descubre la jugada que debió haber hecho aquel día de aquel año. Los poemas van llegando con la agilidad de lo sencillo, con la fuerza que otorga lo que está perdido, con el poder de lo que queda por ganar.
Por estas evidencias —o mentiras— y sobre todo, por los muchos espejismos que se encontrarán, tenemos el gusto de anunciar el nacimiento del segundo tramo de Poemas españoles, magnifica serie inscrita a nombre de su auténtico creador, César Cortijo, quien ha tenido a bien autorizar su visita en cualquier momento sin más trámite que pulsar el timbre de la puerta que se llama aquí, ubicada justamente al final de este mismo párrafo.
L.M.M.
César Cortijo
Poemas españoles
Amistades ideológicas
El fotógrafo es un dios
El zorro de Grisel
Segundo miserere
Un poema en prosa y un vals sin música para dos señoras modernas
AMISTADES IDEOLÓGICAS
Para Alfester
Yo creí haberme salvado al encontraros
En el puerto de los años, juntos, sin hijos,
Profesores sindicados a la central general de trabajadores.
Y supongo que era un placer también para vosotros
Encontrarme aunque ya no sea el enfant terrible
De entonces y las canas nos pregunten si hemos sido fieles
A los nuevos sufrimientos, a los nuevos tiempos.
No se puede ser más feliz al reencontraros
Haciendo una vida adulta de barrio, aunque cultísima,
Con total conciencia de clase y ayudando a crecer
A los nuevos olvidados, cuanto habéis crecido también,
Y qué orgulloso me siento de haberos conocido
En 1972 cuando los Beatles se separaron y no comprendíamos
bien por qué lloraban los gamberros
De nuestro barrio en el arrabal del Este,
Entre el cementerio y la carretera de Vallecas. Qué guapa y brillante fuiste siempre al levantarte
Y preguntar las claridades y el sol
Sobre los libros y las huelgas contra la ucd.
Nada comprendíamos salvo el gesto sentándonos con todos,
Nosotros, que caíamos al barranco como los cuatro
De Liverpool.
Yo me he muerto varias veces y tengo los hijos guapos.
Yo he viajado por el mundo y no me he adaptado
A la multipropiedad en que habitamos.
Por eso quería frecuentaros y deciros lo mucho que resucito
Al veros de la mano de Miguel Olmos por el mercado obrero
Y de Marcos en las casas prefabricadas.
Yo seguramente ya he nacido loco pero al veros se me olvida,
Con la ideología que para mí siempre ha sido la amistad,
Como un lugar de ausencia al que se aspira llegar
Tan pronto nos dejen y luchemos por la praxis
Entonces de la igualdad. Fumemos y bebamos y no discutamos
Más.
Pero yo no esperaba la trinchera en Matusalén ni cobardías
Culo contra culo porque íbamos a ser libres con la edad.
¿No?
No es tiempo de reproches si os amo. A este hijo de Edipo no vais a enterrar. Y
respeto con un beso y los adioses la moral de Antígona y la rectitud que desde luego
no es ningún sentimiento.
Y en ese nervio que mantengo y al parecer os avergüenza
Vivo y viviré con la sonrisa igual a la vuestra
Cuando nadie sospechaba que la vida es dura y la soledad peor.
Oiré donde me toque y para siempre el banjo veloz
Por los campos dorados de una infancia americana en Tom Sawyer
y aunque eres calvo veo tu melena
Lo mismo que ariostos tristes de futuro aprendidos de Madrugada en la colina familiar.
Sí, es verdad, soy padre y no tengo un ella, ningún elle.
Vosotros, que sí tenéis un él y un ella deberíais practicar Mejor que nadie la igualdad.
Está bien, no me salvéis, ya me salvo yo.
Yo no quería haberos incluido en mis poemas españoles
Para daros a leer tanto disgusto tanto susto
Como se ha dado a mis ideas, sensibilidad y verdadero sentimiento
fruto de la indignación y la indignidad.
Yo tampoco puedo salvaros ni ser la fuerza
Que os saque de la agrupación, ese absoluto.
El miedo es libre y el amor también
Y aunque he perdido la alegría, he recuperado la visión.
Si hubiera escrito otro poema,
Si os hubiera escrito otro poema
Y si la luz no fuera decepción
Por muy española, llanos de palabras españolas.
Tal amparo. Tal el amparo que me habéis dado.
Otra cosa bien distinta es la amistad.
Yo no sé qué se habla en las casas ni quiero
Imaginar qué cosas establecen las parejas
Siendo justas, fuertes, racionales, alejadas
De las lecturas y las revoluciones.
Al final, uno es el hijo del tendero y gente
Más o menos politizada alrededor del salario base.
Quedan los amigos fuera de las preocupaciones bienpensantes,
sea en el pasado o en el remoto futuro
Porque lo único que importa es sobrevivir a la rutina
De los días y transmitir alguna idea esquemática
Contra el consumo.
Antes sólo había una marca de yogur y el país
Estaba en manos de la oligarquía, los cien apellidos.
Ahora que es nuestro, sin embargo, no tenemos manos,
Ni lengua, ni fuerza, ni amistad.
¿Desde qué ideología se puede entorpecer el deseo
De abrazar el mundo en su totalidad?
II
De nada sirve haceros pasar al agujero, enterraros
y no quejarme más de vuestra muerte en el volcán
Maldito de españoles
Y quedarme solo sin vuestros errores y los míos
Y vuestras limitaciones y las mías,
Pues ya no quiero ser más el biplano que odia y ama,
Que os quiere y os daña.
No os voy a dejar en Los Sargazos ni en triángulos
esotéricos sin nubes y eternos como una condena parasicológica.
Son engaños.
Yo romperé mis poemas españoles por aquí para quedarme
Con vosotros en las dehesas de cemento pase lo que pase
Porque otra cosa no es vuestra sonrisa inteligentísima
Nuestro dios azul como el cielo biológico.
La infancia era la musa, la patria de los juegos
Y las poses. Y la izquierda es esto:
Ser la pena de lo mismo que nos duele.
Abandonar atribuciones de mago
Y dejarse caer dentro, dentro, dentro
Del corazón de los poemas españoles.
Ninguna pega. No ser juez, no ser el ciego.
Sólo parte, pesa, en la aguja romana.
Así que cuando otros vengan a la casa del terror
Nos hallen en las escaleras históricas del poema
Sin gloria, sin pena, con las bocas abiertas
Y las manos llenas de ideas,
Mariposas de la muerte, hierbas
Crecidas sobre el último pedestal de España.
Poema español para Marta Capote
Está bien, no te escribiré el poema
Sobre el brillo de la silla,
Ni sobre el ruido de las ruedas,
Ningún lugar para desmayos
Cogiendo al gallo por el cuello
Para hacerle mirar el fluorescente que tú eres.
Estabas sentada en la butaca Winchester de David
Y las piernas cruzabas bajo tu flequillo republicano.
Te querré – pensé- para que no te mueras,
Te querré para que no interrumpas el verde
De la estatua en las hojas indias de 1997
Y tires vainas de mielina por el suelo,
Mariposas bajo el cielo bomba de racimo
De esfingofosfolípidos.
Estás enferma y te amaré en tus orejas de lobo,
En tus narices de Tim Burton, en los bastones de avellano,
En las fotografías que desorientan al girar
Lo verdadero sobre lo bueno
Como si la maldad hubiera sido más real.
Para mí el fotógrafo es un dios
Porque mira invisible los destinos,
Las tragedias y no ríe.
Hace la piedra fósforo
Y a la niña hace de hilo,
Como María Messeguer que inventa
Lo imposible que allí estaba.
Tú eres distinta.
Tú luces en la noche como el búho eterno.
Tú eres compasión todo el día.
La ciencia también es amor, foto de agencia.
Estás dormida otra vez en Algeciras,
Apenas me conoces, apenas reconoces tus propios dedos
Haciendo nueces, los labios y la cara, que se hinchan aún
Para que los hombres vengan como enjambres
A lo guapo de la cara. A veces sonríes a la muerte
O haces ciencia ficción de los pasados.
Otras veces sonríes a la gente como yo
Que calla sonriendo a la desgracia.
No te mueras completamente en los veranos,
En los brazos de las fotos ni en los corros aturdidos
De los bebedores.
No te ates, no te muevas,
OH antigua mujer de plata.
Para mí el fotógrafo es un dios
Porque mira invisible los cariños.
Las venganzas, los veranos, las migraciones.
Si yo cuento lo que he visto
Nadie ha de tomarme en serio.
Un zorro cruza la carretera
De noche donde terminan las farolas.
Igual sería decir del monte Fuji
Que es aragonés.
Un Audi A4 pasa como una exhalación.
Así que tendré que contar mi historia
De otra forma.
El zorro que pasaba por Grisel
Le dijo al perro que sujetaba entre sus fauces
Una oveja:
– ¿Has visto al viento besar la primavera? –
Y al hablar bajo la luna
Multiplicada por la nieve,
El perro pierde el blanco más inmaculado
Del cordero de Grisel.
Es de noche en los olivos,
Son ancianos abismos de oración
Y el Viernes Santo derrama su grandeza
Sobre la posibilidad mostaza de todas las mentiras.
Hay tambores en los capìrotes. Estos católicos no sueltan la presa.
El zorro no es hombre.
Cuando Cristo ha muerto no hay Mefisto.
Santa María Magdalena no es la madre del ladrillo.
Cuando pasa el zorro termina la procesión.
Todo es nuevo en lo viejo de la tradición,
Se ha ido el zorro que allí no estaba.
No despierta ningún interés el uno por el otro.
Ni el Cristo de madera con su ejemplo
Ni el rabudo animal ducho en el engaño.
Sortear un fuego y otro fuego
No es suficiente coincidencia
Entre lo sobrenatural y la inteligencia
Perfeccionada en algún crimen.
OH necesidad.
Ha pasado un zorro
Cuando regresaba a mi casa llorando
En el silencio del Moncayo.
Mi casa, el arquetipo del monte nevado,
Kilimanjaro, Fuji, Moncayo, el coche,
Jesús… son cosas prestadas.
El zorro no. El zorro pasa
Cuando paso yo
Sin ningún ánimo poético.
Si le hago hablar y le interrogo
Perderá el pendón negro
Que también sostiene entre su boca
Y el largo rabo que menea
Si no perdura lo español.
Aragón 2008
Para mi hermano Ernesto
Ven, Valeriano, al valle
Y trae el pincel, la seda
Y mi sombrero. Tápame
Del viento, hermano, nieva.
Es nieve sobre las lágrimas
Compartidas de Veruela.
Sube a la diligencia
Conmigo la infancia:
Golpes y polainas, hijos
Nuestros, niños de olvido
Hechos, más allá de nuestra
Senda, jaras, toses, besos
Que no recuerdo darte más
Que ahora en el piano del poema.
OH hermano prisionero
Del contemporáneo afán
Y del miedo, amigo
Imposible. Mi asidero.
Ven, mi hermano, apiádate
De nuestra vida, nuestra gente.
No han sido en vano
Las largas horas buscando
La fotografía más perfecta
Ni el misterio digital, luz
Roja del viento. El dinero
Del dragón. Te espero
Más allá de mi desastre
De Noviercas. Junto al ciervo
En la lengua.
Dentro del pozo, en la cueva
De la mora muerta huyendo.
Ven, Ernesto, con tus hijos
Y los míos y todos los niños
A los que fue fácil amar
Más que a nosotros.
Ven, hace frío, esto está bien.
Tú me pintas y yo soplo
El ligero cierzo que no está
En tu cámara Konica.
Tengo una cama vieja, militar
Y sin justicia.
Todo es mortal
Y nuestro amor un junco.
UN POEMA EN PROSA Y UN VALS SIN MÚSICA
PARA DOS SEÑORAS MODERNAS
Para Victoria Barrera, Mónica Roig, el pintor Pablo Angulo, y poeta Ángel Guache.
Ponte la cazadora negra de cuero que llevabas hace veinte años cuando eras absolutamente gamberra
y vamos a bailar de verdad mañana por la noche llenos de nostalgia, hijos, lágrimas, nosotros que hemos
sido puentes para el olvido, para que este país cambiara sus negros bailes por los rosas en los que nos hemos sacrificado.
Vamos a bailar y a desoír la tremenda pérdida de tiempo que ha sido nuestro esfuerzo vano, una sola generación desperezando
a un país maldito. Cuánto sufrimiento intentamos conjurar bailando, y si vuelves a sonreír con picardía como cuando te drogabas
y volvemos a ser orgullosos con toda la vida por delante como una aventura equivocada pero erguida, me callaré si te quiero
bailando, bailando, mi amor eterno, frágil, delicada y a pesar de las lamentaciones, entera. Todavía te sienta fetén.
Salgamos con toda la maquinaria hecha para durar. Nadie nos va a estropear la idea que tuvimos de la ciudad, nuestra ciudad,
la más hermosa como entonces cuando la gastamos y endosamos y transformamos y conseguimos hacerla salir todas las noches a bailar.
A la calle a bailar, seamos la pareja de moda, la nueva pareja esta noche. Ponte la cazadora negra como entonces cuando emanabas
todo lo salvaje que había que descubrir, cuando no sospechábamos las maquinaciones ni la fuerza de la paletada siempre dispuesta
a no dejarse cambiar. Y mueve los hombros, que los hombros muevan las manos, que las manos y los hombros nos muevan a nosotros como
molinos y nosotros movamos la ciudad que al menos unos milímetros se ha desplazado crujiendo y haciendo el ruido de las películas
de terror que nos gustaban. Seamos en el baile las piezas que bailaban.
*
En los bosques del domingo asombrado
En la hierba bailando contigo tumbados
Dormidos frente al sol que declina Hablando de amor y de muerte elegida.
Nunca estoy solo a tu lado.
Quédate conmigo hasta que pare
La música en su triángulo del vals.
Quédate hasta que hayamos bailado por la inmensa
Pista universal a mi lado
Borrachos del vals, borrachos de amar,
¿Cuándo harán efecto estas pastillas
Que hemos tomado los dos?
¿Cuándo moriremos juntos de la mano
Dejando pasar este sol y este vals
Que es tumbarse a tu lado?
Es una larga carretera de pinos
Altos como el amor, nosotros dos
Decidiremos morir cuando queramos
Sin esperar nunca la enfermedad
Son grafitosos los olmos a un lado
Las arañas tiemblan de horror,
Hemos muerto en un suspiro
Un suspiro del vals que hemos vivido
Un último suspiro de vals, nuestro honor.
En un sitio tan bien elegido
Viendo bailar la vida que se extingue
Y se nos va de las manos
Sujetando la cintura de los pajarillos
Y elevando tu mano que cogí al compás.
Ay vals de la muerte elegida a tu lado
De la muerte de amor que soñamos
Viva la vida que acaba con una muerte elegida
Con un vals que os impida llorar, llorar, y llorar
Todos los derechos reservados.